Soñé
que Europa se desmoronaba ante el amasijo de signatarios de los tratados que
imposibilitaban tomar cualquier decisión. Si antaño resultaba casi imposible
llegar a acuerdos de funcionamiento que dieran respuesta rápida a los
problemas que genera la globalización, entre los 18 miembros de la eurozona, o los
28 de la UE, ahora resultaba imposible conseguir acuerdos de unanimidad que
permitieran el funcionamiento entre los más de 40 signatarios miembros de los tratados
de la nueva Europa. Las decisiones por mayoría no pudieron ser aceptadas ya que
supondrían obligar, a estados soberanos que no querían ceder soberanía, ellos
querían tener derecho a decidir.
Los pueblos, trabajadores, clases medias, se llevaban las manos a la cabeza, ¿pero como no arreglan esto, los políticos son culpables? Los
poderes económicos globales, o locales, estaban contentos, los lobbies habían
hecho bien su trabajo de dispersar y miniaturizar los poderes políticos, los ricos
del planeta se frotaban las manos, incluidos los multimillonarios europeos, por
fin el campo libre sin cortapisas legales que impidieran la circulación de
capitales a su antojo sin someterse a normas o fiscalización política. Ningún país
se atrevería a implantar leyes distintas a sus vecinos, no podrían hacerlo
porque el dinero iría al país de al lado, no serviría para nada, de tal forma
que los impuestos sobre beneficios, o sobre fortunas, etc. desaparecerían. Por
fin la libertad tantas veces añorada por el neoliberalismo, libertad de dar trabajo
sin contratos por salarios africanos.
En
pocos años habían aparecido multitud de pueblos y reinos históricos, como había predicho Stepfane
Dión, naciones y grupos sociales se constituían en estados, con entidad legal
independiente. Aquello estaba sustentado en la consigna derecho a decidir, que apoyaban fuerzas que se llamaban a sí mismas
progresistas, situadas en el lateral de los verdes y las izquierdas, millones
de personas defendían el derecho a la secesión, de pueblos y ciudades, de
etnias, de culturas… todas legítimas y con reminiscencias históricas
constatadas. Pero ojo, el derecho a decidir solo era para unos, no para todos,
solo era para algunas cosas como la secesión, no era decisorio para tener
trabajo o derecho a pensión, tampoco para organizar la producción y
distribución, el derecho a decidir tampoco contenía la posibilidad de acabar
con las desigualdades, etc.
Atrás
quedaron los tiempos en los que la fraternidad tenía sentido, proletarios del mundo uníos, se convirtió en una antigualla que unida a
viejos aires anarquistas, cantaban la esperanza de la solidaridad entre personas
y pueblos, que en aquellos tiempos distinguían entre ricos y pobres y que
ahora, anarquistas, comunistas, socialistas, ilustrados, se revolvían en sus
tumbas al ver sus ideales machacados.
La
libertad neoliberal se ha abierto paso, abrazada por popes sindicalistas,
verdes e izquierdistas, la libertad de los ricos a separarse de los pobres, el derecho
a decidir no pagar impuestos, derecho a decidir esconderse en paraísos fiscales,
derecho a decidir separarse de quienes no interesan, a decidir contratar y en
qué condiciones,… por fin entendieron el derecho a decidir libremente hacer lo
que quisieran con la energía, la producción, el medio ambiente...
Al
fin y al cabo todo puede justificarse, desde hace veinticinco siglos hasta hoy
el continente europeo, tiene múltiples rastros de culturas, reinos, naciones,
países, ciudades estado, imperios, alianzas supranacionales, estados en
diversas formas, etc. etc. incluso con distintos formatos de existencia en cada
tiempo histórico, la diversidad de Europa es un hecho y el que no encuentre es
porque no busca lo suficiente, así que defenderla, debieron pensar que también estaba
en las tradiciones.
Bien
es verdad que durante un tiempo a los que se llamaban europeístas tenían otras
ideas sustentadas en la legalidad, fraternidad-solidaridad e igualdad, que
hablaban de construir juntos, de aceptar diferencias en un entorno con ciertas
posibilidades de tomar decisiones políticas consensuadas susceptibles de
aplicarse en aquella Unión Europea.
PD.
Dedicado a los popes sindicalistas que pactaron con la oligarquía catalana hace
unas semanas y a Ska Keller representante de los verdes que defendió el derecho
a la secesión catalana en el debate a cinco (minuto 52).
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