lunes, 17 de diciembre de 2018

SUPREMACISMO, SECESIÓN, fascismo en el independentismo. (V)


El supremacismo, un aspecto importante del catalano-fascismo

‘’Creemos que nuestro pueblo es de una raza superior a la de la mayoría de los que forman España. Sabemos por la ciencia que somos Arias; bien por los autóctonos Celtas; bien por los Griegos, Romanos, Visigodos, Ostrogodos, Francos y otros que vinieron; y por tanto, queremos ser dignos descendientes de razas tan nobles. ’’
Pompeu Gener: “Presentació”, Joventut, I/5, 15 de marzo de 1900.

‘’Y ha pensado y ha trabajado, ha reconstruido su Historia y ha visto que era muy superior, en civilización, a la de Castilla. Y ha desenterrado sus tradiciones y ha descubierto que tenían un origen común con las de los demás pueblos arios de Europa. Y ha estudiado su ascendencia y ha visto que su raza derivaba de razas superiores a la de los que la dominaban diferencias que de raza a raza había. ‘’
Pompeu Gener ‘Resurrecció!’, Joventut, II/61, 11 de abril de 1901

Los catalanes “conocemos que somos Arios europeos y que como hombres valemos más en el camino del Superhombre”.
Pompeu Gener: Herejías (versión ampliada), 1903.

Para justificarse superior, hay que demostrarse diferente, así los catalanistas del XIX y XX tuvieron una obsesiva preocupación por encontrar rasgos que diferenciaran la, para ellos, raza catalana, del resto de los españoles. Lógicamente las distinciones que encontraran serían válidas si les favorecían, resaltando la raza catalana como superior a cualquier otra comparación española, para ello estudiaron diferencias en la genética, en la evolución, buscaron en el aire que respiramos y sus compuestos, (Pompeyo Gener) parece que diferentes allí que aquí, buscaron en el suelo y los materiales que componen el terreno donde habitamos, (Miquel Coll), parece que diferentes allí que en Castilla, buscaron en las mezclas migratorias, amplísimas en la Península Ibérica y en Europa, pero, parece que a salvo el territorio por donde pasaban gran parte de ellas.

El supremacismo aparece constantemente entre los independentistas, a cada instante, en la calle y en el trabajo, en la universidad e institutos, en cada pueblo, apreciable en toda su actividad y comportamiento social, en las relaciones con otras personas e instituciones, su enorme complejo dicotómico, de inferioridad, de victimismo, lo superan con el sentimiento de ser una raza o grupo social superior al resto. Solo considerándose seres superiores a sus convecinos es posible actuar con el desprecio que muestran hacia ellos, como todo fascismo tratan de deshumanizar a quien no participa de sus aquelarres, sean pintadas o actos universitarios, poner lazos amarillos o pintar pueblos enteros de amarillo. El supremacismo catalanista está asentado ampliamente en los intelectuales catalanistas y su obra, en su mitología, religiosidad, clasismo, sus fundamentos teóricos quedan desvelados en el trabajo de Francisco Caja, 'La raza catalana, I y II', Ediciones Encuentro, 2013.

A los militantes indepes será difícil convencerlos de que bases teóricas están detrás de sus comportamientos políticos, pero a quienes apoyan a los independentistas les vendría bien leer las fuentes catalanistas antes de seguir adelante, ¿Qué harán en el futuro cuando se den cuenta de a quienes y qué apoyaron? No lo duden, dirán que nunca dijeron o hicieron nada que significara apoyar al independentismo. No se trata de que un escritor importante y dos secundarios alumbraran una teoría racista, fueron una pléyade de intelectuales catalanes hoy admirados y seguidos por el movimiento independentista, desde Almirall, a Pujol, pasando por Pompeu Gener,  Pere Bosch-Gimpera, Bertomeu Robert, Hermenegild Puig i Sais, Domènech Martì i Julià, Enric Prat de la Riba, Antoni Rovira i Virgili, Daniel Cardona i Civit, Batista i Roca, Pere Màrtir Rosell, Carles Pi i Sunyer, Carles Sentís, Josep Antoni Vandellós, Anna Cabré… autores cuyos escritos se transcriben en el libro citado, que repasa la elaboración de su línea doctrinal, su encaje y relación entre sí, lo que dio lugar a conformar las bases catalanistas en el pasado, y basamento en aplicación actual en el movimiento independentista.

‘’Los pueblos normales, las sociedades no degeneradas, los núcleos sociales no desequilibrados ni enfermos, tienen todos el ideal, que es siempre símbolo de salud y de virilidad; las sociedades degeneradas, los pueblos desviados y los núcleos sociales sensualistas y alocados no tienen ideal, porque son impotentes para tenerlo, son escépticos y fatalistas, desvarían convirtiendo en grandezas las manifestaciones de su descalabro y, redoblados de vanidad tanto como carentes de energías del pensar y del querer, fructifican con la desorganización de su núcleo social y favorecen la degradación biológica del individuo y de la colectividad. …/…’
‘’Es bien evidente que en los pueblos del sur de Europa se manifiesta la degeneración de la sociedad, porque son pueblos carentes de ideal. Ni Francia, ni Italia, ni Portugal, ni los pueblos de lengua castellana tienen ideal, porque son pueblos con conciencia social disgregada, son pueblos que aceptan por progresivas acciones que llevan a la impotencia del individuo y de la colectividad, son pueblos que se alaban de ser progresivos, a la vez que se suicidan socialmente, por consentir que el individualismo egoísta, el sensualismo y el eliminar del todo la tradición normal y biológica, sean fuerza revolucionaria destructora que debilita la sociedad en su pensar, en su sentir, en su salud e incluso en el número de sus individuos. Cataluña es una excepción en medio de esos pueblos sin ideal, de esos pueblos que decaen, porque Cataluña en el Catalanismo tiene el ideal social que hace progresar a los pueblos, ideal social idéntico al de los pueblos verdaderamente democráticos y civilizados del norte de Europa. ’’
Domènec Martí i Julià: “L’Ideal”, La Renaixensa, XXXI/8676, 13/10/ 1901.

Ocupar calles y edificios públicos y marcarlos, señalizarlos para delimitar territorio, como hacen los animales, para meter miedo a los diferentes y enardecer a los propios militantes, fue una actividad fascista de antes y ahora. Como lo fueron los acosos a personas, comercios y empresas, atemorizar de forma general, pretende expulsar a los otros, echar a miles de catalanes no independentistas fuera de Cataluña, la idea totalitaria de de la independencia nacionalista. La ocupación de calles y edificios institucionales, que en una sociedad democrática deberían ser de todos es una táctica típicamente fascista, -también mafiosa, nunca democrática- habitualmente lo hicieron agrupados en falanges, en haces, contando con apoyo de poderes locales y de grupos de policías o militares, igual que los grupos de estudiantes en la universidad protegidos o nunca increpados por las autoridades universitarias, o los comandos en las calles, apoyados por los mossos cuando es necesario, pretende fundamentalmente marcar, atemorizar, callar a los otros.

No es el ejercicio de la libertad de expresión como pretenden hacer creer, si ocurriera a la inversa, si los otros trataran de ejercitar sus derechos poniendo sus símbolos serán vejados, retenidos e identificados por los mossos, quienes habitualmente prestan su apoyo a los lazistas amarillos, a las agresiones universitarias, a las broncas de padres en colegios, a la rotulación de comercios, a la ocupación de calles, vías férreas y carreteras, cuando son cortadas por una docena de activistas… Actividades de agitación y propaganda que cuando fueron realizadas en el pasado contra el fascismo franquista, siempre supusieron riesgo de detención y cárcel, de despidos y palizas, de ataques de viandantes… nunca estas actividades contaron con la colaboración de los poderes institucionales como en este caso los poderes catalanistas.

‘’Los castellanos forman un pueblo en el que predomina el carácter semita que se revela en su manera de pensar y obrar y en todas las manifestaciones de la vida pública y privada. Hablando de la Castilla del siglo XVII, así se expresaba Taine: “No ha olvidado, dice, las ideas de las civilizaciones despóticas, que tienen como único ideal la administración, pero considerada como una conquista a domicilio, como un pachá que corta el árbol para obtener frutos”.
Joan Baptista Vilà i Estruch “Caràters de les races ibèriques”, La Nació Catalana, VI/84; 30/11/1906.

Probablemente ninguno de los rasgos citados en este trabajo, portado por sí solo y de manera ocasional, sería suficiente para definir un movimiento como fascismo, pero cuando se practica un conjunto de ellos y de forma habitual, es difícil escapar a su caracterización. Naturalmente no nos referimos aquí solamente a los grupos fascistas catalanes que muchos reconocen como tales, CEDADE, PNSC Partido Nacionalsocialista Catalán, Nosaltres Sols!, Estat Catalá,… Más allá de la pelea por la adscripción del movimiento a un neo fascismo, postfascimo, protofascimo, etc. la realidad es que el movimiento independentista catalán contiene muchos de los caracteres fascistas clásicos, aquellos visibles en Europa durante los años 20 y 30, o en España durante los años 40 y 50, ideas y prácticas, aquellas, que durante mucho tiempo todos llamábamos fascismo. Naturalmente en cada país y en cada época los comportamientos fueron diferentes, adaptados a particularidades políticas y económicas adaptados a culturas específicas, adaptados a la correlación de fuerzas del entorno, y adaptados a la resistencia que encontraban para dominar aquellas sociedades. Esto ocurre ahora, todos los fascismos europeos o sudamericanos se adaptan al momento y lugar, como hace el movimiento independentista catalán, además de incorporar otros rasgos nuevos adaptados a estos tiempos y lugares.

Tampoco históricamente pueden asignarse a todos los fascismos europeos el mismo conjunto de características, -no eran igual los nazis que los fascistas italianos-, pueden variar por particularidades locales y temporales, pero todos agrupan un racimo con varias de las características reseñadas en estas páginas, tales como: racismo, xenofobia, totalitarismo, desprecio por la legalidad, salvo la suya, sus activistas siempre fueron interclasistas o transversales dicen ahora, tienen rasgos de chulería, machismo, ultra religiosidad, se apropian del lenguaje hasta retorcerlo, -democrático es cerrar el Parlamento cuando se los antoja o desposeer de derechos a la mitad de la población, usar fachadas de edificios institucionales para poner su propaganda parcial, etc. etc.-, tienen características de victimismo, son tradicionalistas-carlistas, ultra-nacionalistas, amantes de banderas y movilizaciones de masas organizadas, controladores del espacio público del que expulsan al resto, las calles son suyas, los colegios son suyos, los medios de comunicación son suyos, las instituciones son suyas… ultra propagandistas y fabuladores de paraísos al tiempo que nostálgicos de un pasado glorioso que nunca existió.

En sus teorías básicas de apoyo doctrinal, que forman un cuerpo teórico ampliamente desarrollado, sumado a su práctica social, los independentistas suman múltiples comportamientos fascistas, desarrollando su particular formato de catalano-fascismo puesto en marcha desde hace años, en el procés tratan de justificarlo siempre envuelto con palabras democráticas, apoyados por el gran poder catalanista que controla instituciones, políticas, económicas, culturales, religiosas, educativas, mediáticas…

‘’Lo que determina el progreso humano es la estructura del cerebro, la manera especial en que está dispuesta la masa cerebral y, según lo esté, su producción será tal o tal.
…En el cerebro sucede una cosa por el estilo: la substancia nerviosa de los hombres no es diferente, pero su producción funcional es múltiple y diversa. Cada grupo, o mejor, cada raza, como una especie zoológica, se caracteriza por su producción intelectual particular, como el erizo por las púas y la oveja por la lana. …
Nosotros hemos dicho que el carácter básico racial era la mentalidad. Esta propiedad es de orden funcional y por tanto habrá que encontrar por carácter inmediato, o primero de los caracteres secundarios, un carácter que le sea inmediatamente subordinado, es decir, de la misma naturaleza. Este carácter secundario, también de orden funcional, está compuesto por una serie de propiedades corporales y psíquicas que se llaman gestos.
Los gestos, pues, constituyen el primero de los caracteres secundarios. A los gestos siguen el perfil de la cabeza, el índice cefálico, las conexiones de los huesos de la cabeza, el pelo y la estatura. Este orden morfológico se consigna en términos generales, ya que a veces otro carácter de menos importancia, como la ceja, puede servir, él sólo, para diferenciar a la mayoría de los individuos de dos razas, como la española y la catalana, la primera de ceja corta y la otra de ceja larga.’’
Pere Màrtir Rosell i Vilar La Raça, Llibreria Catalonia, Barcelona, 1930,

El supremacismo era una particularidad de los nazis, convencidos de ser una raza superior actuaban como tales, se creían con derecho moral a gobernar al resto de europeos y expandirse territorialmente. El supremacismo catalán está amplísimamente documentado en una abundante lista de autores catalanistas, complemento de su xenofobia, el desprecio por los de fuera vistos como enemigos que les quitaron o quitarán el trabajo, sus granjas, su espacio, al principio extranjeros, migrantes, luego simplemente los distintos. Murcianos, almerienses, del mismo país, serán considerados anticatalanes en tanto no sean asimilados, integrados en la lucha por la independencia, tal como Franco consideraba antiespañoles a los rojos, masones y separatistas, o los nazis consideraban antialemanes a quienes no tuvieran tradición aria, a judíos, comunistas, gitanos, homosexuales o aquellos que no se sumaban a sus designios.

Los indepes, los votantes del referéndum se consideran con derecho a votar lo que ellos quieran y cuando quieran, sin más, al margen de lo que digan las leyes, y lo publicitan como si ello fuera democrático, aunque se salten sus propias leyes como el Estatuto, o las normas que rigen su Parlamento, -modificar el Estatut requiere mayorías amplias, pero una mayoría simple que ellos publicitan hasta del 27%, podría servirles para independizarse-. Ese comportamiento solo se explica porque actúan como supremacistas, se creen a sí mismos superiores, como si fueran el pueblo elegido por los dioses para poner y quitar derechos a los otros, considerados seres inferiores. Los no independentistas son considerados anticatalanes, -antiespañoles llamaba  Franco a quienes no le seguían-, los que no siguen a los indepes  no son buenos catalanes y por tanto carecen de dignidad, no merecen respeto, sus constantes insultos a los distintos, son otra muestra supremacista.

Están votando y actuando con el objetivo de eliminar derechos actuales a los no independentistas, el hecho de potenciar esta votación supone aceptar la idea supremacista de que unos cuantos puedan suprimir la identidad a otros, quitarles su pertenencia a España, su ciudadanía que es un conjunto de derechos, también de sentimientos y emociones, quieren arrebatarles su pertenencia a la Unión europea, al euro, a Schengen, los indepes pretenden suprimir la identidad a la mitad de la población catalana.  El referéndum de autodeterminación muestra a sus defensores actuando por encima del resto de catalanes, quienes montaron el referéndum conocen de sobra estos aspectos, pero son supremacistas ungidos por Dios y se creen superiores, tanto como para eliminar derechos de millones de catalanes. Fascismo y nacionalismo dedicarán montones de páginas parecidas en las que tratarán de justificar la superioridad de su pueblo sobre todos los demás.

‘’Ahora y siempre hemos de trabajar por la vida libre de Cataluña, cansados de ser esclavos de una centralización brutal e inepta y resueltos a hacer patentes y efectivos los derechos que nos da la naturaleza.
Y si los semitas se oponen a nuestras reivindicaciones legítimas, reconquistaremos por encima de ellos nuestra tierra, ganando frente a la civilización moderna el pleito de nuestra autonomía. ’’
 Joaquim Lluhí i Rissech “Contra’ls semitas”, La Veu de Catalunya, I, 7/11/1899.

Gente que hoy apoya el secesionismo desde las izquierdas lo hace influido por teorías favorables a la autodeterminación de los pueblos oprimidos, tomadas del pasado y cuya justificación se encontraba explicitada en una situación colonial, explotadora y represiva, carente de mínimas libertades y capacidad de decisión de los individuos, pero que hoy poco tienen que ver con la realidad de Cataluña. Aquellas ideas se dan de bruces con las poblaciones de la Unión Europea, y sin estudiar la realidad concreta, el aquí y ahora, tratadas de aplicar hoy se convierten en meros clichés. ¿Y si un día se dieran cuenta que apoyaron a supremacistas?

Quienes apoyan el movimiento no han considerado que el movimiento nacionalista por la independencia está sustentado en bases ideológicas racistas y supremacistas. El movimiento soberanista es transversal, sí, como todo fascismo, pero la base ideológica que le da cuerpo, es una doctrina nacionalista con altos componentes de raza superior, que se desarrolló fundamentalmente en el siglo XIX y comienzos del XX. Hoy, en la Unión Europea, solo tiene el sentido de una regresión al pasado más reaccionario. Aunque siempre habrá quien diga que los españoles también tienen su tradición racista, olvidan que precisamente desde las izquierdas y progresistas siempre se combatió. En todo caso en los últimos 150 años es muy difícil encontrar una lista de españolistas, preocupados por la raza, mucho menos tan extensa como la catalanista, y que en su obra aporten tan variados rasgos supremacistas.

La Unesco publicó:
Los estudios históricos y sociológicos corroboran la opinión según la cual las diferencias genéticas no tienen importancia en la determinación de las diferencias sociales y culturales que existen entre diferentes grupos de Horno sapiens, y los cambios sociales y culturales en el seno de los diferentes grupos han sido, en conjunto, independientes de las modificaciones en su constitución hereditaria. Han podido comprobarse transformaciones sociales considerables que no coinciden con las alteraciones del tipo racial.

Nada prueba que el mestizaje, por sí mismo, produzca malos resultados en el aspecto biológico. En el aspecto social, los resultados, buenos o malos, a los cuales conduce, se deben a factores de orden social.

Todo individuo normal es capaz de participar de la vida en común, de comprender la naturaleza de los deberes recíprocos y de respetar las obligaciones y los compromisos mutuos. Las diferencias biológicas que existen entre los miembros de los diversos grupos étnicos no afectan en modo alguno a la organización política o social, a la vida moral o a las relaciones sociales.


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