El primer y segundo rescate han resultado un fracaso, la deuda no solo no frenó, sino que aumentó, los recortes forzados por los rescates generaron un decrecimiento que empeoró las condiciones de vida de la población y limitó las posibilidades reales de devolver los créditos. Pero nadie habló de terrorismo financiero durante décadas anteriores, cuando se fraguaron los cimientos del desastre, entonces gobierno, familias y empresas se inundaron de créditos, el estado siempre gastó más que ingresaba, el entramado estatal estaba soportado en deuda, pero este problema no ha sido visto como tal por muchos sectores políticos, al igual que en España, desde la izquierda se despreciaba hasta hacerlo desaparecer, se trataba de una estafa, era mentira, vivir de los préstamos no era peligroso, -la realidad soñada-, mientras tanto las cifras engordaban mostrando la mayor acumulación de deudas de la historia. Mientras decenas de instituciones internacionales publicaban montones de estadísticas sobre el asunto en las que mostraban el gigantesco crecimiento de la deuda, era fácil leer a gente relevante, españoles y griegos, que no existía tal problema. Hasta que estalló. (Es que ‘La deuda es mucho más que deuda’).
Estallar significó que el crédito desapareció tras la quiebra de Lheman Brothers en 2008, el precio de los activos se derrumbó, lo adquirido con créditos perdió su valor por debajo del nominal, manteniendo la deuda por encima del activo, y eso en el mejor de los casos, porque la deuda pública en Grecia y España, en su mayoría soportaba gastos corrientes de la Administración, respaldaba consumo, y en menor medida inversiones desproporcionadas, ruinosas por corruptas. Refugiado en los sueños el simplismo fue negarse a ver las repercusiones del estallido de una burbuja de crédito, que rompió las piernas a los deudores, e inmoviliza proyectos y vidas por muchos años, porque las deudas pasan de generación en generación; simplismo supone no ver que en los estallidos de burbujas, habitualmente, muchas de las deudas privadas pasan al sector público, en Grecia y España, simplismo fue no percatarse de que en el caso de la deuda pública los intereses a pagar se hacían insostenibles –más de 35.000 millones anuales en España, similar al subsidio por desempleo anual, equivalente a la suma de recortes de varios años; Grecia paga aproximadamente un tercio de intereses, con un PIB muchísimo menor-.
El simplismo en los análisis prosiguió, nadie podía pagar, ahora se insistía en que la gente no éramos responsables de las deudas, ilegítimas e ilegales, por lo que había que negarse a pagarlas, y así, gente respetable en algunos ámbitos políticos comenzó a propagar la idea de impagar la deuda. Negarse a pagar se extendió pronto en amplios ambientes, parecía una fácil y sencilla solución a los problemas. Pero el simplismo filosófico, el populismo político, nuevamente mostró no ser solución para problemas complejos. Al mismo tiempo las políticas de austeridad aumentaban, generaron una gran recesión europea, así que en España y Grecia, las deudas crecieron, como consecuencia de decrecer la economía, a menor PIB mayor peso de la deuda, como consecuencia de mayores gastos sociales provocados por la recesión, como consecuencia de los intereses a pagar y como consecuencia de salvar deudas privadas de bancos y corporaciones que se asumían como públicas. –Se puede hacer un master sobre el traspaso de deudas privadas a públicas estudiando la quiebra de Cajas de Ahorros españolas-.
Defender el impago de la deuda se ha ido apagando sin explicación, ya no se lee tanto a quienes lo escribían. Cada vez que los mercados escuchaban la propuesta de impagar, a Grecia le costaba más dinero y esfuerzo conseguir financiación. Syriza no puede pagar pensiones y pide crédito a los mercados, al margen del facilitado por instituciones europeas, los prestamistas habían escuchado que no pagarían y calculan los intereses considerando la posible quita que se produciría en bonos a tres años que compraban y cobran un interés del 25%, (chart página 61); así Grecia se hundía más. Gritar la posibilidad de impagar, hacía todo más difícil, costaba mucho más, si una reestructuración negociada de deuda es cara, pero posible, una declaración unilateral de default puede ser una locura carísima.
Tsipras se quejaba amargamente ante los negociadores europeos de que los fondos de inversión que soportaban las pensiones habían perdido 25.000 millones de euros, y esa era una de las razones que las hacían insostenibles, la causa estuvo en la reestructuración de la deuda griega de 2012. Las quitas aceptadas en una reestructuración provocan pérdidas a las instituciones tenedoras de esa deuda, pasó en Grecia con los fondos de pensiones, y con los bancos privados, grandes tenedores de deuda pública, los cuales quedaron tan dañados que tuvieron que apuntalarlos. En el caso de producir un impago en España, una quita afectaría también a fondos de pensiones nacionales e internacionales, acusarían las pérdidas nuestra hucha de la Seguridad Social española, que tiene un altísimo porcentaje invertido en deuda pública, como casi todos los fondos de inversión.
El simplismo analítico extendió la idea de que la maldita Europa fue la culpable de que españoles y griegos, familias, empresas, bancos, pidieran tantos y tantos préstamos durante los noventa y dos mil, -la deuda pública española era baja, pero la griega ya era altísima- es cierto que el sistema de excedentes puede explicar una parte del asunto, lo externo, pero sin la responsabilidad interna, difícilmente se tendría un panorama completo con posibilidades de intervenir para mejorarlo. De repente olvidaron que los costes de los créditos antes del euro eran altísimos para españoles y griegos, precios que referencia la prima de riesgo; con la implantación del euro, tomó tendencia a igualarse que vuelve a divergir profundamente cuando estalla la crisis, -se pueden observar en chart páginas 6 y 28)-.
Todo se olvidó y tres etapas distintas, una docena de años, se convierten en la misma, -durante esos años Grecia, crece en PIB por encima de la UE12, reduce velozmente la inflación, el desempleo se sitúa en el entorno del 10%, y se expande financieramente por los Balcanes y Turquía…- . (El pueblo griego juzga muy positiva su relación con Europa en un 77%, los diputados de Syriza solo la mitad de ellos lo creen. What do Greek political elites think about Europe and the crisis? An exploratory analysis Yannis Tsirbas and Dimitri A. Sotiropoulos. Hellenic Observatory Papers on Greece and Southeast Europe. Julio 2015). Tres momentos económicos tan dispares, el antes de, la implantación del euro y la posterior crisis, tuvieron participación política muy distinta en cada momento y país, los pueblos apoyan mayorías actuales distintas a las que apoyaron hace años, con la misma legitimidad ambas; y todo se pretende encerrar en una frase, que es la que cala y moviliza. Pero no resuelve, ni ayuda a resolver.
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