viernes, 25 de noviembre de 2011
Alemania, también trastabillea. Nosotros ni se sabe
CDS, riesgo de impago alemanes, subida como todos en septiembre, bajón y la subida actual disparada. Ojo con los valores muy por debajo de España...a pesar del dibujo.
Benditos aquellos que con una frase explican todo y se conforman con ella para cualquier tiempo, en mi caso siempre veo matices, contradicciones, diversidad, múltiples brillos y además cambian rápidamente en el tiempo… Seguimos con Alemania.
Las ventas masivas de bonos españoles e italianos, explicaban estos días las subidas de la prima de riesgos y el encarecimiento de la financiación correspondiente, mientras que la deuda alemana actuaba como refugio a pesar de tener rentabilidad menor al 2%, por tanto negativa si consideramos la inflación. Lo anterior era lo que ha ido ocurrido durante estos meses de atrás, ventas abundantes de bancos y fondos de inversión de todos los países, que iban reduciendo riesgos y no solo provocadas por los especuladores.
El problema nuevo que aparece estos días, es que Alemania no consigue colocar su deuda en los mercados tan fácilmente y de forma tan barata y que por primera vez tiene que pagar más que el Reino Unido, (que está fuera del euro) para hacerlo, al menos la de corto plazo, como por otro lado pasa con las letras españolas a 3 y 6 meses. Lo que está ocurriendo en los últimos tiempos es que bancos, fondos y brókeres mundiales venden posiciones en euros, incluida deuda alemana que era el refugio junto con el dólar, y venden no solo por su baja rentabilidad, también por el riesgo asociado al euro y a las dificultades alemanas (ver ayer el artículo volcado de Xavier Sala), complicaciones que aumentarán por la recesión europea que están provocando las políticas de ajuste rígido impuestas por el núcleo duro del norte. (Vieron ustedes aquel gestor inmobilirio de viviendas de lujo en Londres contando que están subiendo el precio de las lujosas mansiones del centro compradas por griegos, italianos, portugueses, españoles... es la pasta que huye y busca refugio rentable fuera de la zona euro, a pesar de la enorme crisis del R.U.)
A pesar de todo, la lucha política entre sur y norte, periferia y centro y socialdemocracia/verdes y conservadores toma un nuevo giro en Europa y en Alemania la Sra. Merkel comienza a tener dificultades, en torno al BCE, sus atribuciones y objetivos, en torno a los eurobonos y sus variantes, en torno a políticas de menor rigidez en los ajustes que permitan alguna expansión, luchas que siguen abiertas en frentes como el de nuevas relaciones entre todos los 27 con los 17 de la eurozona o la mayor o menor integración política, económica, fiscal, entre los 17, o en las relaciones con los emergentes y con EEUU…
Estas batallas son las que marcarán la senda de nuestro futuro y de las que hemos escuchado poquísimo en esta campaña electoral, centrada en decirnos cosas que dependerán en casi todo de las batallas anteriores. (Solo escuché a Felipe González hablar de estas cosas, en un mitin en mi pueblo, que el interpretaba como conferencia para explicar las dificultades españolas/europeas.)
En los cuadros tomados del F.M.I. EEUU Y ALEMANIA Siguen parejos caminos en rendimientos de bonos, cercanos al 2%, por tanto con precios de compra arriba y similares en riesgo de impago reflejado en los CDS, en los que se aprecia cómo se distancia Francia. Veremos en cuadros futuros.
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Transcribo la parte final de este artículo que publican en 'Jaque al neoliberalismo' que enlazo.
La Unión Monetaria Europea se hunde al igual que el Titanic. Marshall Auerback, New Deal 2.0
Alemania, miope beneficiaria neta del euro
La sugerencia de que el subconsumo y la adicción a la exportación de Alemania podrían tener algo que ver con la crisis presente en la eurozona, les resulta de todo punto vitanda a las autoridades alemanas. Algunos políticos griegos han replicado a la presión alemana con airadas referencias a la brutal ocupación nazi de su país durante la II Guerra Mundial. ¡Menuda solidaridad europea!
En ese contexto, resultan interesantes las declaraciones del antiguo Canciller alemán Helmut Kohl, que ahora está aparentemente criticando a la actual Cancillera Merkel, quien se habría revelado como una filistea de cortas miras y a quien nunca habría de haberse confiado la dirección política de una gran nación como Alemania.
Merkel, huelga decirlo, proclama estar defendiendo los intereses del contribuyente alemán. Resulta divertido escuchar a los alemanes hablar del “coste” que para ellos tiene estar en la eurozona a causa de tener que “financiar” a los “manirrotos” griegos e italianos. Por lo pronto, la “financiación” viene del BCE, que crea de la nada y a su arbitrio nuevos activos financieros netos denominados en euros, no de los alemanes.
Lo cierto es que los alemanes han soportado un coste cero. Han atrapado a los exportadores que competían con ellos en una Unión Monetaria Europea que los condena a tasas de cambio desesperadamente no competitivas. Los impuestos alemanes no se han evaporado, no han recortado sus generosos servicios sociales públicos (que son mucho más grandes que los de Grecia, contra la creencia popular). Al propio tiempo, los países periféricos han visto destruidas sus economías por una austeridad forzosa, a trueque de la cual obtienen financiación del BCE que —¡no os lo perdáis!— les sirve para comprar más productos importados de Alemania.
De modo, pues, que el BCE mantiene vivo el juego de facilitar la continuada expansión de las exportaciones alemanas al resto de Europa (aun cuando esa estrategia, según comienzan a percatarse el señor Tremonti y otros, resulta al final autodestructiva), y los alemanes no pagan nada por este privilegio. Ni más impuestos, ni más austeridad, ni más amenazas competitivas a la base exportadora de Berlín, mientras los PIIGS estén atrapados en la camisa de fuerza del euro.
Ironía adicional: si Grecia, España y otras naciones periféricas lograran imponerse a sí propias una “devaluación interna”, no pocas empresas alemanas emprenderían el camino de la relocaización mediterránea o presionarían aún más a la baja a los salarios alemanes.
Giulio Tremonti lleva razón: Alemania está en una cabina de primera clase del Titánic. Otro modo de ver eso mismo: figuras como la Cancillera Merkel están llevando a los PIIGS al matadero, sin percatarse de que se hallan en el mismo corredor de la muerte. La tragedia desencadenada por la presente crisis está entrando en su fase crítica, y la mezquina mediocridad de la respuesta política ofrecida no sólo podría traer consigo el final de una moneda, sino el de toda una visión de la unificación de Europa. El problema esencial es que la UE, fundada como un proyecto político, se convirtió muy pronto en una (prometedora) aventura económica. ¿No es irónico que sea precisamente la falta de una genuina unión política –que habría permitido una política fiscal unificada— lo que termine matando a su economía?
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