Incomprensión del fascismo: de sus ideas y comportamiento
Muchas personas solo ven el fascismo en sus resultados finales, guerra, campos de concentración,… y señalan fundamentalmente al nazismo, ¿pero por qué llegaron a tanta muerte y horror, qué pasó antes del final, qué los motivó, cómo actuaban, cuál era su ideología y cultura? Los fascismos fueron, son, movimientos de masas con un conjunto de ideas y comportamientos consolidados en sociedades en crisis, que entre otras cuestiones mezclan nacionalismo y racismo, crean una mitología de la diferencia que les permite justificar represión y brutalidades. Los horrores de las cámaras de gas, son una particularidad del nazismo, que están presentes en la memoria de una parte de la humanidad, pero no es lo que define a todos los fascismos, diferentes en cada época y lugar, en muchos lugares pasaron años de activismo social soportado en una ideología en gran medida pretendidamente revolucionaria.
Algunos fascismos en particular, como el nazismo y los franceses, desarrollaron ideas antisemitas, anti gais, anti gitanos, anti comunistas, luego marcaban sus comercios, casas y calles, marcaron a las personas con una señal en la solapa, los quitaron sus derechos, echaron de sus barrios, esclavizaron, etc. etc. En el mundo moderno para marcar a un contrario no es necesario ponerle un lazo, puede hacerse a la inversa, marcándose todos los del mismo grupo dejan marcados a los que no lleven la señal y así pretenden evitar la comparación con la práctica nazi. Pero si miramos más lejos de la apariencia, la esencia de la marca, era distinguir al otro, al enemigo, para marginarlo y hacerle acreedor a insultos y menores derechos, eso es lo que pretenden los lazos amarillos, la imposición de la lengua, la rotulación en los comercios,… la idea fundamental es la misma que antes, unificar al grupo y señalar al contrario.
Detenerse en el resultado final de guerra y holocausto, es una actitud que impide la comprensión del fenómeno social fascista que fue/es un movimiento de masas en lucha, cuyos integrantes en la mayoría de países no tenían desde el principio la pretensión de hacer campos de exterminio, tenían fe en sus ilusiones revolucionarias creadoras de un mundo nuevo que corrigiera lo que ellos no querían, la cuestión es que en ese camino se llevaban por delante a la mitad de la población. No prestar atención a sus comienzos y consolidación muchos años antes de ver sus horrores, supone encubrirlo en cuanto movimiento de masas y dejarlo cual producto de la pura maldad humana, como si de un grupo de asesinos en serie se tratara. No son los asesinos en serie los que han votado a Bolsonaro, como demuestra Kiko Llaneras, la mitad de brasileños votaron fascismo, fundamentalmente blancos, de rentas más altas, residentes en mejores ciudades y barrios, empresarios, casta política y económica, comerciantes, y decenas de millones ultra-religiosos, obreros, desheredados, lumpen han salido a las calles con vistosas ropas y banderas apoyándolo… Muchos fascismos llegan al poder mediante los votos.
Aquí intentaremos utilizar el concepto fascista, como expresión de un comportamiento político-social organizado en torno a unos objetivos, definido por una filosofía, por una visión del mundo y las relaciones sociales. Los aspectos que dotan al concepto fascista de su significado han sido teorizados y definidos históricamente a partir de su práctica histórica de comienzos del siglo XX en Europa fundamentalmente, y a pesar de las diferencias de interpretación, teorización y análisis existentes, es posible aceptar unos elementos comunes de conceptualización. Zeev Sternhell –junto con Sznajder y Asheri- mantiene la teoría de que los inicios ideológicos del fascismo se produjeron en Francia a finales del siglo XIX, antes de la I Guerra Mundial ya existía corpus teórico maduro, que ellos identifican con el nacionalismo radical, nación considerada como entidad orgánica, organismo vivo, el combate contra la democracia liberal, su lucha anti-ilustración, contra el racionalismo, contra la laicidad y en defensa de la religión y de lo emocional, del heroísmo y el culto a la muerte, la veneración de la historia y de los antepasados, el antisemitismo, la búsqueda de un sindicalismo revolucionario ni anarquista, ni marxista, la violencia como recurso de cambio social, la revolución de las masas,… semillas que les llevaron posteriormente durante la II Guerra Mundial, el gobierno de Vichy en su alianza con los nazis, y a su particular persecución a los judíos en 1940. Los primeros fascistas organizados fueron italianos en los inicios de los años veinte. Los nazis, no es hasta finales de la década de los ’20, comienzos de los ‘30 cuando se afianzan nacionalmente. La Falange en España se expande en los ’30. En los ejemplos conocidos su nacimiento organizado se produce en diversas localidades de los países donde surgen, formando grupos que coexisten y luchan entre sí durante un tiempo por el poder, hasta que uno logra la hegemonía sobre el resto.
Siguiendo con la idea de Sternhell, Sznajder y Asheri, en la medida de existir una ideología fascista, no puede afirmarse que como consecuencia de su derrota en la II Guerra Mundial el fascismo pudiera desaparecer para siempre, puesto que la ideología permanecería. Un facha, será el individuo que soporte su visión del mundo en ideas parecidas y se comporte de forma similar a aquellos que se relacionaban con presupuestos e ideas fascistas definidos con la aceptada diversidad de tiempo y lugar. Y ello será así, aunque esa persona no haya estudiado sus escritos, ni sepa de donde proceden las ideas que guían su actividad social junto con el grupo de amigos, aunque no hayan leído nada sobre los comportamientos con que actuaba el fascismo francés, italiano, el nazismo o el falangismo; por supuesto su caracterización será independiente de que dicho individuo se dé a sí mismo título de progresista o se dote de pátina moral distinta o superior. El comportamiento fascistoide será aquel aspecto particular puesto en práctica por una persona o grupo cuya actividad y actitudes contenga rasgos fascistas.
La idea simplificadora extendida por la III Internacional de que el fascismo es un instrumento del capital, no explicaba el por qué movilizaron tantos millones de personas, obreros y campesinos; introducir la dicotomía de derechas e izquierdas, capitalistas y obreros, impide comprender el fenómeno. Los capitales se mueven velozmente por el mundo globalizado, saltando de un país a otro, de una empresa a otra, apoyando o destrozando cualquier ideología, gobierno, institución, partido, etc. que en ese momento no les sea de utilidad, la cuestión es que el capital, mejor los capitales, son diversos y luchan entre sí, por tanto definir algo en función de ser instrumento del capital, como si al otro lado estuviera la internacional obrera oponiéndoles un objetivo concreto, resulta poco útil. Las democracias combatieron al fascismo en la II Guerra Mundial, los neofascismos, postfascismos, europeos combaten las democracias actuales, un capital apoyaba el bando aliado de las democracias en la II Guerra, y otro capital apoyaba al Eje.
Hoy unos capitales apoyan la Unión Europea y otros capitales apuestan por derribarla, y apoyan a los neofascistas; cuando entró en graves dificultades que hacían peligrar su continuidad, el partido de Le Pen en 2014 fue apoyado por Putin, recibió millones de dólares del capital ruso; Steve Bannon, factótum de la campaña ultraderechista de Trump se instala en Roma o Bruxelas, para prestar apoyo a los neofascismos europeos. Los apoyos del capital promueven movimientos de masas aglutinador de clases medias y sectores de clase obrera destrozados por las crisis, la transversalidad de muchos movimientos hoy recoge a los perdedores de la globalización, de las crisis, a los indignados, xenófobos, racistas, machistas, a todo aquel que tenga cuentas pendientes con el mundo. En Francia por ejemplo, cientos de miles de votos a Le Pen salen de los feudos que fueron del Partido Comunista Francés, en Italia a Salvini le siguen cientos de miles de desheredados y parados, en EEUU el capital, los ricos, las élites, apoyan tanto a republicanos como a demócratas, pero entre los votantes de Trump, los que le hicieron ganar, fueron millones de obreros industriales precariados, xenófobos, machistas, despedidos de industrias en crisis… No, no todos sus apoyos proceden de esos sectores, pero sí gran parte de los mismos. Y sí, en sus filas también hay señoritos, hijos de papá.
Habrá que explicar aspectos que configuran el concepto fascista, para comprobar después lo que se asemeja cada movimiento, aclarando que los fascismos siempre encendieron las conciencias hablando de hacer revoluciones, de crear un mundo nuevo, de conquistar futuros maravillosos, arrancar la independencia que les quitaron sus opresores, recuperar pasados imperiales, llenando sus discursos de héroes y mártires, de lucha y esfuerzo, de glorias pasadas y auroras claras en el futuro. Al principio, algunas de las cosas que decían no parecían peligrosas, al contrario, para mucha gente eran revolucionarias, luchaban contra la democracia liberal surgida de la Revolución Francesa y por la construcción de una revolución social, distinta al socialismo/comunismo, lo que decían irradiaba aventura, emoción de lucha, enaltecía la acción contra la aceptación adormilada de la situación, en busca del hombre nuevo. En todo caso nadie analiza entonces a fondo discursos y slogan comparándolo con realidades, en aquellos momentos faltaba un estudio a posteriori de sus resultados, faltaba saber qué harían realmente.
Los fascistas eran de extracción social diversa, y no fueron desde su nacimiento los asesinos de las cámaras de gas, eran gente normal, como otros muchos individuos de su época, con un componente fuertemente nacionalista. Fascistas salieron de entre los estudiantes, la juventud siempre fue uno de sus caladeros importantes, por su ilusión desmedida y sus fuerzas de cambio, también había comerciantes, pequeños propietarios, campesinos, trabajadores agrarios, empleados públicos, policías, parados, desmilitarizados… Es absurdo pensar que los fascismos se nutren de los hijos de los adinerados, sin duda estarán algunos, pero aunque solo fuera por su escasa importancia numérica global en esas sociedades, habría que determinar que un movimiento de masas se nutrirá en general de mayorías que solo pueden proceder de clases medias, trabajadores y sus hijos.
Sternhell, en el libro citado ‘El nacimiento de la ideología fascista’, muestra casos de Francia, Bélgica, Italia, en los primeros años del siglo XX de trasvase de grandes teóricos y líderes revolucionarios de izquierdas hacia el fascismo, -ejemplos Gustave Hervé, Henri de Man-. Cabecillas con amplia trayectoria de luchas y compromiso revolucionario, tras larga etapa de revisión crítica del marxismo arrastrarán a multitud de militantes que producirán la fusión principal del sindicalismo revolucionario con la idea movilizadora de la Patria… La tesis aleja la idea simplista de igualar fascismo a extrema derecha, pretende responder por qué hubo grandes apoyos intelectuales –mostrados antes del final de la guerra- y la enorme capacidad movilizadora que tuvieron los fascismos, soportados en una ideología tan amplia y elaborada como otras. Su tesis argumenta que el fascismo representa una revolución política que enlaza con las ideas que luchan en el terreno cultural europeo de fin del XIX y comienzo del XX, intelectuales de diverso tipo, escritores, filósofos, músicos, poetas, historiadores, sociólogos, economistas, religiosos, futuristas, vorticistas, Sorelistas… luchan contra la ilustración y el marxismo, contra la democracia parlamentaria liberal, contra el dinero, no contra la propiedad, luchan contra la banca, están contra la lucha de clases que enfrenta obreros y patronos que ellos pretenden unir con intereses comunes en la nación, luchan en definitiva contra el status quo existente. Buscan una revolución que ensalza la juventud y la violencia para cambiar las cosas, con diferente salida a la comunista.
Con estos mimbres históricos comprenderán que no resulte raro encontrar en Cataluña dentro del movimiento independentista antiguos militantes antifranquistas, incluso organizaciones izquierdistas. Los dirigentes del fascismo procedían de estratos sociales diversos, unos podían ser burgueses, hijos de papá, o proceder de la aristocracia, otros del mundo del derecho o del ejército, y algunos fueron líderes del movimiento obrero como indica Sternhell, u otros estudios como recientemente el de Steven Forti en ‘Tránsfugas. De la izquierda al fascismo en la Europa de entreguerras’. Documento de trabajo 2015/2, Seminario de historia, Universidad Complutense de Madrid, en el que afirma que muchos dirigentes fascistas procedían de los sindicatos y partidos de izquierdas, anarquistas, socialistas y comunistas, en Francia, Italia y España, no fueron raras avis los tránsfugas,… grupos de sindicalistas revolucionarios y anarcos italianos siguieron a Mussolini… otros abrazaron el fascismo después de la marcha sobre Roma…
Mussolini, fue activista obrero y militante socialista, con 29 años en 1912, fue uno de los jefes de la corriente revolucionaria que ganó en el congreso del Partido Socialista, director de ‘Avanti’; en la Italia de los primeros años veinte los ‘camisas parda’ de Musolini eran presentados como continuadores de los ‘guerreras rojas’ de Garibaldi. El fascismo forma parte de los grandes movimientos sociales del primer tercio del siglo XX, es un movimiento con penetración en amplios sectores sociales, policía, ejército, administración pública, entre el campesinado, la pequeña burguesía, y la clase obrera, en 1922 el sindicato fascista Confederación Nacional de las Corporaciones contaba con 700.000 militantes, principalmente trabajadores agrícolas y miembros de profesiones liberales. En 1923 en las elecciones para las comisiones obreras en la Fiat de Turín, los fascistas obtienen un 27,4% de los votos, -citado por N. Poulantzas-. En Italia la penetración del fascismo entre la clase obrera industrial fue bastante inferior a la lograda por el nazismo.
Hitler fue socialista y nacionalista en su juventud, militante del Partido Obrero Alemán en 1919, organización que al año siguiente, cambiará su nombre por el de Partido de los Trabajadores Alemanes Nacionalsocialista (NSDAP), -el partido nazi-. El NSDAP, presentará en 1920 en Munich su programa de 25 puntos, dice el punto 1): ‘Exigimos la unión de todos los alemanes para constituir una gran Alemania fundada en el derecho de la independencia de que gozan las naciones’. La dureza y chulería con la que marcan a quienes no piensan igual de entre los que viven a su alrededor, para marginarlos en principio y tratar de expulsarlo haciéndole la vida imposible, cerrando todas las puertas y posibilidades, ¡porque no se someten! porque no son tan catalanistas como ellos, estas actitudes masivamente practicadas hoy fueron típicamente fascistas, mal que les pese a las personas que insisten en ese comportamiento y se horrorizan cuando lo indicas. De ninguna manera se debe considerar toda movilización como de izquierdas, muchas personas no entienden que el fascismo es imposible comprenderlo sacándolo fuera de los movimientos de masas y de una ideología que corroe a los individuos.
En 1920 el programa nazi de los 25 puntos, dice en el punto 4). Nadie, fuera de los miembros de la nación, podrá ser ciudadano del Estado. Nadie, fuera de aquellos por cuyas venas circule sangre alemana, sea cual fuere su credo religioso, podrá ser miembro de la Nación… en el 5). Quien no sea ciudadano del Estado, sólo residirá en Alemania como huésped y será considerado como sujeto a las leyes extranjeras. En el 6). El derecho a sufragar para la formación del Gobierno del Estado y para la sanción de las Leyes será ejercido únicamente por ciudadanos del Estado. Exigimos, en consecuencia, que todas las funciones oficiales, sea cual sea su naturaleza, tanto en la nación como en el campo y las localidades menores, sean desempeñadas exclusivamente por ciudadanos del Estado.
Los puntos anteriores tendrán transcripción en las ideas catalanistas vertidas en los años veinte y treinta en la revista ‘Bandera Negra’ del grupo ‘L’Estat Catalá’, en ‘Nosaltres Sols’,… por los hermanos Badía, Dencàs, Baltà, Daniel Cardona, Pere Màrtir Rosell, J.M. Batista i Roca,… J. Genovés Moles escribirá ’Ningún catalán ni catalana dignos de tal nombre admitirán unión matrimonial con individuo español, o hijo de españoles’. Daniel Cardona el 15 de marzo de 1923 escribirá en ‘L’Estat Catalá’, la revista que edita Francesc Maciá, un artículo que titulará ‘La Ocupació castellana’: ‘Dejemos que fluya la sangre pura de su voz, la patria está infectada con sangre extranjera’, Tomado al igual que lo anterior del extraordinario trabajo de Francisco Caja, ‘La raza catalana’, tomo I, Ediciones Encuentro, 2009. Clamarán por la existencia y superioridad de la raza catalana, por la necesidad de su independencia, y el obligado sacrificio por las armas, clamarán por la pureza que debe mantener la sangre catalana, y por apartar de cualquier puesto de responsabilidad social a la emigración española.
Ideas similares a las anteriores se encuentran instaladas hoy entre las élites independentistas, traduzcan del programa nazi los puntos 4, 5 y 6, cambien la referencia a ciudadanos del Estado, o alemanes, por catalanes, o catalanistas. Entiendan catalanes no como personas nacidas en Cataluña, además de nacidas allí deben aceptar la nación, y el Estado independientes, la República Catalana. Ello choca con la defensa de derechos universales de ciudadanía, para todos por igual, además oculta la realidad sobre la formación histórica de la población catalana; teniendo en cuenta solo las primeras migraciones del siglo XX auspiciadas por los programas de obras públicas del dictador Primo de Rivera, hoy habría descendientes catalanes, con padres catalanes, abuelos catalanes y hasta bisabuelos catalanes, cuya lengua materna será el castellano. En 1950 podrían haber nacido en Cataluña descendientes de aquellos, podrían haber tenido hijos en 1975, y éstos a su vez tener hijos en el 2000, todos ellos catalanes nacidos en Cataluña. Así un nacido catalán, con padre catalán y abuelo catalán no será de pura raza catalana si no abraza la secesión, por lo que no tiene iguales derechos en esa república anti-ilustrada que se construye en la que no hay ciudadanos iguales, sino integrantes de la nación catalana en función de su linaje y/o sumisión, en la práctica esos catalanes castellano hablantes serán discriminados y no ocuparán los puestos de dirección económica, política, cultural, educativa, etc.
Además están los españoles que viven en Cataluña nacidos en otras partes de España, considerados migrantes extranjeros por el independentismo y a los que se pretende expulsar, salvo integración por sumisión. En la realidad actual de Cataluña, la inmensa mayoría de puestos con responsabilidad política, gubernamental, legislativa, económica, sindical, mediática, deportiva, cultural, social, educativa… está en manos catalanistas, independentistas, quedando como ciudadanos de segunda los españoles no nacidos catalanes, los catalanes con sentimientos de identidad española y catalana y los emigrantes residentes allí, nacidos en otros países.
El programa del partido nazi en 1920 reclamaba la nacionalización de las sociedades por acciones, decía el punto 13) ‘Exigimos la nacionalización de todos los negocios que se han organizado hasta la fecha en forma de agrupaciones de sociedades (trusts)’. Todavía en 1933, años antes de la guerra, la propaganda nazi prometía la revolución a los obreros industriales -al tiempo que garantizaba a los grandes capitalistas su protección ante las luchas obreras-. Quien pensara que los fascistas eran fácilmente identificables por sus palabras se equivoca, no fue tan simple, al igual que hoy conviene hacer esfuerzos para traspasar la apariencia. En los ’20 y ’30 para atraerse a la pequeña burguesía y a los obreros, en sus discursos y propaganda eran marcadamente anticapitalistas, ¡prometían la expropiación de los medios de producción! -para ponerlos en manos del pueblo, no de la clase obrera, como decían las organizaciones marxistas y anarquistas-, propugnaban el control obrero, la cogestión, el cooperativismo, la propiedad comunal… elementos visibles en todos los fascismos, incluido el español. Los fascismos antes de tomar el poder, propugnaban luchar por mayores derechos en las empresas a los sindicatos, defendían el voto secreto, el apoyo a la pequeña burguesía contra los monopolios. En sus primeras etapas, les prometían todo a todos. Algo similar a la promesa que difunde el movimiento independentista de que la República Catalana solucionará todos los problemas de todos los catalanes.
A comienzos de los años veinte, Gr. Strasser un líder del partido nazi, escribe: ‘’La industria alemana, la economía alemana en manos del capital financiero internacional es el fin de toda posibilidad de liberación social…Nosotros jóvenes alemanes de la guerra, nosotros jóvenes revolucionarios nacionalsocialistas, empeñamos la lucha contra el capitalismo y el imperialismo cuya encarnación es la paz de Versalles…Nosotros nacionalsocialistas, hemos reconocido que existe un vínculo…entre la libertad nacional de nuestro pueblo y la liberación económica de la clase obrera alemana.’’ Citado por Nicos Poulantzas, ‘Fascismo y dictadura’. Siglo XXI. Strasser sería ejecutado por sus compañeros nazis en la noche de los cuchillos largos, verano de 1934.
En este trabajo se irán desgranando rasgos fascistas, de pasado y presente, que permitan compararse con objetivos, ideas y formas de cualquier movilización social, en particular el movimiento por la independencia catalana. Para comprender a qué llamamos fascismo, consideren de entrada algunos elementos que integran su definición como son el ultranacionalismo, la xenofobia, el racismo, el supremacismo, el interclasismo, el totalitarismo y persecución de la discrepancia, el abuso de propaganda, el señalamiento y persecución de los diferentes, el control de las movilizaciones sociales, el abuso de banderas, símbolos y colores para identificación y marginación... De la lista anterior encontramos ideas y actitudes en redes sociales catalanistas, o en numerosos comentarios de Trump: ‘’Fuera extraños, derechos solo para nosotros, los que no son de aquí no saben, no pueden opinar, no necesitamos a nadie que nos diga como arreglar nuestras cosas…’’ Las expresiones anteriores son habitualmente utilizadas por grupos fascistas europeos en ascenso, Le Pen, y su Frente Nacional –ahora cambiando el nombre- en Francia, Aurora Dorada en Grecia, Alianza Nacional, Liga Norte italiana, Unión del Pueblo Alemán, en Flandes Vlaams Belang, de Tom van Grieken, Partido Por la Libertad, del ultraderechista holandés Geert Wilders, o el N-VA cuyos líderes tuvieron vínculos con los nazis, Partido de los Verdaderos Finlandeses, Partido Popular Danés, austríacos, suecos, húngaros, polacos, croatas, etc. Y ahora, los ultranacionalistas catalanes. Y españoles.
La gente no nace fascista, se hace en un proceso, las ideas que conforman el pensamiento fascista no florecen de golpe todas juntas en un lote, ideas ultras o de extrema derecha, racistas, xenófobas, ultranacionalistas… las pueden tener muchos individuos en momentos determinados, habitualmente en situaciones de crisis el odio a los demás, la indignación por los sufrimientos infringidos a la propia vida, la insatisfacción generada por los partidos en quien se confió, el miedo al presente y futuro… son aspectos que pueden instalarse en los individuos y que poco a poco conformarán su comportamiento y una manera de ver las cosas, pero ello necesitará dar un salto cualitativo hasta la consideración de fascismo, necesitará de organización grupal y de movilización social, con objetivos que pretendan cambiar la vida de la sociedad, las organizaciones fascistas impulsarán un espíritu revolucionario, de acción sindical, de cambio profundo que rompa la sociedad en la que aparezca.
El concepto facha es ampliamente utilizado para insultar al oponente, a quien lleve la contraria o simplemente tenga opiniones diferentes, para descalificarlo; en bastantes ocasiones quienes lo utilizan como insulto se comportan como tales fachas, piensan, hablan y actúan bajo un comportamiento fascistoide, habitualmente formando haces, en panda, lo hacen menos en solitario, lo cual muestra entre otros aspectos de sus relaciones sociales que desprecian a otras personas con significantes de basura humana, con los cuales justificarán marginar y aplastar al individuo distinto, al que convertirán en enemigo. Parte de la incomprensión del fascismo se debe al simplismo de la sociedad actual que intenta reducir toda explicación del hecho social a una palabra o frase, en este caso la utilización de facha, como insulto descalificador en cuanto una persona lleva la contraria a otra. Opinar distinto tratan de asimilarlo a un hecho represivo hacia quien quiere imponer sus ideas por la fuerza del grupo, de uno de los poderes establecidos, la AMI, la ANC, Ómnium, Generalitat, Mossos, TV3, Catalunya Radio… lo cual lleva al absurdo de considerar fachas a los que lleven la contraria a los fachas, o se defiendan de ellos.
En todo fascismo que se precie encontraremos siempre integrantes de derechas y de izquierdas, sean grupos o activistas individuales, así mismo siempre hubo financiación y apoyos de sectores del empresariado industrial, comercial y agrario, como también había múltiples intelectuales del momento destacados en diversas parcelas, científicas, artísticas, filosóficas, sociológicas... y por supuesto clase media, comerciantes, cuadros medios, técnicos... En el fascismo catalán no podía ser diferente, encontraremos activistas que provienen de la izquierda antifranquista o anti-sistemas alter, que abrazan el nacionalismo como nueva religión de progreso, también encontramos organizaciones que se reclaman republicanas de izquierdas, cuyos militantes obtienen ingresos situados en la escala más alta que miden las encuestas, encontraremos partidos derechistas desde su creación hasta deshacerse por su enorme corrupción y ahora fundirse en el movimiento independentista. Veremos familias tradicionales de empresarios catalanistas que siempre aportaron dinero a la causa, financiando Onmium, por ejemplo, una de las vetas originarias del movimiento independentista, también hay empresariado nuevo y antiguo financiando acciones de logística, almacenaje medios de transporte, locales, urnas, papeletas, banderas, documentos… propaganda interior y exterior, pagando salarios directos o indirectos a los propagandistas y neoliberales que se niegan a pagar impuestos.
Y por supuesto veremos entre independentistas a destacados técnicos, profesionales e intelectuales, clase media y alta de la sociedad catalana. Sintomático ver las profesiones de los testigos presentados por las defensas en el Juicio al ‘process’ en el Supremo, esos testigos eran ingenieros, arquitectos, cuadros de la administración, catedráticos, licenciados, estaban en los colegios para facilitar la votación, ‘para impedir’ la entrada a la policía, algunos con sus hijos en brazos y los abuelos en primera fila, lo cual es un sin sentido si esperaban la represión de la que acusan habitualmente al Estado.
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