domingo, 6 de diciembre de 2020

CALIDAD DEMOCRACIA ESPAÑOLA (I). COMPARADA

 




Nuestra democracia es comparable a cualquier otra. Y mejor que la mayoría

Estamos perdiendo nuestra democracia. A cambio de nada que la mejore. No es una sociedad perfecta, eso no existe, la sociedad democrática no asegura la inexistencia de dificultades, es un sistema que permite, mejor que otros, debatir problemas, buscar y encontrar soluciones que satisfagan a amplias mayorías, también permite modificar rumbo y organización. La democracia española tiene muchos defectos, pero antes de seguir adelante con el derribo del edificio deberíamos plantearnos si tenemos garantías de sustituirlo por algo mejor que solucione nuestros problemas, o solo contamos con pocas ideas sobre paraísos perdidos, deberíamos preguntarnos si tenemos ungüentos mágicos o religiosos que aseguren el puerto al que llegar.

Podríamos intentar arreglar los desperfectos, para lo cual, previamente, deberíamos reconocer que la sociedad en que vivimos merece la pena, comparándola con otras. Reformar, corregir, precisa objetivos precisos basados en analizar lo concreto, dejando en segundo plano las referencias a paraísos y cielos. El reto es parar la caída libre en que estamos instalados los últimos tres lustros y conseguir mejorar lo anterior. En los últimos cuarenta años los españoles hemos vivido el período más largo de nuestra historia con mayor libertad, igualdad, fraternidad o solidaridad y justicia, como irán comprobando en este trabajo que pondrá análisis, hechos y datos, en relación con nuestra historia pasada y con el resto del mundo, en definitiva, compararnos con los otros 200 países y con nosotros mismos.

Los artífices de la democracia, fueron centenares de miles de españoles que se significaron en luchas contra el modelo de sociedad que significaba el franquismo. Franco murió en la cama, pero el franquismo modelo de continuidad, suavizado, como propuesta de nueva sociedad por algunos, fue derrotado en la Transición. Los individuos supuestamente influyentes, esos personajes renombrados por la prensa, conocidos por sus agendas o por ocupar puestos de poder institucional, o aquellos que elaboraron proyectos estratégicos escritos, tuvieron un papel, sin duda, pero nunca fueron los constructores de la democracia, en todo caso participaron como otros miles en el resultado de la transición, no debemos perder de vista que su influencia fue diluida en el conjunto de luchas sostenidas en el tiempo, su autoridad fue cambiante, de unos a otros, de un mes a otro. Los enormes cambios producidos en la España democrática hubieran sido impensables sin la participación de millones de personas, colectivos de obreros, empleados, estudiantes, vecinos, intelectuales, profesionales… Y las mujeres. 

PD: Puede descargar, -pinchando arriba en imagen o texto- esta parte I del trabajo, son tan solo 60 páginas, con profusión de gráficos y datos, y texto por supuesto.

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