En el post anterior aclaraba la
intencionalidad del PP en extender la idea de recuperación, pretenden con ello
empujar y poner en marcha recursos ociosos de algunos individuos y sectores
internos, para intentar una llamada de atención a otros capitales exteriores.
La intención puede tener su lógica, pero al mismo tiempo está mostrando la
carencia de planes globales a medio plazo, lo cual frenará cualquier intento de
recuperación sostenida en cuanto pase su efecto de chispazo.
Han pasado 5 años de crisis
intensa y todavía no tenemos a escala país ningún plan de salida del túnel, no
hay trazados planes sectoriales ni globales de reformas que marquen una dirección
hacia la que camina España. Entenderán, que lo que este gobierno llama
pomposamente reformas no son más que unos cuantos recortes, muchos sin sentido
las más de las veces y otras solo con el sentido de atacar derechos y
conquistas sociales –¡Que se jodan!-.
Después de tanto tiempo no
conocemos ningún proyecto político que contemple la construcción del país para
el medio plazo, lo cual tiene que ver con que ni siquiera tuvimos un relato
coherente de lo ocurrido en los últimos 20 años y menos aún un diagnóstico
compartido. Relatos de intelectuales, existen, con algunas diferencias, hay
explicaciones de individuos cercanos a los partidos, incluso que fueron
asesores, pero no han sido asumidos ni utilizados por los partidos en tanto
instituciones que los pudieran poner en marcha. Este es un hecho más que
permite visualizar el cogollo de la crisis que vivimos en los partidos, en sus
direcciones y funcionamiento, en su impermeabilidad social, en su cerrazón para
dialogar, en definitiva en la poca capacidad de incidir sobre ellos que tiene
la ciudadanía.
Esto es gravísimo, porque al
margen de las dificultades para construir un proyecto colectivo en cada partido
o en la sociedad, lo que está ocurriendo es que carecen de sentido las medidas,
recortes, o pretendidas reformas que se les ocurren, es dificilísimo
rentabilizar las distintas políticas, las piezas no encajan en un proyecto
global y pierden su eficacia, incluso muchas de ellas son contradictorias entre
sí. Recortar las excesivas subvenciones que disfrutaban las energías renovables,
eólica y solar, puede tener su lógica, pero cargarse uno de los pocos sectores de
tecnología punta mundial que teníamos es una barbaridad. Justificar con el
mantra de los recortes, desmontar el entramado de I+D+i que tan cotosamente se
estaba construyendo después de tanto abandono, puede suponer décadas de atraso
que impidan salir de esta crisis a varias generaciones. Aumentar subvenciones y
reducciones de cotizaciones sociales para facilitar contratación puede hundir,
todavía mucho más, las cuentas de la Seguridad Social. Profundizar políticas
recesivas, hunde las posibilidades de recuperación, lo cual agranda las
cantidades a destinar a gasto social y aumenta déficit y deuda, que a su vez
aumenta la cifra de intereses a pagar, a pesar de la reducción de la prima de
riesgo, recesión que deprime consumo y producción que aumenta mora bancaria de
los préstamos concedidos, lo cual dificulta el crédito al necesitar mayores
provisiones.
Facilitar los despidos con la
reforma laboral, no facilita la creación de empleo, las rebajas salariales no
facilitan el consumo, lo cual destroza la demanda interna sin la cual no hay
posible recuperación sostenida ni saneamiento empresarial, etc. etc. Amén de
que se desarrollan con mayor fuerza las ideas más carcas e inútiles de la derechona
española, las viejas recetas de la noche de los tiempos, lo cual está asustando
a amplios sectores de derecha española defensores de los mercados, por ejemplo
aquellos que están en el entorno de Fedea. Apostar por viejos monopolios
oligárquicos, eléctrico y bancario, no favorece el precio y estabilidad de la
energía y el crédito, vitales para todos los sectores productivos españoles.
Ayudarlos a resolver los problemas de sobredimensionamiento de esos monopolios,
su exceso de grandes instalaciones de ciclo combinado y enorme cantidad de
préstamos y oficinas bancarias, están encareciendo profundamente todo el
sistema productivo, que sin precios competitivos y estables y sin crédito no
podrán trazar una senda de recuperación con mínimas posibilidades.
Estas incoherencias y falta de
proyecto colectivo son visibles desde dentro y fuera, inversores, mercados,
organismos internacionales… lo cual redundará en el fracaso de una recuperación
sostenida a medio plazo, apareciendo por ahora los buitres e inversores cortoplacistas cuyos intereses son
extremadamente cambiantes, hoy se dirigen a las oportunidades que está
ofreciendo la quiebra del país, pero al rato pueden volar a cualquier otra
parte. Las cifras españolas de las que presume el PP están cosidas con delgados
hilos, un paro gigantesco, desigualdades en aumento, destrucción de la cuarta
parte del aparato productivo, caída de la demanda, desplome de ingresos
fiscales, ralentización del PIB -que podría haber caído bastante más en estos
años de lo que indican las cifras oficiales, a tenor de las caídas de todos sus
componentes-, gastos que mantienen un déficit incontenido, deuda pública por
encima del 100%, desapalancamiento privado reduciéndose muy lentamente,… todo
puede empeorar bastante en cualquier momento. Una crisis financiera europea,
una guerra, un conflicto político grave… pueden desatar acontecimientos fuera
de control.
Muchos intelectuales desde
diversas posturas ideológicas trazan caminos posibles de salida, incluso
podrían hacerse coincidir algunos planes, pero los partidos políticos siguen
cerrados a cuanta opinión proceda de fuera de ellos, incluidas las ideas de
intelectuales cercanos antaño a esos partidos. El Gobierno del PP cortoplacista
como siempre fue la derecha española, no tiene proyecto de futuro, -sí de
pasado, al que nos quiere llevar- su objetivo es aprovechar la coyuntura con
fines electoralistas, su propio interés, mantener sus votantes, quieren hacer solos un camino e imponerlo a toda la sociedad, pero no proyectan salidas para todos. Las soluciones estables serán imposibles si no son consensuadas ampliamente
entre todos, partidos y sociedad.
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