No
debe ser casualidad. Es el signo de los tiempos en esta nuestra sociedad. Casi
un 70% de las medallas españolas conseguidas por las mujeres que eran un 40% de
los participantes. Digamos que hay mayor eficiencia femenina que masculina, o
que las elegidas para ir a Londres han tenido un plus superior de sufrimiento,
de tener que demostrar a cada paso que eran mejores, entrenar más, estar mejor
preparadas que sus compañeros, etc.
Es
difícil destacarlas, al escribir intentaba hacerlo, comenzando por las de natación sincronizada que conquistaban
desde antaño, ahora el equipo y la pareja, pero enseguida aparecía Mireia y su
fuerza mental, o la dureza de las gallegas y asturiana, que no tenían ni barco
para entrenar y van y ganan ORO, o los equipos de waterpolo o balonmano, que
son jovencitas que te encuentras al
pasear por tu pueblo, o Marina en vela, Brigitte en taekwondo, Maialen en
piragüismo eslalom, Maider lucha. Coraje, seriedad, entrenamiento, constancia,
humildad, capacidad de mejora, de sufrimiento, creer en sus propias fuerzas…
Nada
que ver con los iconos deportivos que muestran los medios hasta aburrir, esos
multimillonarios futbolistas muy lejos de los valores que representan estas
mujeres al estar bañados preferentemente en el dinero. Los comentarios que
escuchaba diariamente por las calles y bares sobre los JJOO eran de orgullo
español, por las chicas. Se imaginan que los medios en vez de tantísimo fútbol, diariamente, difundieran algunas de estas vidas y esfuerzos deportivos, que entre los colegios se preocuparan por hablar de otros deportes y no tanto de los 5 o 6 ídolos futboleros.
Invitan
a una reflexión, pero no en el deporte, solamente. Como en la vida misma, las
exigencias son mayores para una parte que para la otra, en empresas, en los
puestos de responsabilidad, en los cargos políticos, en el Parlamento o en el
gobierno... y luego claro, pasa lo que pasa, no están en primera línea los
mejor preparados. Por ejemplo en los puestos de mando del deporte español, que
necesitan una buena limpieza. Al responsable de los uniformes destitución
fulminante y pública.
Ahora
que algunos quieren poner de moda el recuerdo embellecido del pasado, no olvidemos que el
franquismo aplastó a los más débiles, destrozó cualquier atisbo de igualdad y
condenó a las mujeres a ser mujer/mujer/madre, apéndices de hombres con
peinetas y misas, a lo que muchas escaparon. No es el signo de los tiempos el
que trajo la revolución de la mujer a España, fue la parte de sociedad que quiso matar el franquismo, apoyada ideológicamente en los sesenta que volcaron
sobre los años de la transición además de la lucha de clases, el feminismo y
ecologismo, y que por supuesto retomaron ideas de las españolas de principios
de siglo.
Es
a partir de entonces, en los ochenta y noventa, cuando velozmente disminuyen
las cifras de analfabetismo femenino, cuando la mujer se incorpora mayoritariamente
a las universidades y se produce masiva incorporación al mercado de trabajo, y
a los deportes. Al olimpismo tardaría más, hasta Barcelona 92 no saldría con
fuerza.
El
éxito deportivo es una muestra más del papel que tiene la mujer española en la
sociedad en general, conquistado sobre todo después de la muerte de Franco, un aspecto
que disfrutábamos como muchos otros y que parecimos olvidar últimamente; y del
que muestran querencia el gobierno del PP y la Iglesia como vemos en sus
proyectos de ley regresivos hacia la figura tutelada de mujer/madre.
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