‘’Victimismo y narcisismo son los dos
rasgos del nosotros intacto que las clases políticas y sus aduladores y
sirvientes intelectuales han levantado en cada comunidad, proscribiendo o
dejando al margen no solo cualquier referencia favorable al marco político
común sino cualquier noción adulta de ciudadanía. El lugar de nacimiento no es
un hecho accidental, sino una marca del destino y un motivo de orgullo. Sin
hacer más esfuerzo que el de ser de donde eres ya posees el privilegio de un
origen único, que por un lado te ofrece la confortable posibilidad de contarte
entre los perseguido, las víctimas y los héroes sin necesidad de padecer
personalmente ningún sufrimiento.
Lo que te falta es porque te lo han
quitado ellos, los opresores extranjeros; de lo que va mal son ellos los que
tienen la culpa. Ellos quemaban herejes, invadían América, exterminaban a los
indios, expoliaban aquellas tierras igual que han expoliado la tuya, eran
xenófobos, eran sexistas, practicaban el tráfico de esclavos, carecían de
conciencia ecológica, no se cambiaban de ropa interior. Mientras tanto tu
pueblo que ha amado siempre la paz pero que no ha dudado en levantarse en armas
cuando se lo agredía, que ha recibido siempre cordialmente al forastero pero
nunca ha perdido ni dejado que se diluyera su idiosincrasia, ha hablado la
lengua más antigua del mundo ha creado las rutas comerciales más civilizadas y
prósperas por todo el Mediterráneo, ha pintado las cuevas de Altamira…
Antonio
Muñoz Molina ‘Todo lo que era sólido’. Seix Barral. ’’
Los acontecimientos históricos
descritos abren la puerta a uno de los rasgos catalanes, el victimismo, que se
instalará en el imaginario colectivo y tiene relación con sentirse dañado por
agentes externos. En el devenir histórico se consideran víctimas de decisiones
políticas tomadas por otro estado que a ellos les afectaba negativamente, y al
resto de forma positiva, se sienten víctimas por los desgarros que provocan los
cambios históricos, creen que ellos no los propiciaron y a nadie más afectaron
tan negativamente. El victimismo camina de la mano con echar las culpas a los
otros de todos los males, generalmente los
otros, serán los españoles en
general, yo mismo, usted y su prima, serán culpables de que hayan perdido un
pasado glorioso, no importa que esas glorias solo las disfrutaran los poderosos
y no todo el pueblo. Tampoco debería ser necesario recordar que yo no estaba
allí, ni usted ni su prima, ninguno de los españoles actuales eran quienes en
1714 sitiaron e incendiaron Barcelona, ni siquiera debería ser tristemente
gracioso que hoy, usted, su prima, y yo, seamos considerados los expoliadores
de Cataluña,…
Los catalanes desde entonces se
considerarán víctimas constantes de afrentas y malos tratos… por parte mía, de
usted y su prima, los niños catalanes han aprendido estas cosas, hoy acusan a
los españoles de robarles. De poco servirán aquellas quejas de los monarcas de
la Casa de Austria sobre la pobre contribución catalana a la Monarquía
Hispánica del XVI y XVII, que se sustentaba fundamentalmente en la contribución
castellana. O las cifras y estadísticas referidas al final el franquismo que
mostrarán una Cataluña enriquecida en contraste con regiones pobres, o las
cifras más recientes, de la democracia con el Estado de las autonomías
desplegado, donde aparece creciendo en relación a España y Europa.
Mirar hacia el interior es peligroso,
podrían descubrir que ellos tienen sus propias responsabilidades en cuanto les
sucede. Como en los sucesos de 1714, que dan pie a la fiesta nacional catalana,
durante aquella Guerra de Sucesión se producen en Catalunya constantes cambios en los partidarios de una
u otra alianza, lo cual evidencia un pueblo partido por intereses y
sentimientos diferenciados suficientemente fuertes como para luchar contra sus
convecinos, resultando que en unos momentos tienen mayor fuerza los borbónicos
que los austriascistas, y al momento siguiente sucede lo contrario. Hasta que
una vez ocurrida la derrota, comerciantes, propietarios de tierras, mandatarios
militares, religiosos y políticos de ambos bandos, comiencen a hacer negocios
juntos; los potentados, que apoyaran a uno u otro bando pasan a colaborar entre
sí.
Allí se documenta un período de fuerte desencanto entre los catalanes, eso
sí, adjudicando la culpa de sus males a los españoles. La cuestión es que el
victimismo y culpar al otro, siendo cierto que es un rasgo catalán, al
reflexionar se visualizan aspectos similares en el conjunto de los españoles.
La Leyenda Negra durante muchos años y será la causa de nuestros desastres, los
franquistas culparán a los extranjeros del hambre, la miseria y la represión, son agresiones externas, contubernios,
campañas comunistas, envidias de las democracias,… la responsabilidad de
los males patrios será siempre de los otros, de los rojos; entiendan que para media
España, los españoles serán exclusivamente los nacional-católicos. Los rasgos
anteriores se aprecian ahora en el PP, los
culpables de los desastres de España son los socialistas y la herencia que
dejaron…incluida la separación de Cataluña.
(Fragmentos del libro Catalunya.Camino a la secesión)
PD. Todos tienen responsabilidades, pero es el govern de la Generalitat quien organiza y anuncia un golpe de estado.
PD. Todos tienen responsabilidades, pero es el govern de la Generalitat quien organiza y anuncia un golpe de estado.
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