Los datos de comercio exterior son los que reflejan mejoras claras, pero aceptan matices respecto a su capacidad de consolidar sus logros, de hecho han frenado en los últimos meses. Crecieron exportaciones, arropadas en la devaluación interna y en el mayor crecimiento producido en países externos a la UE, aumentaron las destinadas a países emergentes, que hoy frenan como consecuencia de sus tormentas que desaceleran crecimiento. Los resultados positivos de la balanza, fueron mayores porque disminuyeron con mayor intensidad las importaciones tradicionalmente excesivamente superiores a exportaciones, cayeron como consecuencia de la recesión, nuestra desplome de la demanda interna. Dentro de la composición del PIB en España tiene un peso importante la demanda interna, en el entorno del 60%, por ello cualquier recuperación sin apoyarse en el principal componente quedará coja.
Una
devaluación interna es lo que estamos viviendo, soportada en rebajas de salarios y poco en los precios, pero las
rebajas de salarios reducen el consumo y las cotizaciones a la Seguridad Social,
se restringe la demanda y la recaudación estatal, lo cual influye en que habrá
menos inversores con ganas de levantar proyectos de producción, aumentará el paro de larga duración y como consecuencia los impagos crecerán,
ello aumentará la mora que pondrá en
aprietos a la banca, lo que exigirá mayor dotación a provisiones, que supondrán
drenar recursos al sistema y aumentar las dificultades de créditos a familias y
empresas, que frenarán la recuperación.
La mejora de competitividad que se ha logrado hasta ahora, es pobre e
inconsistente ya que solo se apoya en caídas salariales y trabajo precario,
ganar competitividad establemente, requiere: crecimiento del crédito, que a su
vez necesita de aumentos de ahorro que pudieran destinar una parte a inversión,
requiere reducir los precios de venta y producción, aquí los costes energéticos
son muy importantes, también mejorar la educación y formación, aumentar la
I+D+i factores estos últimos destruidos, que nos llevan a gran velocidad atrás el equivalente a 20 años. Estabilizar lo anterior implica dar continuidad en los empleos y no precariedad,
es vital para que tenga sentido hablar de formación e innovación,… en gran
parte todo lo anterior es lo contrario de lo que se está haciendo.
La pérdida de competitividad de
años pasados tiene que ver entre otros factores con una inflación interna, a
raíz de la entrada en el euro, los precios españoles se disparan en relación a
los del resto de competidores y aquí seguimos, en la medida que no podemos
ejercer el recurso a la devaluación de nuestra propia moneda, como antes con la
peseta, se recurre a la salida de la devaluación interna, que aquí está
soportada fundamentalmente en los salarios. Aspecto que se añade a nuestro
problema de deuda, en la medida que entre algunos analistas y acreedores
extranjeros lo perciben más grave de lo que representan las actuales cifras en
ratios sobre PIB actual, que hoy podría estar inflado, lo cual haría mayor el
tamaño de deuda privada de lo que parece hoy en relación a un PIB, el denominador
de la fracción, que sería menor, una vez efectuada la devaluación interna. Como
resultado, el desapalancamiento, las dificultades de devolución de deuda,
aumentan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario