lunes, 21 de noviembre de 2022

Apuntes sobre fascismos. 4

 Fascismos. Apuntes sobre Catalano fascismo

La idea simplificadora y extendida por la III Internacional, de que el fascismo es un instrumento del capital, no explicaba el por qué movilizaron tantos millones de personas, obreros y campesinos; introducir la dicotomía de derechas e izquierdas, capitalistas y obreros, impide comprender el fenómeno. Los capitales se mueven velozmente por el mundo globalizado, saltando de un país a otro, de una empresa a otra, apoyando o destrozando cualquier ideología, gobierno, institución, partido, etc. que en ese momento no les sea de utilidad, la cuestión es que el capital, mejor los capitales ya que son diversos y luchan entre sí, por tanto, definir algo en función de ser instrumento del capital, como si al otro lado estuviera la internacional obrera oponiéndoles un objetivo concreto, resulta poco útil. Las democracias combatieron al fascismo en la II Guerra Mundial, los neofascismos, postfascismos, europeos combaten las democracias actuales, unos capitales apoyaban el bando aliado de las democracias en la II Guerra, y otros capitales apoyaban al Eje.

Hoy unos capitales apoyan la Unión Europea mientras otros capitales apuestan por derribarla, y apoyan a los neofascistas; en Francia, cuando Agrupación Nacional entró en graves dificultades que hacían peligrar su continuidad, el partido de Le Pen en 2014 fue apoyado por Putin, recibió millones de dólares del capital ruso; Steve Bannon, factótum de la campaña ultraderechista de Trump se instala en Roma o Bruselas, para prestar apoyo a los neofascismos europeos.

Los apoyos del capital promueven movimientos de masas aglutinadores de clases medias y sectores de clase obrera destrozados por las crisis, la transversalidad de muchos movimientos hoy recoge a los perdedores de la globalización, a los indignados, xenófobos, racistas, machistas, a todo aquel que tenga cuentas pendientes con el mundo. En Francia, por ejemplo, cientos de miles de votos a Le Pen salen de los feudos que fueron del Partido Comunista Francés, en Italia a Salvini le siguen cientos de miles de desheredados y parados, en EE. UU. el capital, los ricos, las élites, apoyan tanto a republicanos como a demócratas, pero entre los votantes de Trump, los que le hicieron ganar, fueron millones los obreros industriales precariados, xenófobos, machistas, despedidos de industrias en crisis… No, no todos sus apoyos proceden de esos sectores, pero sí gran parte de estos. Y sí, en sus filas también hay señoritos, hijos de papá.

Convendría explicar, a priori, aquellos aspectos que configuran el concepto fascista, para comprobar después lo que se asemeja cada movimiento social a ese cuadro definido, recordando que los fascismos siempre encendieron las conciencias hablando de hacer revoluciones, de crear un mundo nuevo, de conquistar futuros maravillosos, de arrancar la independencia que les quitaron sus opresores, de recuperar pasados imperiales, sus discursos están llenos de héroes y mártires, de lucha y esfuerzo, de glorias pasadas y auroras claras en el futuro. Al principio, algunas de las cosas que decían no parecían peligrosas, al contrario, para mucha gente eran revolucionarias, luchaban contra la democracia liberal y por la construcción de una revolución social distinta al socialismo/comunismo, lo que decían irradiaba aventura, emoción de lucha, enaltecía la acción contra la aceptación adormilada de la situación en busca del individuo nuevo. En todo caso nadie analizaba entonces a fondo discursos y eslóganes, en aquellos momentos faltaba un estudio a posteriori de sus resultados, faltaba saber qué harían realmente.

Los fascistas eran de extracción social diversa, y no fueron desde su nacimiento los asesinos de las cámaras de gas, eran gente normal, como otros muchos individuos de su época, con un componente fuertemente nacionalista. Fascistas salieron de entre los estudiantes, la juventud siempre fue uno de sus caladeros importantes, por su ilusión desmedida y sus fuerzas de cambio, también había comerciantes, pequeños propietarios, campesinos, trabajadores agrarios, empleados públicos, policías, parados, desmilitarizados… Es absurdo pensar que los fascismos se nutren de los hijos de los adinerados, sin duda estarán algunos, pero, aunque solo fuera por su escasa importancia numérica global en esas sociedades, habría que determinar que un movimiento de masas se nutrirá en general de mayorías que solo pueden proceder de clases medias, trabajadores y sus hijos. 

Sternhell, en el libro citado ‘El nacimiento de la ideología fascista’, muestra casos en Francia, Bélgica, Italia, en los primeros años del siglo XX de trasvase de grandes teóricos y líderes revolucionarios de izquierdas hacia el fascismo, -ejemplos Gustave Hervé, Henri de Man-. Cabecillas con amplia trayectoria de luchas y compromiso revolucionario, tras larga etapa de revisión crítica del marxismo arrastrarán a multitud de militantes que producirán la fusión principal del sindicalismo revolucionario con la idea movilizadora de la Patria… La tesis aleja la idea simplista de igualar fascismo a extrema derecha, pretende responder por qué hubo grandes apoyos intelectuales –mostrados antes del final de la guerra- y la enorme capacidad movilizadora que tuvieron los fascismos, soportados en una ideología tan amplia y elaborada como otras. Su tesis argumenta que el fascismo representa una revolución política que enlaza con las ideas que luchan en el terreno cultural europeo de fin del XIX y comienzo del XX, intelectuales de diverso tipo, escritores, filósofos, músicos, poetas, historiadores, sociólogos, economistas, religiosos, futuristas, vorticistas, Sorelistas… luchan contra la ilustración y el marxismo, contra la democracia parlamentaria liberal, contra el dinero, no contra la propiedad, luchan contra la banca, están contra la lucha de clases que enfrenta obreros y patronos que ellos pretenden unir con intereses comunes en la nación, luchan en definitiva contra el status quo existente.  Buscan una revolución que ensalza la juventud y la violencia para cambiar las cosas, con diferente salida a la comunista.

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