Transcribo íntegra la notificación
La OEA debe rendir cuentas por su papel en el golpe de 2019 Para publicación inmediata: 20 de octubre, 2020 Washington, DC ― Lo que aparentemente es una abrumadora victoria de Luis
Arce, candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS), en las
elecciones de 18 de octubre en Bolivia es un triunfo para la democracia y un
triunfo contra el golpe militar, contra el racismo y la persecución política
que han marcado la gobernabilidad del país en los 11 meses pasados, señaló
hoy el codirector del Centro de Investigación en Economía y Política (CEPR,
por sus siglas en inglés), Mark Weisbrot. Si bien los resultados oficiales de la votación del domingo pasado aún no
se han anunciado, los resultados del conteo rápido no oficial realizados por
empresas privadas muestran a Arce con más del 50% de los votos y un margen de
victoria de más de 20 puntos sobre el candidato en el segundo puesto, Carlos
Mesa. Estos números están muy por encima de los necesarios para evitar una
segunda vuelta. Mesa admitió la derrota hoy,
y la presidenta de facto Jeanine Áñez felicitó a Arce por
su victoria poco después de las 12:30 a.m. Hasta el momento, los resultados
oficiales indican que, basándonos en los patrones observados de votaciones
anteriores, Arce logrará fácilmente una victoria en primera vuelta. “Este es un paso importante hacia la restauración de la democracia casi
un año después de un golpe militar”, dijo Weisbrot. “Nadie discute que Evo
Morales fue elegido democráticamente en 2014 y que su mandato no había
terminado cuando fue obligado a dejar el cargo; aunque por alguna razón
muchos espectadores han evitado utilizar la palabra ‘golpe’. Las elecciones
son una forma mucho mejor de determinar quién dirige el Gobierno. “Pero a Bolivia aún le queda camino por recorrer para restaurar la
democracia y garantizar la justicia para las personas que han sufrido bajo
este régimen, incluidas las familias de quienes fueron masacrados en
noviembre en los días posteriores al golpe”. Un estudio reciente de la Clínica Internacional de Derechos Humanos de la
Facultad de Derecho de Harvard y de la Red Universitaria por los Derechos
Humanos (UNHR) encontró que el
mes del golpe fue “el segundo mes más mortífero, en términos de muertes de
civiles cometidas por las fuerzas estatales, desde que Bolivia se convirtió
en una democracia hace casi 40 años”. Y especialmente, lo más importante para el hemisferio, señaló Weisbrot,
es que “la OEA debe rendir cuentas por su papel central en
el apoyo al golpe de noviembre. Legisladores, incluyendo miembros del
Congreso de Estados Unidos, deben asegurarse de que la OEA no destruya otra democracia mientras
actúa como observadora electoral". “Debería haber una investigación exhaustiva — como han demandado los
congresistas estadounidenses — del papel de la OEA y de su
secretario general Luis Almagro, quien sentó las bases políticas del golpe en
una serie de declaraciones e informes falsos”. “No debería sorprendernos que Arce lograra una victoria tan imponente”,
dijo Weisbrot. “Cuando fue ministro de Economía de Evo Morales, Bolivia
experimentó impresionantes logros económicos y sociales que
beneficiaron a millones de personas, incluidos a muchos de los partidarios
indígenas de su Gobierno, que constituyen casi la mitad del país y que habían
soportado durante mucho tiempo altas tasas de pobreza y exclusión social. El
fuerte crecimiento económico durante esos años permitió a Bolivia reducir la
pobreza en un 42% y la pobreza extrema en un 60%”. “El golpe fue un intento de excluir del gobierno, una vez más, la voz de los pueblos indígenas de Bolivia; y de conseguir que la élite tradicional blanca y mestiza ganara lo que no pudieron ganar en las urnas durante 14 años”. |
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