viernes, 9 de junio de 2017

Ay, Ay, Ay, Secesión catalana. Victimismo.

‘’Victimismo y narcisismo son los dos rasgos del nosotros intacto que las clases políticas y sus aduladores y sirvientes intelectuales han levantado en cada comunidad, proscribiendo o dejando al margen no solo cualquier referencia favorable al marco político común sino cualquier noción adulta de ciudadanía. El lugar de nacimiento no es un hecho accidental, sino una marca del destino y un motivo de orgullo. Sin hacer más esfuerzo que el de ser de donde eres ya posees el privilegio de un origen único, que por un lado te ofrece la confortable posibilidad de contarte entre los perseguido, las víctimas y los héroes sin necesidad de padecer personalmente ningún sufrimiento.

Lo que te falta es porque te lo han quitado ellos, los opresores extranjeros; de lo que va mal son ellos los que tienen la culpa. Ellos quemaban herejes, invadían América, exterminaban a los indios, expoliaban aquellas tierras igual que han expoliado la tuya, eran xenófobos, eran sexistas, practicaban el tráfico de esclavos, carecían de conciencia ecológica, no se cambiaban de ropa interior. Mientras tanto tu pueblo que ha amado siempre la paz pero que no ha dudado en levantarse en armas cuando se lo agredía, que ha recibido siempre cordialmente al forastero pero nunca ha perdido ni dejado que se diluyera su idiosincrasia, ha hablado la lengua más antigua del mundo ha creado las rutas comerciales más civilizadas y prósperas por todo el Mediterráneo, ha pintado las cuevas de Altamira…

Antonio Muñoz Molina ‘Todo lo que era sólido’. Seix Barral. ’’


Los acontecimientos históricos descritos abren la puerta a uno de los rasgos catalanes, el victimismo, que se instalará en el imaginario colectivo y tiene relación con sentirse dañado por agentes externos. En el devenir histórico se consideran víctimas de decisiones políticas tomadas por otro estado que a ellos les afectaba negativamente, y al resto de forma positiva, se sienten víctimas por los desgarros que provocan los cambios históricos, creen que ellos no los propiciaron y a nadie más afectaron tan negativamente. El victimismo camina de la mano con echar las culpas a los otros de todos los males, generalmente los otros, serán los españoles en general, yo mismo, usted y su prima, serán culpables de que hayan perdido un pasado glorioso, no importa que esas glorias solo las disfrutaran los poderosos y no todo el pueblo. Tampoco debería ser necesario recordar que yo no estaba allí, ni usted ni su prima, ninguno de los españoles actuales eran quienes en 1714 sitiaron e incendiaron Barcelona, ni siquiera debería ser tristemente gracioso que hoy, usted, su prima, y yo, seamos considerados los expoliadores de Cataluña,…

Los catalanes desde entonces se considerarán víctimas constantes de afrentas y malos tratos… por parte mía, de usted y su prima, los niños catalanes han aprendido estas cosas, hoy acusan a los españoles de robarles. De poco servirán aquellas quejas de los monarcas de la Casa de Austria sobre la pobre contribución catalana a la Monarquía Hispánica del XVI y XVII, que se sustentaba fundamentalmente en la contribución castellana. O las cifras y estadísticas referidas al final el franquismo que mostrarán una Cataluña enriquecida en contraste con regiones pobres, o las cifras más recientes, de la democracia con el Estado de las autonomías desplegado, donde aparece creciendo en relación a España y Europa.

Mirar hacia el interior es peligroso, podrían descubrir que ellos tienen sus propias responsabilidades en cuanto les sucede. Como en los sucesos de 1714, que dan pie a la fiesta nacional catalana, durante aquella Guerra de Sucesión se producen en Catalunya  constantes cambios en los partidarios de una u otra alianza, lo cual evidencia un pueblo partido por intereses y sentimientos diferenciados suficientemente fuertes como para luchar contra sus convecinos, resultando que en unos momentos tienen mayor fuerza los borbónicos que los austriascistas, y al momento siguiente sucede lo contrario. Hasta que una vez ocurrida la derrota, comerciantes, propietarios de tierras, mandatarios militares, religiosos y políticos de ambos bandos, comiencen a hacer negocios juntos; los potentados, que apoyaran a uno u otro bando pasan a colaborar entre sí. 

Allí se documenta un período de fuerte desencanto entre los catalanes, eso sí, adjudicando la culpa de sus males a los españoles. La cuestión es que el victimismo y culpar al otro, siendo cierto que es un rasgo catalán, al reflexionar se visualizan aspectos similares en el conjunto de los españoles. La Leyenda Negra durante muchos años y será la causa de nuestros desastres, los franquistas culparán a los extranjeros del hambre, la miseria y la represión, son agresiones externas, contubernios, campañas comunistas, envidias de las democracias,… la responsabilidad de los males patrios será siempre de los otros, de los rojos; entiendan que para media España, los españoles serán exclusivamente los nacional-católicos. Los rasgos anteriores se aprecian ahora en el PP, los culpables de los desastres de España son los socialistas y la herencia que dejaron…incluida la separación de Cataluña.

(Fragmentos del libro Catalunya.Camino a la secesión)
PD. Todos tienen responsabilidades, pero es el govern de la Generalitat quien organiza y anuncia un golpe de estado.

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