Podemos hace aflorar los nervios de IU, PSOE, y otros grupos pequeños, hoy parece que su ascenso sea imparable (dicbre 2014); nadie tiene una bola de cristal, pero, lo que rápidamente surge también podría rápidamente desaparecer, -el exceso de sobre expectativas puede resultar indigesto- veremos cómo van adaptándose y resolviendo sus contradicciones cuando empiecen a elaborar y reiterar discursos, desarrollen su organización, empiecen a discutir programas y alianzas para municipales autonómicas y generales. El caso es que en todos los grupos políticos empezaron las carreras nerviosas para ver quién está más allá. Todos quieren parte del pastel electoral que cede la socialdemocracia, -además de querer atraer parte del electorado PP- pero de los 11 millones de votos socialistas de antaño, solo entre 1 o 2 millones son auto-titulados izquierdistas extremos, en terminología demoscopia, el resto son de izquierda y centro izquierda, sin olvidar los votos de centro derecha.
Social y políticamente sería una catástrofe la desaparición de un fuerte partido progresista, socialdemócrata o similar, porque hoy por hoy no se vislumbra una única fuerza de igual potencia capaz de ganar elecciones que pudiera sustituir a los gobiernos derechistas. Sin embargo tampoco se ven posibilidades de vencer a la derechona con el PSOE existente, quien está inmerso en un cierto grado de descomposición. En los malos tiempos afloran las desavenencias y peleas soterradas durante tiempo, agravado porque son muchos años de orillar debates que ahora estallan todos al tiempo y mezclados, la forma para no encontrar salidas a ningún problema. Un dilema hay sobre la mesa ¿sería útil para conquistar gobiernos la existencia de dos grandes aglutinadores, PSOE-Podemos? No parece, porque el reparto de votos beneficiará al PP.
Si un partido quiere ganar el poder político tendrá que contar con gran parte de los votos centristas, a izquierda y derecha, que representan más de la mitad de los electores y ello implica, de cara a los puristas, diluir posiciones, discursos y programas, o mezclar y tocar varios palillos a la vez. El poder político es útil para transformar la vida de millones de españoles, la paradoja que debe aceptarse en una sociedad democrática, es que, quien pretenda modificar la vida de millones de personas tendrá que abandonar extremos y dejarse influir por las mayorías situadas en los centros.
Las luces repentinas pueden cegarnos, pero está claro que cuanto más extremistas sean los proyectos, a menos gente influirán, lo cual quiere decir que la mejora de condiciones de vida, en extensión y profundidad, para poderse producir, requerirá ganar las elecciones y ello lleva aparejado menor extremismo en discursos, programas y medidas. Una de las diferencias de enfoque entre IU y Podemos, estos últimos no dudan en querer ganar, por tanto necesitan ser ambivalentes para atraer votos de 4.5.6 y hasta 7 del eje izquierda derecha, además de los 1.2.3 que comparten con IU.
Extractos de 'Podemos o no Podemos. Esa es la cuestión'. Escrito a finales de 2014.
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