Surgen corrientes
ideológicas que movilizan políticamente
a millones de personas que padecen penurias y sufrimientos, utilizando la
mística nacionalista, recurriendo a las emociones, remueven conciencias y suman
millones de adeptos. Los discursos fascistas se caracterizaban por hacer
llamadas a los sentimientos de los individuos y por la renuncia a la
argumentación objetiva; escribía Adolf Hitler: ‘La buena táctica en materia de psicología de masas reside en renunciar
a toda argumentación y en presentar a las masas solamente la gran meta final’’.
Uno de los ejes de la propaganda populista secesionista.
A menudo ocurre que quienes
practican el fascismo no se dan cuenta, no lo reconocen como tal, han decidido
etiquetar una etapa poniendo en el espejo a sus enemigos, y a ello se remiten,
el franquismo es el paradigma fascista, y no parece existir nada más. De poco
sirven amplias experiencias documentadas en Cataluña, múltiples documentos
difundidos de catalanistas defensores de la raza, combatiendo la emigración, mostrando
xenofobia y supremacismo catalán etc. etc., la respuesta más común será
negarlo, ellos no. En todo caso afirmarán que Franco existió y el racismo
español, variante pobre del, ‘y tu más’. Claro
que existió el fascismo y el racismo español, por eso se combatió desde
posiciones democráticas y de izquierdas, entonces se luchaba contra la
construcción de un enemigo inferior, no se justificaba de ninguna manera, se
luchaba contra él, batallando con ideas y en las calles, con huelgas y
movilizaciones, con altos costes personales, sin apoyo institucional, porque el
fascismo ocupaba los puestos de representación social.
Lo sorprendente del caso
catalán es que similares posiciones fascistas no se combaten desde círculos
progresistas, al contrario, son apoyadas por muchos que combatieron el
franquismo. Imágenes, sucesos, proclamas, de supuestos héroes catalanistas en
los que defienden inequívocamente posiciones racistas y xenófobas, cuyos
escritos harían vomitar a los antifranquistas de antaño, hoy son difundidos y aclamados
por muchos independentistas, que el máximo argumento que esgrimen es, ‘Franco
era fascista’. A ningún progresista se le ocurre hoy disculpar discursos del
Gobierno central que glosaran a José Antonio Primo de Rivera, si el Congreso
proclamara un homenaje a Ramiro Ledesma Ramos, se montaría un escándalo
mayúsculo, mientras en Cataluña se montan habitualmente actos institucionales por
poderes públicos y de representación social en defensa de aquellos ideales.
En el manifiesto de
presentación de la Revista Joventut el
15 de febrero de 1900 podemos leer: ‘Todos los que formamos la Redacción somos catalanes y queremos como el
que más a Cataluña, y porque la amamos, voldriam que volviera a ser lo que fue
en los siglos XII, XIII y XIV, es decir, la primera de las naciones latinas, ya
bóvedas la primera de toda Europa. (...) Creemos que nuestro pueblo es de
una raza superior a la mayoría de las que forman España’. La Revista Joventut, publicó en Barcelona entre
1900/1906, órgano de expresión de la Unión Catalanista, cuna de diferentes
escisiones y organizaciones catalanistas, - La Lliga, CNR, Solidaritat
Catalana; Prat de la Riba, Verdaguer, Muntaner, Rovira i Virgili, etc.- fue
presidente Doménec Martí i Juliá, autor de ‘Per Catalunya’, figura relevante
del catalanismo gran propagandista en La Renaixença, La Pàtria, La Nació, Catalunya, Joventut, La
Tralla i El Poble Català. A mediados de 1914 intentaron organizar la
UniónCatalanista como partido político provocando numerosas escisiones entre
los asociados. En aquellos momentos las proclamas que impulsaba la organización
a través de Martí i Juliá, gran ideólogo, eran del tipo fascista xenófobo Cataluña para los catalanes y sus
derivadas. La emigración murciana y almeriense, era atacada como grave problema;
los pueblos eran la esencia de los organismos vivos, y no los individuos. Estos
aspectos continúan inmutables en el actual independentismo.
‘’Los pueblos, los núcleos sociales diferenciados,
las nacionalidades, son organismos vivos en los cuales se encuentran todas las
funciones y actividades que posee la personalidad humana. Son organismos más
superiores aún que los humanos porque poseen funciones intelectuales y morales
más desarrolladas, más extensas, más complejas, y porque puede decirse que son
organismos más conscientes y con mayor conocimiento de todos los atributos,
antecedentes y accidentes. El elemento fundamental de estos organismos es la
personalidad nacional que no está precisamente localizada en el individuo,
porque es imposible que la individualidad sea pura y sin defectos…’’ ‘’El
catalanismo no es más que la aplicación de leyes naturales que son necesarias a
los pueblos para su grandeza’’… ‘’Por esto la tarea del nacionalismo es
nacionalizar y arraigar a los desnacionalizados y desarraigados, que es lo
mismo que decir humanizar a los catalanes desnaturalizados por sentimientos
enfermizos, por sentimientos egoístas…’’ Martí i Juliá, ‘La grandesa dels pobles’, La Renaixenca
17-XII-1899. Tomado de Francisco Caja, ‘La raza catalana’.
Vila d’Abadal, presidente
de la AMI, Asociación de Municipios Independentistas en la campaña electoral
compartía lista con Artur Más, condensará esa idea en la frase ‘’No se puede pedir a los emigrantes que se
sientan de aquí, sino que se los tiene que obligar. Aquellos que no quieren
sentirse de aquí, no tendrán cabida’’. Las ideas de fondo no se pueden
contener siempre, se escapan de vez en cuando, aunque en general los programas,
las proclamas fascistas, prometían todo, a todos, en todo momento y lugar, así
sumaban las fuerzas de la desesperación. La idea de que la independencia catalana
resolvería todos los problemas fue extendida por sus activistas, si están en la
universidad, ofrecerán estudios gratuitos, si les preguntan las chicas, dirán
que la república independiente será feminista, -ya veremos lo que pedían a las
mujeres catalanas- por supuesto, si están en asambleas y ante el mundo
sindical, el trabajo dejará de ser precario y la independencia dará trabajo de
calidad a todos, a las empresas grandes les garantizarán su desempeño y un
aumento de negocio porque son más eficientes que los españoles y los mercados
estarán abiertos y deseosos de comprar productos catalanes, al comercio pequeño
le aseguran sus establecimientos tradicionales en las ciudades y que los
grandes centros comerciales no les afectarán, a todos les dirán que los
recortes en sanidad y educación los resolverá la república independiente cuando
los españoles dejen de llevarse el dinero pagado por impuestos, etc.
Promesas como las
anteriores se escuchan a diario, en universidad y en alcaldías de pequeños
pueblos, se oyen por la radio y televisión catalanas, se propagan en las
asambleas y corrillos de los grupos pro independencia, se extienden entre las
asociaciones de padres-madres en los colegios, entre grupos de jóvenes, y entre
profesores, entre policías y periodistas… todo mejorará, la globalización no existe, el poder financiero global ha desaparecido,
-fueron los grandes fondos de inversión internacionales los que obligaron a
cambiar la sede a La Caixa y Sabadell-, para los indepes el cambio climático es
un invento que cada territorio podrá resolver. El secesionismo, sus activistas,
sus organizaciones, sus voceros, garantizan la integración en la UE y la
eurozona, a pesar de lo que digan leyes y tratados, afirman que las principales
empresas del mundo se pelearán por instalarse en la nueva Cataluña, a pesar de
la salida de varios miles, afirmarán la validez de leyes y el respeto de los
derechos de todos, al tiempo de promulgar otras leyes que invalidan tratados y
suprimen derechos a los no afines.
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