A raíz de un informe reciente sobre
la economía sumergida de Gestha, -los técnicos del ministerio de Hacienda- se
ha vuelto a reabrir en la prensa el debate sobre la pérdida de potencia fiscal,
minoración de ingresos del Estado, que comporta esta práctica en España. Las
posturas que reflejan los periodistas son contradictorias y opuestas de unos a
otros al interpretar el fenómeno de la economía subterránea, lo cual en
momentos puede extrañar, incluso distorsionar el debate si se pretende
rotundidad en cifras exactas.
El informe de GESTHA -del que proceden los 3 gráficos siguientes- afirma muchas cosas útiles para tomar decisiones políticas, y asevera algunas otras discutibles, discutidas, como que la economía sumergida crece durante la crisis; grandes expertos mundiales en el tema, como Schneider, autor de numerosos trabajos muchos de los cuales son para organismos internacionales, afirman que decrece, y que el fenómeno sigue la senda de los ciclos económicos de crecimiento y recesión. Otros estudios afirman que algunos apartados de la economía subterránea siguen el ciclo –son procíclicos- mientras otros, son contracíclicos, van en sentido contrario al ciclo.
Lejos de ser algo extraño, lo que
ocurre es normal en fenómenos como éste, sometido a estimaciones variables al
no existir cifras contables, precisamente por ello se considera economía en la
sombra, apreciaciones que dependerán de los modelos de investigación y además del
concepto que se utilice para definir el fenómeno, puede variar sensiblemente
dependiendo de si incluye todas o unas cuantas de las actividades ilícitas o
ilegales, en donde la evasión fiscal a gran escala – muy vinculada al comercio
exterior- en paraísos fiscales tiene un muy superior peso sobre la economía
sumergida de facturas sin IVA y chapuzas, como muestran los trabajos de Tax Justice Network, y Richard Murphy, o la enormidad de la
economía delictiva vinculada a la droga, armas, prostitución...
No hay comentarios:
Publicar un comentario