Sin estado propio, Cataluña creció y mucho, dentro y junto con España,
hasta convertirse en una de las regiones más ricas del planeta, y con mayores
índices de bienestar, libertad e igualdad, fraternidad y justicia del mundo.
Suena un poco absoluto pero a veces se nos olvida que unos pocos países del
planeta, la Unión Europea, son los únicos que disponen de un estado de
bienestar, con democracias consolidadas y derechos iguales para hombres y
mujeres. Entre esos países, España y dentro Cataluña. Según los argumentarios soberanistas,
Cataluña es un islote de desarrollo económico y social, los mismos que presumen
de ello, acusan de colonialistas a los españoles, lo cual conlleva acusación de
explotación y robo, sacar las riquezas de allí y llevarlas a otra parte ¿A
dónde, a Extremadura, Andalucía, las Castillas, Galicia…? tamaño desatino se
intenta solventar aquí respondiendo con datos estadísticos, y recordando que en
Catalunya; todos los puestos de dirección y mando político, gubernamental y
parlamentario, ejecutivo y legislativo, están en manos catalanas, al igual que
el poder económico, la dirección, control y propiedad de capital y empresas,
industrias y comercios, asimismo la representación y liderazgo de instituciones
sociales, culturales, deportivas, artísticas, etc. etc. están en manos
catalanas, ellos controlan sus riquezas y símbolos, lo cual precisamente es una
de las razones de que el proceso de secesión haya calado tan amplia y
rápidamente; de repente los criterios definidores de colonia quedan
completamente volteados del revés para arrojarlos como insultos a los
españoles, este fraude a la elemental racionalidad, se extiende sin encontrar
oposición.
economistes.assemblea.cat
España
está arrastrando Cataluña a la decadencia económica.
CCN. Círculo Catalán de Negocios
Los soportes sobre los que se apoya la reivindicación
de independencia son fundamentalmente dos: uno, es la cuestión de identidad,
que tiene la lengua como principal aspecto y otro, es la cuestión económica. La
historia económica de Cataluña de los últimos cien años, ha dado como resultado
uno de los territorios más ricos de España y Europa, que es como decir del
mundo. Este aspecto no deja de ser resaltado por quienes defienden la
independencia inmediata, y esto, tanto en estudios serios como en los argumentarios
propagandísticos que se utilizan para la agitación secesionista. La discusión
por consiguiente no se establece en el terreno de la negación de los datos,
sino en interpretaciones relacionadas con ellos y en las conclusiones que se
derivan de los mismos.
‘’Esto
nos conduce, de nuevo, al método estadístico. Sin su empleo el historiador se
halla privado del mejor útil de trabajo, como el gobernante no puede prescindir
de las cifras que le suministran los servicios de estadística. Si aun
conociendo la realidad viva de un país es imprescindible sumergirse en el mar
de datos de los anuarios para percatarse de lo que jamás se da en la pluma de
los intelectuales, es decir, la posibilidad de medir el pulso exacto de aquel a
través de cifras de población, producción, riqueza, cultura, sanidad, trabajo,
etc. de mucha mayor utilidad será plantear de nuevo estas cifras en el caso del
examen de sociedades que fueron. ’’
Jaime Vicens Vives. Aproximación a la historia de España. Prólogo
1960
En cuanto a
las argumentaciones económicas sorprenden muchas posturas, tanto de los
catalanistas cuanto de individuos que desde otras aceras ideológicas apoyan o
asoman simpatías por la independencia. Las razones que exponen sin rubor son en
gran parte contradictorias, veamos: Reconocen por un lado su extraordinaria
situación comparada con el resto de España, al mismo tiempo que mantienen una
queja victimista como colonia explotada, o una cosa u otra, las dos se oponen,
las colonias históricamente conocidas no mostraban mejores condiciones de vida
y acumulación de riquezas que la metrópoli. España
arrastra a Cataluña a la decadencia, dice en el CCN y múltiples lugares –la
agitación y propaganda funciona bien y diversificada-, al tiempo en otras
páginas enseñan un panel de maravillas comparativas con otros estados,
imposibles de haberse producido en un marco de colonización. Quizás sea al
revés, los éxitos han sido logrados porque existió un entorno y políticas
favorables, sostenidas en el tiempo, incomprensibles de explicar sin
intervención del Estado.
Una mejor posición exportadora y tecnológica que el
resto les sirve para razonar que facilita la separación actualmente, porque ya
no necesitan a España, que es tanto como decir que antaño estaban juntos porque
el mercado español les era imprescindible para su mantenimiento, lo cual sería
contradictorio que mantener que les explotaban. Una mayor capacidad generadora
de impuestos, tiene que ver con su mayor riqueza, y asentamiento de grandes
corporaciones, les lleva a decir que no tendrían que pagarlos para así vivir
mejor que el resto, y a mucha gente a aceptarlo como más democrático. Dicen que no tendrían la crisis actual si no
pagaran tanto al Estado, obviando que su actual deuda en gran parte está
causada por la reducción de ingresos fiscales, como la de todos, por la evasión
fiscal de los ricos que abandonan la obligación de contribuir. Los déficits se
reducirían aumentando la pequeñísima presión fiscal, la más baja de Europa, y
por combatir el fraude.
Cuentan glorias económicas pasadas, al tiempo que
olvidan sus déficit de población, tradicionales desde el siglo XV, que les hace
soportar gran parte de su desarrollo en población inmigrante, ocurrió en su
expansión Mediterránea apoyada en los castellanos como fuerza de trabajo,
guerrera y de ocupación, al igual que su desarrollo franquista que necesitó de grandes migraciones de
españoles, que hoy suponen gran parte de la población catalana. En Madrid los
migrantes españoles superan el 60%, tradicionalmente integrados sin que nadie
conozca, ni pregunte procedencia, en cargos civiles, militares, políticos,
culturales, deportivos, artísticos, etc. ¿No es gracioso? Agravios económicos que llevan al empobrecimiento de Cataluña, que
comprometen seriamente su supervivencia, dicen por un lado, por otro, las
estadísticas sacadas por los mismos individuos, para demostrar su potencial
entre los primeros. Eso es parte del problema, no son los número uno, y están
cayendo, a pesar de mantener una situación privilegiada.
La cuestión es ¿por qué han seguido ese camino? Una
respuesta se encuentra en que el independentismo como corriente no superaba el
15%, se trataba de sumar a la opción de la independencia otras corrientes e
individuos no secesionistas, aprovechando la coyuntura de crisis económica,
política e institucional, sumada al tricentenario de 2014 como factor de
movilización del catalanismo, fuera o no favorable a la independencia.
Mezclando opciones y argumentos era posible aglutinar más gente, daba igual la
opinión que tuvieran o sus motivaciones, el objetivo es lograr la
independencia, se abrió una brecha de oportunidad y había que aprovechar, era
imprescindible sumar toda la diversidad existente. Hablar del enorme desarrollo
de Cataluña al tiempo de decir que precisamente
por ello podemos y queremos irnos, los hace aparecer como egoístas y
aprovechados, uno podría pensar, hasta aquí sí porque nos necesitaban y ahora
ya no, pero esa única opción dejaba fuera de lugar la retahíla de quejas
antiguas.
Las contradicciones anteriores y otras, hacen visible
la disparidad de proyectos e ideas en el entorno independentista, la falta de
un proyecto común de sociedad en positivo, salvo en la secesión, el asunto
supremo es separarse, ¿para construir qué? Un país nuevo, pero ¿parecido a
cuál? ¿Con qué diferentes leyes y derechos? ¿La nueva constitución reconocerá
el derecho a la secesión que reclaman, Tarragona o Barcelona si quieren
separarse del nuevo estado lo harán? , etc. CiU y ERC no tienen proyectos de
sociedad similares, menos la maraña de grupos e intereses que hay detrás de la
independencia, que no solo son los independentistas, no importa, todo cabe en
la agitación y propaganda, separarse es lo fundamental aunque, sea con un 50% de participación y un 55% de
afirmación lo que nos lleva a una minoría social que tomaría la decisión
irreversible, mas tarde ya verán cómo unirse, con qué leyes y alternativas
concretas, por eso la mayoría de la agitación es vaga y genérica, contra la explotación colonial, contra el
expolio fiscal… y por eso necesitan marcar un enemigo externo que una lo
interno,… quizás luego reduzcan los impuestos a los ricos, al fin y al cabo es
la filosofía subyacente.
Utilizar la antigua argumentación de patria colonizada
era poco rentable, se hizo en el pasado sin buenos resultados para sumar
suficientes adeptos, porque los datos que se podían oponer eran demasiados.
Sumar gente no independentista a la independencia era difícil sin decir que lo suyo, sus problemas de paro y crisis de
bienestar, se resolverían con la independencia, solo quedaba mostrar que
las posibilidades de conseguirlo estaban al alcance de la mano, movilizar los
descontentos por la crisis y la corrupción catalanista, por las políticas de la
Generalitat y el retroceso de la democracia participativa, era posible con un
programa populista que ilusionara e hiciera verosímil cualquier ilusión, había
que unir el victimismo y el complejo de superioridad, que contuviera lo uno y
lo otro, al mismo tiempo, había que decir que hubo colonialismo y un enorme y
potente desarrollo capaz de resistir la comparación como país independiente con
cualquier otro país del mundo. El vacío y el silencio al otro lado facilitan la
implantación de ideas tan diversas.
La población catalana disfruta en comparación con el
resto de españoles, de mejores resultados económicos, tales como PIB, o
similar, Valor añadido Bruto, Rentas, bruta y disponible, empleo, tecnología,
I+D+i, educación y sanidad, dotaciones de capital físico y humano,
infraestructuras, desarrollo industrial, comercio, cuota de exportaciones, etc.
a pesar de la propaganda secesionista.
Hoy se han sobrepasado
los límites que el país puede soportar, en los ámbitos político, cultural,
social y financiero. Los agravios económicos han llevado el progresivo
empobrecimiento de los catalanes y comprometen seriamente la supervivencia del
país.
Asamblea Nacional
Catalana
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