En un interesante artículo, por lo que sugiere de las contradicciones del mundo sindical, y socialdemócrata, Antón Costas escribía el 16-03-2018, 'La cultura de la contratación temporal.' :
¿Por qué somos tan diferentes al resto de europeos en cuestiones relacionadas con la desigualdad de ingresos y de oportunidades? Somos el país donde mayor es la diferencia entre lo que ganan el 20% más rico y el 20% más pobre, casi siete veces; donde más ha aumentado la pobreza y el número de trabajadores pobres desde el inicio de la crisis; donde menos han crecido los salarios y más las remuneraciones de los altos ejecutivos de grandes empresas reguladas o con poder de mercado; y, donde más han aumentado los contratos temporales y a tiempo parcial. …/…
Uno de los aspectos más intrigantes de estas anomalías españolas es el exceso de contratos temporales en relación a todos los demás países europeos. …
…/… los empresarios y directivos responsables (aquellos que gestionan un proyecto empresarial de largo plazo, no un simple negocio oportunista) saben que ese exceso es malo para sus empresas: aumenta la rotación laboral, obliga a mayores gastos de formación y penaliza la productividad y la competitividad a largo plazo. En segundo lugar, del hecho que a medida en que se han ido endureciendo las condiciones para la utilización de los contratos temporales (reducción del tiempo máximo y aumento de la indemnización) el beneficio derivado del menor coste del despido se ha ido reducido. …
Mi hipótesis es que el exceso de temporalidad es un problema derivado por una determinada “cultura” empresarial y sindical. …
Los empresarios y directivos saben por experiencia que si se ven obligados a hacer algún ajuste de plantilla no es lo mismo hacerlo sobre trabajadores fijos que temporales. El primero acostumbra a provocar fuertes conflictos y enfrentamientos, tanto con los trabajadores y sindicatos como en el entorno social y en los medios de comunicación. Esto genera un serio problema reputacional para la empresa que los directivos tienen en cuenta. Por el contrario, si el ajuste recae sobre trabajadores temporales, ese efecto reputacional es menor o inexistente. Eso es debido a que tanto los sindicatos como los trabajadores fijos y la sociedad del entorno lo aceptan mejor. Hasta los propios trabajadores afectados lo aceptan sin conflicto. Su percepción de temporalidad hace que vean la no renovación como una fatalidad inevitable.
Este efecto reputacional ha generado una “cultura” de contratación temporal que legitima el exceso de contratación temporal. Esta cultura es compartida también por los sindicatos. Como sus afiliados y votantes son en su mayoría trabajadores fijos, la pérdida de afiliación y apoyo sería muy elevada si tratasen a todos los trabajadores como iguales. Por experiencia sindical saben que unos son más iguales que otros. .../…
Sindical. Mundo laboral. En el mundo de la producción hay conflictos entre los trabajadores y las decisiones a impulsar, para empezar entre aquellos que tienen empleo y los parados, los que tienen contrato fijo y todas las modalidades de precario, los de economía sumergida y los cotizantes, entre empleo público y privado… muchas decisiones chocan entre colectivos, los sindicatos y partidos tradicionales tendieron a primar más a los trabajadores ocupados y a los fijos, cuanto menos al intentar defender esas pautas con el ánimo de extenderlas.
Las cifras de sindicación, de afiliación, se concentran en lo público, y en los fijos ya indican parte del problema. Las cifras de huelgas disminuyen en sectores privados, y las movilizaciones, que no son huelgas, aumentan en las calles, principalmente seguidas por trabajadores de los sectores públicos.
Las tasas de afiliación sindical caen en la última década en el conjunto de países de la OCDE; del 2001 con un promedio 20% a 2011, con un 17,5%, los de mayor afiliación siguen siendo los nórdicos, con tasas alrededor de 70/80% y entre los de menor afiliación sindical, España con menos de 16%. Otras cifras similares a las de la OCDE son las facilitadas en el cuadro ‘Tasas de densidad sindical 1990-2007’ por Beneyto, MTIN, Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo de 2007; con caídas para España desde 1995 con un pico del 20,5% hasta el 15,8% de 2007, inmediatamente antes del estallido de la burbuja.
Los sindicatos en España frente a los retos de la globalización y del cambio tecnológico. Holm-Detlev Köhler (con la colaboración de José Pablo Calleja Jiménez) Documento de trabajo 142/2008. Fundación Alternativas.
En España la afiliación es mayor en el sector público que en el privado, destacan por mayor afiliación, sanidad y educación y transportes y almacenamiento, menor en jóvenes y en ocupados sin estudios. En el siguiente cuadro, destacan la pérdida de afiliación sindical en Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Hungría, Irlanda, Holanda, Portugal… La cuestión es que millones de personas se sienten relegados en proyectos y alternativas de los partidos tradicionales y sindicatos, parados, precarizados, los no cotizantes,... por lo que se alejaron de sus entornos de influencia. Muchos de los cuales nutren a Podemos.
‘’A las manifestaciones sindicales durante la crisis, acudieron en un alto porcentaje trabajadores activos maduros, los contratados fijos al tiempo que más sensibilizados por las jubilaciones, pero ello también era indicativo de un grave problema, la falta de jóvenes y parados tras sus pancartas. Los sindicatos durante muchos años han representado fundamentalmente a los ocupados contratados fijos, a los trabajadores vinculados a las administraciones públicas y a los de grandes empresas fabriles y de servicios que son los que en mayor proporción tienen contratos indefinidos. La situación de precariedad y temporalidad en altos porcentajes afectaba fundamentalmente a jóvenes, que fueron apartándose de vínculos sindicales, y políticos, si añadimos ahora el paro que incide sobremanera en la juventud -un 50% de tasa de paro juvenil- y en la emigración, agravamos la tendencia de alejamiento de la órbita sindical al no sentirse representados por las medidas y planes que escuchan de los grandes sindicatos.
Este es un tema muy serio y preocupante. El vacío no existe, así que tenderá a llenarse tarde o temprano, la cuestión es de qué forma lo hará, ¿donde tomarán posiciones la emigración y la juventud que ahora no se ven representados? ¿Nacerán explosiones violentas, se arrimarán al populismo que optarán por poner como listín de enganche, o agrandarán el fascismo que podría encontrar sitio en sectores desesperados? Mientras tanto podemos seguir discutiendo de los derechos existentes, pero durante poco tiempo, porque habrá que discutir urgentemente de los derechos no existentes, partidos y sindicatos deben ponerse las pilas si no quieren perder definitivamente, una generación de ciudadanos. Sería necesario generar expectativas rápidamente y para ello crear contratos de trabajo factibles para crear 2 millones de puestos de trabajo, lo cual es prácticamente imposible, nunca se hizo antes en este país. Así que o todos cedemos algo de nuestros sueños o seguiremos cayendo en un largo túnel, o metemos racionalidad en el asunto y soltamos ideología o tendremos muy difícil y rara salida. ’’
(Lo escribí el 26-02-2010.)
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