jueves, 10 de noviembre de 2022

Fascismos. Apuntes sobre catalano fascismo. 2

 La doctrina racista conlleva una idea de superioridad sobre el resto de los individuos, y esto se encuentra en el fondo del nacionalismo catalán. Nadie prestaría atención a determinar la existencia de una raza catalana, diferenciada del resto de supuestas razas españolas, dedicando cientos de horas, para demostrar que es igual o inferior a otros, los esfuerzos catalanistas por diferenciarse encuentran sentido en la intención de destacarse por encima, elaboraron teorías supremacistas similares a los nazis.  Ellos, los catalanistas, se creen super hombres comparados con otros españoles, pretenden tener mayor altura moral para juzgar y despreciar, dicho aspecto subyace en el nazismo y otros fascismos. 

‘’La raza, como elemento de la Nación, es el compuesto histórico formado por las mezclas étnicas y por las influencias del territorio y que tiene, además, un espíritu propio. Por eso es ridículo e incongruente que se combata la teoría de las nacionalidades negando la existencia actual de pueblos de raza pura en el sentido antropológico de la palabra’’. Antoni Rovira i Virgili, ‘El principi de les nacionalitats’. 1932.

 

El camino que lleva al supremacismo pasa por el nacionalismo, el cual buscará a todas horas diferencias con los otros que les doten de una identidad común especial, dedicará enormes esfuerzos a la doctrina racista para justificar considerarse a sí mismos, superiores, lo cual debería llevarlos a gobernar el estado y el mundo pan catalán, y como la realidad no refleja ese sueño, serán históricos los lamentos que provoca el dominio de los españoles semitas. Muchos autores catalanes dedicaron durante ciento cincuenta años enormes esfuerzos para teorizar la doctrina racial y la xenofobia constante que provocaba la emigración, buscando con ello siempre justificaciones de por qué se les debe conferir mayores derechos que a los otros. La creencia en una superioridad moral de los secesionistas los lleva a creerse con más razones en lo que dicen y hacen, y, por tanto, tratar de imponerlo a la gente que les rodea, o expulsar a quienes se opongan…

‘’Los castellanos, que los extranjeros designan en general con la denominación de españoles, son un pueblo en el que el carácter semítico es predominante; la sangre árabe y africana que las frecuentes invasiones de las gentes del Sur le han inoculado se revela en su modo de ser, de pensar, de sentir y en todas las manifestaciones de su vida pública y privada. Es por eso que inspira tanta atracción a los extranjeros que rebuscan todo lo que es característico, es por eso también que los pueblos civilizados de Europa tienen tanta dificultad para comprender su manera de actuar’’. Enric Prat de la Riba. ‘La question catalane: l’Espagne et la Catalogne’. 

La preocupación por la raza no fue solo algo pasado, forma parte muy importante del sentir catalanista e influye poderosamente en el procés actualmente, esa doctrina no solo procedería de las fuentes históricas del catalanismo como pasado romántico, dirigentes políticos del presente siguen preocupados por encontrar diferencias de la raza catalana que sirvan como apoyo para manifestar su superioridad. Muchos son los escritos de líderes actuales, cargos gubernamentales y parlamentarios, escritos de Jordi Pujol desde mitad de siglo XX, con abundantes muestras de misticismo católico, nacionalismo extremo, búsqueda de las diferencias raciales, preocupación por integrar la emigración y desprecio por ella, etc. Un amplio abanico de las élites independentistas y miles de activistas publican sus diatribas racistas y xenófobas y difunden las de los catalanistas clásicos, lo cual está conformando actitudes y comportamientos sociales fascistas.

 No existe cuerpo doctrinal fascista formulado en libros específicos al estilo del marxismo, esas decenas de libros de Marx, Lenin o Mao no tienen equivalencia en el campo fascista, las bases teóricas del fascismo están recogidas en unos pocos textos, mítines, slogans, consignas, discursos, pautas de actuación y programas políticos, aunque éstos últimos extremadamente contradictorios e incoherentes en sus postulados, lo cual es uno de sus signos. La cuestión es que muchos de los aspectos teóricos de las formaciones, las ideas que expusieron los partidos y sus líderes y bastantes de sus comportamientos, definen a los fascismos que han sido, en muchos casos auto reconocidos sobre todo en la primera mitad del siglo XX.  Sin embargo, hay que considerar un aspecto esencial de la cuestión, destacado por una de las corrientes de estudio sobre los fascismos, -por ejemplo Sternhell- la cual define las bases de su ideología insertada dentro del cuerpo teórico de la rebelión cultural europea expresada contra la Ilustración, contra el marxismo y la Revolución francesa, -simplificada en Kant, Marx y Rosseau- desde la mitad del siglo XIX, en este sentido la ideología fascista, el cuerpo doctrinal o teórico sobre el que se apoyan los movimientos fascistas es tan amplio y extenso como el de cualquier otra corriente, decenas de intelectuales de diverso tipo han escrito desde la mitad del XIX muchos textos que sirvieron de apoyo a los movimientos fascistas. 

Posteriormente y debido a las atrocidades de la II Guerra Mundial los fascismos han vivido en la penumbra, los intelectuales que les sirvieron de apoyo básico ideológico se retiraron tras su derrota, así los grupos existieron semiclandestinos, entre otras razones no reconocidos porque no aceptaban en su nombre o título la denominación que les definía. Por supuesto la base ideológica que le dio soporte no puede ser destruida, las ideas fascistas existían en amplias capas de gente, como mostraron los trabajos estadísticos norteamericanos en la Alemania derrotada, algunos recogidos por Tony Jud, otros en las polémicas de Adorno, trabajos que abren enigmas sobre la asunción de responsabilidad de los individuos en los horrores colectivos. En la actualidad, tras el estallido de la crisis de 2008, la mayoría de los nuevos fascismos muestran nombres que no les vinculan directamente a los antiguos, incluso muchos activistas desprecian el concepto, aun defendiendo y practicando doctrinas racistas, totalitarismos y múltiples comportamientos similares a los antiguos fascismos. 

A lo largo de este trabajo se expondrán características que tuvieron los fascismos, muchas de las cuales fueron comunes a bastantes de ellos, pero no en todos los países tuvieron el mismo catálogo completo de comportamientos y teorías, las particularidades locales e históricas existieron, también las temporales, fueron diferentes actitudes tras la I Guerra 1914/18, primeros años veinte a las mostradas después, finales de los veinte y años treinta, distintos comportamientos mostraron antes de controlar los aparatos del estado, o después una vez logrado el poder absoluto. Ejemplos de diferencias son el mayor racismo nazi y su antisemitismo, contrasta con la permisividad del fascismo español, e italiano, quien inicialmente integró a sectores judíos, hasta la II Guerra Mundial, en la que Hitler forzó su persecución también en Italia, en Francia no hizo falta ya que el fascismo francés también fue racista, antisemita; otra particularidad destacable fue la alta asimilación de la clase obrera alemana dentro de las filas nazis, bastante superior a la integración obrera en el fascio italiano. 

Quienes hoy se comportan como aquellos fascistas del primer tercio de siglo XX, italianos, austriacos, noruegos, holandeses, franceses, alemanes, polacos, húngaros, españoles, portugueses, checoslovacos… deberán ser considerados fascistas si actúan como tales, con sus rasgos característicos: movilizaciones masivas,  abuso de emociones y abandono de la racionalidad,  utilización permanente de símbolos y colores de uniformidad, intolerancia a otros comportamientos, pretensión de totalitarismo en las ideas, objetivos e identidad, desprecio por la democracia, proclamas de promesas y más promesas, asalto al lenguaje para cambiar significados, apoyo en un ideal de pueblo homogéneo, prioridad de la nación sobre el individuo, utilización masiva de propaganda, señalamiento y marginación del diferente, culto a la sangre y la tierra como base del pueblo y la nación, reconstrucción de un pasado idílico, Inter clasismo, ni de izquierdas ni derechas, contra el marxismo y el capitalismo, así escribía Camil Bofill i Torrents en “Raça i familia”, en 1934: ‘’El espíritu de raza, hoy debilitado por la influencia marxista, es el fundamento de la prosperidad de los pueblos…’’. 

La base ideológica de una parte de la cultura europea en la que se apoyaron los fascismos tomó una forma particular en Cataluña con decenas de intelectuales catalanistas que desarrollaron su doctrina racista, supremacista y xenófoba, la cual se irá mostrando en este trabajo. Dicha doctrina hoy está plenamente asumida, concretada y desarrollada por el movimiento independentista y su militancia que los considera sus referencias y héroes sin discusión a todos ellos con los que nombra sus calles y plazas, edificios y lugares, universidades y colegios, centros deportivos, culturales, o estaciones de metro. Ni izquierdas ni derechas, dijeron siempre los fascismos y nacionalismos, se manifiestan contra las ideas progresistas. 

‘’ La abolición de las fronteras, la fusión de las razas en una sola y única y la igualdad humana absoluta, es el sueño atávico de los llamados progresivos, que no se dan cuenta de que siguen anhelantes la regresión social y que se creen reformadores tan sólo porque su espíritu misoneísta y de consciencia restringida no puede adaptarse a las actividades biológicas y sociales de progresiva diferenciación, que son la expresión positiva de la vida. ‘’ Domènec Martí i Julià, “Utopias”, ‘La Renaixensa’, 1901 

Aprovechan de forma populista las crisis económicas, son generadores de odio hacia los otros, según ellos merecedores de menos derechos, son polarizadores y maniqueos para deshumanizar a los que no comparten su visión del mundo, además son víctimas de supuestas agresiones sufridas hace cientos de años, que homologan a decisiones actuales que no les sean totalmente favorables, son agitadores de crispación constante que necesitan para mantener en tensión la movilización popular, proclaman heroísmos imaginados realizados cientos de años atrás, o enaltecen a mártires católicos, desde las instancias de poder practican un control económico, educativo, ideológico, político, etc. Bastantes de los activistas por la independencia acumulan un conjunto de rasgos anteriores y así logran caracterizar el movimiento secesionista en su conjunto. A tenor de sus actos, dicho movimiento por la independencia queda impregnado con bastantes componentes fascistas. 

‘En los momentos actuales esto último ni tan sólo necesita ser explicado: tanta es la evidencia con que se impone a los ojos de todo el carácter doblemente étnico de nuestra política; tal es la razón de que toda ella se dirija al reconocimiento de la personalidad de Cataluña y en que está hecha de una manera tan esencialmente catalana, por grupos que sienten vibrar en su alma, condensada y quintaesenciada, la de toda la Raza’. Miquel d’Esplugues. ‘Nostra Senyora de la Mercè. Estudi de psicologia ètnico-religiosa de Catalunya’. 1916. 

‘…Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que destilan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua. Están aquí, entre nosotros. Los repugna cualquier expresión de catalanidad. Es una fobia enfermiza. Hay algo freudiana en estas bestias. O un pequeño bache en su cadena de ADN. ¡Pobres individuos!... La bestia, automáticamente, segregó en su boca agua rabiosa. Un hedor de cloaca salía de su asiento. Se removía, inquieta, desesperada, horrorizada por oír cuatro palabras en catalán. No tenía escapatoria. Un sudor mucoso, como de sapo resfriado, le manaba de las axilas. Hay que imaginarse a la bestia, ¡después de tanto tiempo!, ellas que pueden vivir en su mundo español… Quim Torra, ‘La lengua y las bestias’ El Món. 9/12/2012. 

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