Muchas
personas solo ven el fascismo en sus resultados finales, guerra, campos de
concentración, … y señalan fundamentalmente al nazismo, ¿pero por qué llegaron
a tanta muerte y horror, ¿qué pasó antes del final, ¿qué los motivó, ¿cómo
actuaban? Los fascismos fueron, son, movimientos de masas con un conjunto de
ideas y comportamientos consolidados en sociedades en crisis, que entre otras
cuestiones mezclan nacionalismo y racismo, crean una mitología de la diferencia
que les permite justificar represión y brutalidades. Los horrores de las
cámaras de gas, son una particularidad del nazismo, son los que están presentes
en la memoria de una parte de la humanidad, pero no es lo que define los
fascismos, por otra parte, diferentes en cada época y lugar, para llegar a
ello, antes pasaron años de activismo social soportado en una ideología en gran
medida pretendidamente revolucionaria.
Algunos
fascismos en particular, como el nazismo lanzaban ideas antisemitas, anti gais,
anti gitanos, anti comunistas, luego marcaban sus comercios, casas y calles,
marcaron a las personas con una señal en la solapa, los quitaron sus derechos,
echaron de sus barrios, esclavizaron, etc. etc. En el mundo moderno para marcar
a un contrario no es necesario ponerle un lazo, puede hacerse a la inversa,
marcándose todos los del mismo grupo dejan marcados a los que no lleven la
señal y así pretenden evitar la comparación con la práctica nazi. Pero si
miramos más lejos de la apariencia, la esencia de la marca, era distinguir al
otro, al enemigo, para marginarlo y hacerle acreedor a insultos y menores
derechos, eso es lo que pretenden los lazos amarillos, la imposición de la
lengua, la rotulación en los comercios, … la idea esencial es la misma que
antes, unificar al grupo y señalar al contrario.
Detenerse
en el resultado final de guerra, en el holocausto, es una actitud que impide la
comprensión del fenómeno social fascista que fue/es un movimiento de masas en
lucha, cuyos integrantes no tenían desde el principio la pretensión de hacer
campos de exterminio, tenían fe en sus ilusiones revolucionarias creadoras de
un mundo nuevo que corrigiera lo que ellos padecían y no querían, la cuestión
es que en ese camino se llevaban por delante a la mitad de la población. No
prestar atención a sus comienzos y consolidación muchos años antes de ver sus
horrores, supone encubrirlo en cuanto movimiento de masas y dejarlo cual
producto de la pura maldad humana, como si de un grupo de asesinos en serie se
tratara. No son los asesinos en serie los que han votado a Bolsonaro, como
demuestra Kiko
Llaneras, la mitad de
brasileños votaron fascismo, fundamentalmente blancos, de rentas más altas,
residentes en mejores ciudades y barrios, empresarios, casta política y
económica, comerciantes, y decenas de millones ultra-religiosos, obreros,
desheredados, lumpen han salido a las calles con vistosas ropas y banderas
apoyándolo… Muchos fascismos llegan al poder mediante los votos.
Aquí
intentaremos utilizar el concepto fascista, como expresión de
un comportamiento político-social organizado en torno a unos objetivos,
definido por una filosofía, por una visión del mundo y las relaciones sociales.
Los aspectos que dotan al concepto fascista de su significado han sido
teorizados y definidos históricamente a partir de su práctica histórica de
comienzos del siglo XX en Europa fundamentalmente, y a pesar de las diferencias
de interpretación, teorización y análisis existentes, es posible aceptar unos
elementos comunes de conceptualización. Zeev Sternhell –junto con Sznajder y Asheri- mantiene la teoría de que
los inicios ideológicos del fascismo se produjeron en Francia a finales del
siglo XIX, antes de la I Guerra Mundial ya existía corpus teórico maduro, que
ellos identifican con el nacionalismo radical, nación considerada como entidad
orgánica, organismo vivo, el combate contra la democracia liberal, su lucha
anti-ilustración, contra el racionalismo, contra la laicidad y en defensa de la
religión y de lo emocional, del heroísmo y el culto a la muerte, la veneración
de la historia y de los antepasados, el antisemitismo, la búsqueda de un
sindicalismo revolucionario ni anarquista, ni marxista, la violencia como
recurso de cambio social, la revolución de las masas,… semillas que les
llevaron posteriormente durante la II Guerra Mundial, el gobierno de Vichy en
su alianza con los nazis, y a su particular persecución a los judíos en 1940.
Los primeros fascistas organizados fueron italianos en los inicios de los años
veinte. Los nazis, no es hasta finales de la década de los ’20, comienzos de
los ‘30 cuando se afianzan nacionalmente. La Falange en España se expande en
los ’30. En los ejemplos conocidos su nacimiento organizado se produce en
diversas localidades de los países donde surgen, formando grupos que coexisten
y luchan entre sí durante un tiempo por el poder, hasta que uno logra la
hegemonía sobre el resto.
Siguiendo
con la idea de Sternhell, Sznajder y Asheri, en la medida de existir una
ideología fascista, no puede afirmarse que como consecuencia de su derrota en
la II Guerra Mundial el fascismo pudiera desaparecer para siempre. Un facha, será el individuo que soporte su
visión del mundo en ideas parecidas y se comporte de forma similar a aquellos
que se relacionaban con presupuestos e ideas fascistas definidos con la
aceptada diversidad de tiempo y lugar. Y ello será así, aunque esa persona no
haya estudiado sus escritos, ni sepa de donde proceden las ideas que guían su
actividad social junto con el grupo de amigos, aunque no hayan leído nada sobre
los comportamientos con que actuaba el fascismo francés, italiano, el nazismo o
el falangismo; por supuesto su caracterización será independiente de que dicho
individuo se dé a sí mismo título de progresista o se dote de pátina moral
distinta o superior. El comportamiento fascistoide será aquel aspecto
particular puesto en práctica por una persona o grupo cuya actividad y
actitudes contenga rasgos fascistas.
La
idea simplificadora y extendida por la III Internacional, de que el fascismo es
un instrumento del capital, no explicaba el por qué movilizaron tantos millones
de personas, obreros y campesinos; introducir la dicotomía de derechas e
izquierdas, capitalistas y obreros, impide comprender el fenómeno. Los
capitales se mueven velozmente por el mundo globalizado, saltando de un país a
otro, de una empresa a otra, apoyando o destrozando cualquier ideología, gobierno,
institución, partido, etc. que en ese momento no les sea de utilidad, la
cuestión es que el capital, mejor los capitales, son diversos y luchan entre
sí, por tanto definir algo en función de ser instrumento del capital, como si
al otro lado estuviera la internacional obrera oponiéndoles un objetivo
concreto, resulta poco útil. Las democracias combatieron al fascismo en la II
Guerra Mundial, los neofascismos, postfascismos, europeos combaten las
democracias actuales, un capital apoyaba el bando aliado de las democracias en
la II Guerra, y otro capital apoyaba al Eje.
Hoy
unos capitales apoyan la Unión europea y otros capitales apuestan por
derribarla, y apoyan a los neofascistas; cuando entró en graves dificultades
que hacían peligrar su continuidad, el partido de Le Pen en
2014 fue apoyado por Putin, recibió millones de dólares del
capital ruso; Steve
Bannon, factótum de la campaña ultraderechista de Trump se instala en Roma o
Bruselas, para prestar apoyo a los neofascismos europeos. Los apoyos del
capital promueven movimientos de masas aglutinador de clases medias y sectores
de clase obrera destrozados por las crisis, la transversalidad de muchos
movimientos hoy recoge a los perdedores de la globalización, de las crisis, a
los indignados, xenófobos, racistas, machistas, a todo aquel que tenga cuentas
pendientes con el mundo. En Francia por ejemplo, cientos de miles de votos a Le
Pen salen de los feudos que fueron del Partido Comunista Francés, en Italia a
Salvini le siguen cientos de miles de desheredados y parados, en EEUU el
capital, los ricos, las élites, apoyan tanto a republicanos como a demócratas,
pero entre los votantes de Trump, los que le hicieron ganar, fueron millones de
obreros industriales precariados, xenófobos, machistas, despedidos de
industrias en crisis… No, no todos sus apoyos proceden de esos sectores, pero
sí gran parte de los mismos. Y sí, en sus filas también hay señoritos, hijos de
papá.
Habrá
que explicar aspectos que configuran el concepto fascista, para comprobar
después lo que se asemeja cada movimiento social, aclarando que los fascismos
siempre encendieron las conciencias hablando de hacer revoluciones, de crear un
mundo nuevo, de conquistar futuros maravillosos, arrancar la independencia que
les quitaron sus opresores, recuperar pasados imperiales, sus discursos están
llenos de héroes y mártires, de lucha y esfuerzo, de glorias pasadas y auroras
claras en el futuro. Al principio, algunas de las cosas que
decían no parecían peligrosas, al contrario, para mucha gente eran
revolucionarias, luchaban contra la democracia liberal y por la construcción de
una revolución social, distinta al socialismo/comunismo, lo que decían
irradiaba aventura, emoción de lucha, enaltecía la acción contra la aceptación
adormilada de la situación en busca del hombre nuevo. En todo caso nadie
analiza entonces a fondo discursos y slogan, en aquellos momentos faltaba un
estudio a posteriori de sus resultados, faltaba saber qué harían realmente.
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