El supremacismo, un aspecto importante del catalano-fascismo
‘’Creemos
que nuestro pueblo es de una raza superior a la de la mayoría de los que forman
España. Sabemos por la ciencia que somos Arias; bien por los autóctonos Celtas; bien por
los Griegos, Romanos, Visigodos, Ostrogodos, Francos y otros que vinieron; y
por tanto, queremos ser dignos descendientes de razas tan nobles. ’’
Pompeu Gener: “Presentació”,
Joventut, I/5, 15 de marzo de
1900.
‘’Y ha pensado y ha trabajado, ha reconstruido
su Historia y ha visto que era muy superior, en civilización, a la de Castilla.
Y ha desenterrado sus tradiciones y ha descubierto que tenían un origen común
con las de los demás pueblos arios de Europa. Y ha estudiado su ascendencia y
ha visto que su raza derivaba de razas superiores a la de los que la dominaban
diferencias que de raza a raza había. ‘’
Pompeu Gener ‘Resurrecció!’, Joventut,
II/61, 11 de abril de 1901
Los catalanes “conocemos que somos
Arios europeos y que como hombres valemos más en el camino del Superhombre”.
Pompeu Gener: Herejías (versión
ampliada), 1903.
Para justificarse
superior, hay que demostrarse diferente, así los catalanistas del XIX y XX
tuvieron una obsesiva preocupación por encontrar rasgos que diferenciaran la,
para ellos, raza catalana, del resto de los españoles. Lógicamente las
distinciones que encontraran serían válidas si les favorecían, resaltando la
raza catalana como superior a cualquier otra comparación española, para ello
estudiaron diferencias en la genética, en la evolución, buscaron en el aire que
respiramos y sus compuestos, (Pompeyo Gener) parece que diferentes allí que
aquí, buscaron en el suelo y los materiales que componen el terreno donde
habitamos, (Miquel Coll), parece que diferentes allí que en Castilla, buscaron
en las mezclas migratorias, amplísimas en la Península Ibérica y en Europa,
pero, parece que a salvo el territorio por donde pasaban gran parte de ellas.
El supremacismo aparece constantemente
entre los independentistas, a cada instante, en la calle y en el trabajo, en la
universidad e institutos, en cada pueblo, apreciable en toda su actividad y comportamiento
social, en las relaciones con otras personas e instituciones, su enorme
complejo dicotómico, de inferioridad, de victimismo, lo superan con el sentimiento
de ser una raza o grupo social superior al resto. Solo considerándose seres
superiores a sus convecinos es posible actuar con el desprecio que muestran
hacia ellos, como todo fascismo tratan de deshumanizar a quien no participa de
sus aquelarres, sean pintadas o actos universitarios, poner lazos amarillos o
pintar pueblos enteros de amarillo. El supremacismo catalanista está asentado
ampliamente en los intelectuales catalanistas y su obra, en su mitología,
religiosidad, clasismo, sus fundamentos teóricos quedan desvelados en el
trabajo de Francisco Caja, 'La raza catalana, I y II', Ediciones Encuentro,
2013.
A los militantes indepes
será difícil convencerlos de que bases teóricas están detrás de sus
comportamientos políticos, pero a quienes apoyan a los independentistas les
vendría bien leer las fuentes catalanistas antes de seguir adelante, ¿Qué harán en el futuro
cuando se den cuenta de a quienes y qué apoyaron? No lo duden, dirán que nunca
dijeron o hicieron nada que significara apoyar al independentismo. No se trata
de que un escritor importante y dos secundarios alumbraran una teoría racista, fueron
una pléyade de intelectuales catalanes hoy admirados y seguidos por el
movimiento independentista, desde Almirall, a Pujol, pasando por Pompeu Gener, Pere Bosch-Gimpera, Bertomeu Robert,
Hermenegild Puig i Sais, Domènech Martì i Julià, Enric Prat de la Riba, Antoni
Rovira i Virgili, Daniel Cardona i Civit, Batista i Roca, Pere Màrtir Rosell,
Carles Pi i Sunyer, Carles Sentís, Josep Antoni Vandellós, Anna Cabré… autores
cuyos escritos se transcriben en el
libro citado, que repasa la elaboración de su línea doctrinal, su encaje y
relación entre sí, lo que dio lugar a conformar las bases catalanistas en el
pasado, y basamento en aplicación actual en el movimiento independentista.
‘’Los
pueblos normales, las sociedades no degeneradas, los núcleos sociales no
desequilibrados ni enfermos, tienen todos el ideal, que es siempre símbolo de
salud y de virilidad; las sociedades degeneradas, los pueblos desviados y los
núcleos sociales sensualistas y alocados no tienen ideal, porque son impotentes
para tenerlo, son escépticos y fatalistas, desvarían convirtiendo en grandezas
las manifestaciones de su descalabro y, redoblados de vanidad tanto como
carentes de energías del pensar y del querer, fructifican con la
desorganización de su núcleo social y favorecen la degradación biológica del
individuo y de la colectividad. …/…’
‘’Es bien
evidente que en los pueblos del sur de Europa se manifiesta la degeneración de
la sociedad, porque son pueblos carentes de ideal. Ni Francia, ni Italia, ni
Portugal, ni los pueblos de lengua castellana tienen ideal, porque son pueblos
con conciencia social disgregada, son pueblos que aceptan por progresivas
acciones que llevan a la impotencia del individuo y de la colectividad, son
pueblos que se alaban de ser progresivos, a la vez que se suicidan socialmente,
por consentir que el individualismo egoísta, el sensualismo y el eliminar del
todo la tradición normal y biológica, sean fuerza revolucionaria destructora
que debilita la sociedad en su pensar, en su sentir, en su salud e incluso en
el número de sus individuos. Cataluña es una excepción en medio de esos pueblos
sin ideal, de esos pueblos que decaen, porque Cataluña en el Catalanismo tiene
el ideal social que hace progresar a los pueblos, ideal social idéntico al de
los pueblos verdaderamente democráticos y civilizados del norte de Europa. ’’
Domènec Martí i Julià: “L’Ideal”, La Renaixensa, XXXI/8676, 13/10/ 1901.
Ocupar calles y edificios públicos y
marcarlos, señalizarlos para delimitar territorio, como hacen los animales,
para meter miedo a los diferentes y enardecer a los propios militantes, fue una
actividad fascista de antes y ahora. Como lo fueron los acosos a personas,
comercios y empresas, atemorizar de forma general, pretende expulsar a los
otros, echar a miles de catalanes no independentistas fuera de Cataluña, la
idea totalitaria de de la independencia nacionalista. La ocupación de calles y
edificios institucionales, que en una sociedad democrática deberían ser de
todos es una táctica típicamente fascista, -también mafiosa, nunca democrática-
habitualmente lo hicieron agrupados en falanges, en haces, contando con apoyo
de poderes locales y de grupos de policías o militares, igual que los grupos de
estudiantes en la universidad protegidos o nunca increpados por las autoridades
universitarias, o los comandos en las calles, apoyados por los mossos cuando es
necesario, pretende fundamentalmente marcar, atemorizar, callar a los otros.
No es el ejercicio de la libertad de
expresión como pretenden hacer creer, si ocurriera a la inversa, si los otros
trataran de ejercitar sus derechos poniendo sus símbolos serán vejados,
retenidos e identificados por los mossos, quienes habitualmente prestan su
apoyo a los lazistas amarillos, a las
agresiones universitarias, a las broncas de padres en colegios, a la rotulación
de comercios, a la ocupación de calles, vías férreas y carreteras, cuando son
cortadas por una docena de activistas… Actividades de agitación y propaganda
que cuando fueron realizadas en el pasado contra el fascismo franquista,
siempre supusieron riesgo de detención y cárcel, de despidos y palizas, de
ataques de viandantes… nunca estas actividades contaron con la colaboración de
los poderes institucionales como en este caso los poderes catalanistas.
‘’Los
castellanos forman un pueblo en el que predomina el carácter semita que se
revela en su manera de pensar y obrar y en todas las manifestaciones de la vida
pública y privada. Hablando de la Castilla del siglo XVII, así se expresaba
Taine: “No ha olvidado, dice, las ideas de las civilizaciones despóticas, que
tienen como único ideal la administración, pero considerada como una
conquista a domicilio, como un pachá que corta el árbol para obtener
frutos”.
Joan Baptista Vilà i Estruch “Caràters de les races ibèriques”, La Nació Catalana, VI/84; 30/11/1906.
Probablemente ninguno de
los rasgos citados en este trabajo, portado por sí solo y de manera ocasional, sería
suficiente para definir un movimiento como fascismo, pero cuando se practica un
conjunto de ellos y de forma habitual, es difícil escapar a su caracterización.
Naturalmente no nos referimos aquí solamente a los grupos fascistas catalanes
que muchos reconocen como tales, CEDADE, PNSC Partido Nacionalsocialista
Catalán, Nosaltres Sols!, Estat Catalá,… Más allá de la pelea por la adscripción del
movimiento a un neo fascismo, postfascimo, protofascimo, etc. la realidad es
que el movimiento independentista catalán contiene muchos de los caracteres
fascistas clásicos, aquellos visibles en Europa durante los años 20 y 30, o en
España durante los años 40 y 50, ideas y prácticas, aquellas, que durante mucho
tiempo todos llamábamos fascismo. Naturalmente en cada país y en cada época los
comportamientos fueron diferentes, adaptados a particularidades políticas y
económicas adaptados a culturas específicas, adaptados a la correlación de
fuerzas del entorno, y adaptados a la resistencia que encontraban para dominar
aquellas sociedades. Esto ocurre ahora, todos los fascismos europeos o
sudamericanos se adaptan al momento y lugar, como hace el movimiento
independentista catalán, además de incorporar otros rasgos nuevos adaptados a
estos tiempos y lugares.
Tampoco históricamente pueden
asignarse a todos los fascismos europeos el mismo conjunto de características, -no
eran igual los nazis que los fascistas italianos-, pueden variar por
particularidades locales y temporales, pero todos agrupan un racimo con varias
de las características reseñadas en estas páginas, tales como: racismo,
xenofobia, totalitarismo, desprecio por la legalidad, salvo la suya, sus
activistas siempre fueron interclasistas o transversales dicen ahora, tienen
rasgos de chulería, machismo, ultra religiosidad, se apropian del lenguaje
hasta retorcerlo, -democrático es cerrar el Parlamento cuando se los antoja o
desposeer de derechos a la mitad de la población, usar fachadas de edificios institucionales
para poner su propaganda parcial, etc. etc.-, tienen características de victimismo,
son tradicionalistas-carlistas, ultra-nacionalistas, amantes de banderas y
movilizaciones de masas organizadas, controladores del espacio público del que
expulsan al resto, las calles son suyas, los colegios son suyos, los medios de
comunicación son suyos, las instituciones son suyas… ultra propagandistas y
fabuladores de paraísos al tiempo que nostálgicos de un pasado glorioso que
nunca existió.
En sus teorías básicas
de apoyo doctrinal, que forman un cuerpo teórico ampliamente desarrollado, sumado
a su práctica social, los independentistas suman múltiples comportamientos
fascistas, desarrollando su particular formato de catalano-fascismo puesto en
marcha desde hace años, en el procés tratan
de justificarlo siempre envuelto con palabras democráticas, apoyados por el gran
poder catalanista que controla instituciones, políticas, económicas, culturales,
religiosas, educativas, mediáticas…
‘’Lo
que determina el progreso humano es la estructura del cerebro, la manera
especial en que está dispuesta la masa cerebral y, según lo esté, su producción
será tal o tal.
…En el
cerebro sucede una cosa por el estilo: la substancia nerviosa de los hombres no
es diferente, pero su producción funcional es múltiple y diversa. Cada grupo, o
mejor, cada raza, como una especie zoológica, se caracteriza por su producción
intelectual particular, como el erizo por las púas y la oveja por la lana. …
Nosotros
hemos dicho que el carácter básico racial era la mentalidad. Esta propiedad es
de orden funcional y por tanto habrá que encontrar por carácter inmediato, o
primero de los caracteres secundarios, un carácter que le sea inmediatamente
subordinado, es decir, de la misma naturaleza. Este carácter secundario,
también de orden funcional, está compuesto por una serie de propiedades
corporales y psíquicas que se llaman gestos.
Los gestos, pues, constituyen el primero de los caracteres
secundarios. A los gestos siguen el perfil de la cabeza, el índice cefálico,
las conexiones de los huesos de la cabeza, el pelo y la estatura. Este orden
morfológico se consigna en términos generales, ya que a veces otro carácter de
menos importancia, como la ceja, puede servir, él sólo, para diferenciar a la
mayoría de los individuos de dos razas, como la española y la catalana, la
primera de ceja corta y la otra de ceja larga.’’
Pere Màrtir Rosell i Vilar La Raça, Llibreria
Catalonia, Barcelona, 1930,
El supremacismo era una particularidad de los nazis, convencidos de ser una raza
superior actuaban como tales, se creían con derecho moral a gobernar al resto de
europeos y expandirse territorialmente. El supremacismo catalán está
amplísimamente documentado en una abundante lista de autores catalanistas,
complemento de su xenofobia, el desprecio por los de fuera vistos como enemigos
que les quitaron o quitarán el trabajo, sus granjas, su espacio, al principio
extranjeros, migrantes, luego simplemente los distintos. Murcianos,
almerienses, del mismo país, serán considerados anticatalanes en tanto no sean
asimilados, integrados en la lucha por la independencia, tal como Franco
consideraba antiespañoles a los rojos, masones y separatistas, o los nazis
consideraban antialemanes a quienes no tuvieran tradición aria, a judíos,
comunistas, gitanos, homosexuales o aquellos que no se sumaban a sus designios.
Los indepes, los votantes del referéndum
se consideran con derecho a votar lo que ellos quieran y cuando quieran, sin
más, al margen de lo que digan las leyes, y lo publicitan como si ello fuera
democrático, aunque se salten sus propias leyes como el Estatuto, o las normas
que rigen su Parlamento, -modificar el Estatut requiere mayorías amplias, pero
una mayoría simple que ellos publicitan hasta del 27%, podría servirles para
independizarse-. Ese comportamiento solo se explica porque actúan como
supremacistas, se creen a sí mismos superiores, como si fueran el pueblo
elegido por los dioses para poner y quitar derechos a los otros, considerados
seres inferiores. Los no independentistas son considerados anticatalanes, -antiespañoles
llamaba Franco a quienes no le seguían-,
los que no siguen a los indepes no son
buenos catalanes y por tanto carecen de dignidad, no merecen respeto, sus
constantes insultos a los distintos, son otra muestra supremacista.
Están votando y actuando con el objetivo
de eliminar derechos actuales a los no independentistas, el hecho de potenciar
esta votación supone aceptar la idea supremacista de que unos cuantos puedan
suprimir la identidad a otros, quitarles su pertenencia a España, su ciudadanía
que es un conjunto de derechos, también de sentimientos y emociones, quieren
arrebatarles su pertenencia a la Unión europea, al euro, a Schengen, los
indepes pretenden suprimir la identidad a la mitad de la población
catalana. El referéndum de autodeterminación muestra a sus defensores actuando
por encima del resto de catalanes, quienes montaron el referéndum conocen de
sobra estos aspectos, pero son supremacistas ungidos por Dios y se creen
superiores, tanto como para eliminar derechos de millones de catalanes. Fascismo
y nacionalismo dedicarán montones de páginas parecidas en las que tratarán de
justificar la superioridad de su pueblo sobre todos los demás.
‘’Ahora y
siempre hemos de trabajar por la vida libre de Cataluña, cansados de ser
esclavos de una centralización brutal e inepta y resueltos a hacer patentes y
efectivos los derechos que nos da la naturaleza.
Y si los
semitas se oponen a nuestras reivindicaciones legítimas, reconquistaremos por
encima de ellos nuestra tierra, ganando frente a la civilización moderna el
pleito de nuestra autonomía. ’’
Joaquim
Lluhí i Rissech “Contra’ls semitas”, La
Veu de Catalunya, I, 7/11/1899.
Gente que hoy apoya el secesionismo
desde las izquierdas lo hace influido por teorías favorables a la
autodeterminación de los pueblos oprimidos, tomadas del pasado y cuya
justificación se encontraba explicitada en una situación colonial, explotadora
y represiva, carente de mínimas libertades y capacidad de decisión de los
individuos, pero que hoy poco tienen que ver con la realidad de Cataluña. Aquellas
ideas se dan de bruces con las poblaciones de la Unión Europea, y sin estudiar
la realidad concreta, el aquí y ahora, tratadas de aplicar hoy se convierten en
meros clichés. ¿Y si un día se dieran cuenta que apoyaron a supremacistas?
Quienes apoyan el
movimiento no han considerado que el movimiento nacionalista por la
independencia está sustentado en bases ideológicas racistas y supremacistas. El
movimiento soberanista es transversal, sí, como todo fascismo, pero la base
ideológica que le da cuerpo, es una doctrina nacionalista con altos componentes
de raza superior, que se desarrolló fundamentalmente en el siglo XIX y
comienzos del XX. Hoy, en la Unión Europea, solo tiene el sentido de una
regresión al pasado más reaccionario. Aunque siempre habrá quien diga que los
españoles también tienen su tradición racista, olvidan que precisamente desde
las izquierdas y progresistas siempre se combatió. En todo caso en los últimos
150 años es muy difícil encontrar una lista de españolistas, preocupados por la
raza, mucho menos tan extensa como la catalanista, y que en su obra aporten tan
variados rasgos supremacistas.
La Unesco publicó:
Los estudios históricos y
sociológicos corroboran la opinión según la cual las diferencias genéticas no
tienen importancia en la determinación de las diferencias sociales y culturales
que existen entre diferentes grupos de Horno sapiens, y los cambios sociales y
culturales en el seno de los diferentes grupos han sido, en conjunto,
independientes de las modificaciones en su constitución hereditaria. Han podido
comprobarse transformaciones sociales considerables que no coinciden con las
alteraciones del tipo racial.
Nada prueba que el mestizaje, por
sí mismo, produzca malos resultados en el aspecto biológico. En el aspecto
social, los resultados, buenos o malos, a los cuales conduce, se deben a
factores de orden social.
Todo individuo normal es capaz de
participar de la vida en común, de comprender la naturaleza de los deberes
recíprocos y de respetar las obligaciones y los compromisos mutuos. Las diferencias
biológicas que existen entre los miembros de los diversos grupos étnicos no
afectan en modo alguno a la organización política o social, a la vida moral o a
las relaciones sociales.
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