lunes, 1 de diciembre de 2014

Regenerar la democracia, no volver al franquismo

Olvidar el pasado dificulta las soluciones del presente, pretender hacer tabla rasa y empezar de cero es una muy mala política –además nunca se puede partir de cero-. Sobre todo cuando se demuestra que en el pasado no muy lejano, fuimos capaces de reducir desigualdades, ¿por qué no podemos hacerlo ahora?, revertir los últimos años de derrumbe es dificilísimo, pero más sencillo que destruir completamente el entramado del régimen democrático. Empezar uno nuevo para cambiar de régimen, puede demorar muchos años las posibilidades de reconducir la situación, porque no es posible confundirlo con un camino de rosas en el que el voluntarismo se imponga a los intereses de otras fuerzas. Frenar el empeoramiento de las condiciones de vida de millones de personas es urgente y las medidas no pueden  esperar, por lo que la rapidez de actuación con los mimbres que existen es vital, así modificar el sistema actual, regenerar la democracia, con ser muy difícil, siempre será más sencillo y rápido que tirarlo y entrar en un proceso de construcción de una nueva sociedad.

Los que vivimos el franquismo durante niñez y juventud, y además nos gustaba leer, hablar y escuchar, recordamos la corrupción amplísimamente instalada en la sociedad ganadora, empezando por grandes empresas y jerarcas del Régimen, -militares de alta graduación, políticos tradicionales, aristocracia, terratenientes, oligarcas del dinero… cuyos negocios y el unte del reparto de la riqueza queda a mucha distancia de los actuales, que al menos se pueden denunciar, incluían fraudes en materiales y concesiones de todo tipo de obras, puentes, carreteras, vías férreas, estaciones… no solo en cuanto a su localización en terrenos del conde XXX o del marqués YYY sino en cuanto a sobreprecios públicos, inflados en relación a materiales y costes.

Las concesiones de importación exportación eran graciosamente asignadas a los amiguetes, se legislaban limitaciones a la entrada de competencia en sectores privilegiados para que los amigos pudieran hacer negocios a sus anchas, la recalificación de terrenos era habitual, aunque nunca se escribía nada, era una constante la vista gorda a sus propias leyes cuando perjudicaban negocios concretos de los ganadores, por ejemplo las que determinaban topes de construcción por m2 eran ampliamente rebasadas en grandes barrios de las capitales, presos trabajando gratis para empresas afines, salarios de miseria cuando los tenían para algunos trabajadores perdedores, campos de concentración, asesinatos de postguerra, los cuarenta, los cincuenta…, cárceles, orfanatos, sanatorios, etc. etc.

La vida nos deparaba constantes ejemplos cotidianos que se amontonan en nuestra memoria; cajas y sacos de alimentos, incluidos pescados y carnes, se descargaban como penalización a los controladores de abastos; requisas nocturnas eran realizadas por números de Guardia Civil acumulando hortalizas y verduras en zonas rurales, productos que luego se cambiaban y vendían por sus mujeres hasta en los propios cuarteles; recogidas de recolección de grano, de las que se quitaban por los controladores una o dos paladas como comisión; trabajos que se daban sobre la base previa de vejaciones a familiares; papeles de necesarios para cualquier trámite, incluidos los de buena conducta que daban los curas, concedidos a partir de favores sexuales; requisas de ganados y pertenencias, robos de propiedades particulares y de instituciones, -algunas fueron vendidas en los momentos álgidos de burbujas inmobiliarias- títulos y puestos de trabajo se perdían por denuncias interesadas y se repartían los ganadores; viviendas sociales construidas en los centros de las capitales, que se ocupaban por notarios, abogados, generales, políticos que rotaban por todos los cargos, -se pueden ver todavía- etc. etc.

Las mujeres hicieron la gran revolución del siglo pasado, en derechos y relaciones de vida cotidiana, es a partir de la democracia cuando se las ve por calles y plazas, exposiciones y conciertos,… en mi juventud era imposible ver mujeres en bares o paseando por pueblos y calles. Durante el franquismo, las mujeres, y no los hombres, tenían obligación de declarar el nombre del cónyuge, profesión, trabajo e hijos. Si estaban casadas no podían inscribirse como paradas en las oficinas de colocación, se llegó a prohibir el empleo femenino de las casadas en 1942, y despido obligatorio de solteras cuando se casaran, todavía en los sesenta.

Durante el franquismo las mujeres quedarán recluidas en el hogar bajo la tutela del padre hasta los 25, salvo anterior matrimonio quedando sometidas al marido, -mayoría de edad masculina a los 21, se equiparan en 1972-. No podían firmar contratos, abrir cuentas corrientes, elegir profesión, ni disponer de sus propios bienes… sin autorización masculina. El Código civil equiparaba a las mujeres con locos y dementes… penas para el adulterio femenino, durísimas,- incluso padres y maridos podían matarlas hasta el 21/3/1963-, mientras, para el hombre no había por adulterio, solo en caso de amancebamiento, por supuesto existían duras penas por aborto, no había divorcio,… la obligatoriedad de escolarización sin discriminación por sexo se fija en la Ley General de Educación, en 1970, hasta ese mismo año los padres podían dar en adopción a sus hijos, sin consentimiento materno…



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Le invitamos a compartir por favor pedir Consulte AB Atkinson y S. Morelli (2014) - 'La Chartbook de la desigualdad económica a www.ChartbookOfEconomicInequality.com

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