La fuerte base ideológica
que suministran las teorías de los catalanistas, desde hace 150 años, ha sido
asumida por los viejos y nuevos independentistas, a dichos autores, y a sus
ideas, se los venera en Cataluña, pueblos y ciudades ponen sus nombres a calles
y plazas, a universidades y centros sociales, a parques y estaciones de metro,
lo mas granado del racismo catalán se puede encontrar adorado por el
independentismo en cualquier ciudad.
Las condiciones que
posibilitaron aumentar el grado de violencia estaban dadas, tienen una
ideología que los hace creerse los elegidos, un odio sembrado contra lo
español, y todo lo que signifique el estado, viven una identificación con sus
héroes pasados, tienen organización y capacidad de movilización, que junto a la
enorme frustración por no conseguir la independencia, -muchos creyeron estar ya
en una república-, y el hartazgo entre sus filas. generado por la diferencia
entre lo que los dijeron y lo conseguido, convenientemente azuzado por sus
líderes, aumentó las posibilidades para que de forma generalizada estallaran violentamente
contra todo lo que se pusiera por delante.
En las innumerables
páginas webs independentistas, desde hace años, se celebran y homenajean antiguas
organizaciones y líderes fascistas catalanes, a los que también aplaudió y
homenajea el presidente de la Generalitat Sr. Torra y sus altos cargos
políticos, por supuesto también los aplauden los líderes de las principales
organizaciones indepes como ANC y Ómnium, y todas las sociedades u
organizaciones civiles, culturales, deportivas o religiosas que están
promocionando la secesión. Así que entenderán mejor el secesionismo si aceptan
que dentro del movimiento independentista existen varias corrientes, algunas de
las cuales cultivan y practican la violencia, con mayor o menor intensidad,
dependiendo del momento y de la resistencia encontrada enfrente.
La violencia es una
constante en el movimiento independentista, la utiliza como
recurso de cambio social en múltiples situaciones y ambientes diferentes, lo
que hace el movimiento es aplicar diversos grados en función de la necesidad, naturalmente
también depende de cómo avance el proceso de fascistización que se está
desarrollando en Cataluña, lo cual marcará el nivel de aceptación social de la
violencia, o la percepción de normalidad sobre ella. Ellos recuerdan a Daniel Cardona y
amigos, a los que se homenajea como héroes, que escribieron ‘’ ¿No vale más que caigan tendidos por un
tiro de browing que no que caigan por siempre más en este surmenage moral y
físico?… La causa de Cataluña requiere una browning (pistola brownin) en cada bolsillo para que se respete
nuestro derecho...’’
Los indepes, como hicieron
antes los fachas italianos o los franquistas, amparados en la supremacía moral
que pretenden ostentar, oprimen a la mitad de los catalanes y utilizan la
fuerza necesaria para lograr sus fines, fuerza que puede ser variada en formas
y grados de aplicación. Si con fuerza de grado 1 consiguen resultados, no
subirán otros grados. Por ejemplo, si aplicando la violencia administrativa de
negar una licencia de apertura a un negocio, un alcalde en un municipio impide
que un establecimiento comercial abra, no será necesario subir de grado,
forzando así la migración del constitucionalista. Si el establecimiento ya
estuviera abierto y se quiere bloquear, se atacará con pintura, rompiendo sus
cristales, boicoteando proveedores y suministros, obstaculizando la entrada de
clientes, dañando los cierres del establecimiento, atentando contra las conexiones
eléctricas o de agua, presionando a los profesionales de oficios para impedir sus
arreglos...
Los resultados que
obtienen consecuencia de la opresión deberán ser los deseados, si no obtienen
sumisión, aumentarán la violencia. Su aversión a la democracia, entendida como libertad
en igualdad para todos, y el desprecio a las leyes democráticas, que solo
aceptan las que les benefician, los lleva a plantearse objetivos muy
diferentes. Por ejemplo, dificultar que voten en las elecciones celebradas en
el pueblo, para lo que apartan y esconden papeletas que no sean las de
partidarios de la secesión, ‘el que las quiera que las pida’, y el posible
votante aguante el tipo ante la milicia indepe que controla el local electoral,
lógicamente en esos pueblos del interior hay mayorías indepes. Posteriormente
presumirán en sus medios y redes de ganar todas las elecciones, de ser mayoría,
lo cual es otra mentira, en general siempre sacaron menos votos
independentistas, pero lograron más representantes en un sistema electoral que
prima el interior de Cataluña y los pueblos pequeños, y ello favorece sus
formaciones.
Intentarán que los
ciudadanos no protesten por la ocupación de calles, iglesias rotondas, colegios
y todos los edificios públicos con símbolos, pintadas y banderas
independentistas, incluso los espacios electorales en días de votación,
intentarán que se acepten en silencio las consignas y letanías sonoras
periódicas emitidas mediante altavoces desde torres de iglesias y ayuntamientos,
que acepten como normal entrar a bares y comercios bajo las cortinas/banderas
independentistas, que acepten no los sirvan en un bar, o ser expulsados del
mismo, que aíslen y no hablen a los niños en el colegio si usan su lengua
materna, el castellano, que no sean recibidas las madres por el profesorado,…
así hasta la asfixia de cualquier comportamiento distinto basado en
pensamientos igualitarios, democráticos y tolerantes con los diferentes.
El
proceso de fascistización en Cataluña avanza, está más consolidado hoy que hace
cinco años, cada día más parecido a los fascistas italianos y a los franquistas
de la postguerra, con sus chivatos por pueblos, los vigilantes de barriada que
decían a los vencidos, qué hacer y cómo comportarse, marcaban a los que no
asistían a las procesiones y actos colectivos, hoy a los que no van a homenajear
a los Hermanos Badia, a Daniel Cardona, a los que no asisten a las fiestas
tradicionales donde es fácil encontrar un stand con ambiente familiar para perseguir al español, o a las procesiones
nocturnas con antorchas, iguales a las que hacían los nazis, o a eventos
culturales y tradicionales… en el pasado informaban para que nadie les
contratara, extendían informes de buen español, igual que ahora, los informes
de catalanes traidores sirven para negar permisos, trabajos o poner zancadillas
de vida cotidiana… Eso también es violencia fascista.
Otras veces la violencia y
opresión se ejerce desde las instituciones, consiste en no aplicar las leyes
del Estado, no prestar ayuda policial en determinadas situaciones, no recoger
denuncias o tirarlas a la papelera, no permitir empleos en condiciones de
igualdad, no facilitar colegios o guarderías para hijos pequeños, no conceder
permisos de obras, mandar a los municipales a presionar con multas por
comportamientos en temas cotidianos como basuras, coches, obras, denuncias
falsas… toda una violencia de baja intensidad ocurre a diario justificado en su
concepción de ser una raza superior.
‘’Cuando una raza es fuerte y victoriosa
escribe su grandeza y la transmite a las siguientes generaciones en sus
monumentos de piedra: cada sillar arrancado del corazón de sus montañas
constituye una letra; el conjunto del edificio el poema de sus glorias. Cuando
una raza es floja y cobarde, cuando cae degradada a los pies del vencedor, es
que reniega de su pasado y, ella misma, más destructora que el tiempo borra el
poema de su grandeza arrancando una a una las piedras del edificio para
devolverlo a la nada de donde surgió un día. Mas cuando la raza agonizante,
dormida bajo la corrupción de sus vicios, vuelve a darse cuenta de su grandeza
pasada y se avergüenza de su presente de humillaciones, recoge piadosa los
sillares hechos migajas que las manos amorosas de sus abuelos trabajaran y con
fuerzas nuevas, arrancadas del espíritu y del cuerpo, vuelve a levantar el
monumento insigne, tablas de piedra donde Dios mismo escribió un día sus leyes
y las glorias de su pueblo.
La raza que
vence y que se hace noble y poderosa; que cae y que se ensucia hasta el alma;
que se vuelve a levantar esperanzada despolvando su vestido, es la raza
catalana; Santa María de Ripoll el símbolo de su gloria, que hoy a todos nos
acoge bajo sus alas.
La primera vez en su edad de gloria y de
conquista, sintiéndose resonar todavía en la lejanía los alaridos de los
califas moros, mientras estos valles se estremecían de alegría bajo el caballo
de nuestro conde Guifré, el tronco poderoso de nuestro linaje, el fundador de
la nacionalidad catalana, y mientras los cielos se abrían para recibir el
incienso y las plegarias de los sacerdotes que este monumento a Dios
consagraba.
Àngel Guimerà i Jorge. “Ángel Guimerá en la
sessió catalanista de Ripoll”. Lo
Catalanista, VII/313. 16 de julio de 1893.
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