La vida es incomprensible si pretendemos
considerarla en sentido lineal, siempre
está dando tumbos a un lado u otro, adelante y atrás, toda ella es pura
contradicción, y cambio, y multirrelaciones. Nuestra vida animal es frágil,
pendiente de un hilo, con importancia enorme del azar tanto en su creación, por
la mezcla de dos o más componentes químicos o moléculas acertadas tras millones
de combinaciones, cuanto por su destrucción en un flash puede romperse un
sistema –a menudo un segundo nos salva de un accidente de coche-. Empezamos a
morir en cuanto nacemos, somos pura contradicción, millones de células se
duplican y relacionan con otras, al tiempo que muchas mueren cada día.
A la vida en sentido universal o
galáctico, cada persona le importamos un pepino, esa otra categoría de vida es
inextinguible en el marco temporal que podamos imaginar pero también llena de
relaciones químicas y físicas, y cambios y saltos constantes. Para nosotros las
cosas empiezan y acaban rápidamente, pero mientras tanto cualquier individuo es
diferente a otro, es un mundo, contenedor de muchos otros mundos relacionados,
espirituales y materiales, como nuestros órganos que son cada uno un mundo en
sí mismos, órganos autónomos que se interrelacionan sin perder sus funciones,
un órgano por muy importante que sea no anula a otro, si el corazón hubiera
sido capaz de vivir solo, no se hubieran desarrollado los pulmones o el hígado,
cada uno tiene una tarea y juntos forman un individuo…
Si la vida individual es compleja, la
sociedad mucho más, amplifica las diferencias, así que no resulta de utilidad mirarla
de manera unidireccional creyendo que todos actúan en el mismo sentido. Es
imposible entender el sistema, cualquier sistema, siguiendo una línea recta
desde un principio, olvidando que todo se mueve; es inentendible sin buscar
contradicciones, dificilísimo imaginarlo sin estudiar los cambios que
constantemente se producen y poco útil considerar válido un solo camino
programado, por Dios o un ente conspirador y ya marcado desde in hilo tempore
por X.
Lo anterior viene a colación de una
corriente de pensamiento que mimetiza lo actual como si fuera el pasado, todo es igual, en la medida que en toda
sociedad hay explotación, opresión e injusticias, no merecería la pena seguir
estudiando… lo cual hasta cierto punto, es cierto, nacemos, nos reproducimos y
morimos, por el medio sufrimos, ¿para qué más conocimiento? Parecería la
deducción de esa corriente de pensamiento que solo mira a lo ya dicho en el pasado, porque esto es lo mismo, algo
parecido al ya te lo decía yo,
formulado ante cualquier conclusión. Hay otra corriente de pensamiento menos
cómoda con la generalidad de todo es lo
mismo siempre y que gusta de estudiar los cambios, los matices, las contradicciones…
Es la diferencia que pretendo volcar
cuando me refiero a la crisis económica, a los mercados o a las acciones
políticas, huir de conclusiones previas soportadas en ideas condensadas en
frases que quieren servir para explicar todo, en toda época y en toda situación,
la explotación capitalista, el neoliberalismo, políticos culpables, busco hechos y sus relaciones para intentar
comprender. Las lecturas de apoyo que cito en este trabajo se significan por
sumergirse en hechos y desentrañarlos, alejadas de compendios ideológicamente
abstractos. Las Biblias quieren valer para todo, porque el mundo se moldea y
aplica a cualquier texto programa, así valer para todo, a menudo, significa no
servir para nada, lo cual en política no ayuda a sumar. En el tema que ocupa el
texto que tiene en sus manos, El poder de
los mercados financieros, y los españoles, el siglo XX presenta un camino de
contrastes poco dado a la línea recta, en el que se pueden comprobar cambios
profundos de las primeras décadas a las últimas, no todo se mantuvo igual en la
historia de los mercados financieros: ni en el mundo, ni en España.
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