¡Bravo!
Por el personal sanitario madrileño, por el mundo sindical y político, por la
gente que les apoya y lucha por una sanidad pública. Un bravo muy grande,
porque esta es una de las batallas importantes de esta época. Aprovechando que
el río de la crisis pasa por aquí, se está entregando como negocio a grandes
compañías, que llevarán a mercados de capitales como inversiones para conseguir
rentabilidad financiera, y no social.
Que
nadie se equivoque, el PP no hace reformas para reducir gastos, ni siquiera discute
las propuestas presentadas por los profesionales, ni las sindicales, ni las de partidos,
no reforma en este terreno, ni en otros, para mejorar la eficiencia de lo público,
lo cual implicaría escuchar, debatir y negociar, con otros partidos y
sindicatos, con profesionales y técnicos especializados… el PP hace reformas
para traspasar cautivo el negocio de lo público a grandes empresas privadas. Y
ello, apoyados en su mayoría absoluta, con chulería y prepotencia típicas de la
derechona que considera que España es suya, no piensen que en todos los países es
igual, escribía Soledad Gállego-Díaz. Aquí no se molestan en mostrar
un solo estudio que justifique lo que dicen, no prueban que sea más barato y
eficiente lo privado que lo público, no explican su necesidad, piden al pueblo
un acto de fe.
‘No se preocupen, HOY, a nadie le pedirán
dinero cuando vaya al médico’,
se atreve a proclamar a los cuatro vientos el presidente de Madrid, Ignacio
González, argumento que reproducen hasta la saciedad sus voceros y prensa afín.
¡Pero qué cara más dura tiene esta gente!, mentirosos compulsivos, en el mismo
telediario donde le escuché estas declaraciones, a los pocos minutos daban la
noticia de que en Madrid se había implantado el pago de 1€ por receta, así que
para empezar, ya pedían dinero por un servicio sanitario. Y eso aunque HOY, no
pidan dinero por ir al especialista, aunque veremos en el futuro.
Lo
principal del asunto de la sanidad, es que dejará de tener un objetivo de rentabilidad
social como elemento esencial, para tener en primer lugar un objetivo de rentabilidad
económica, lo cual, digan lo que digan, tenderá en breve a buscar lo caro para
eliminarlo o reducirlo y potenciar lo barato, en contra del criterio de elegir lo
más adecuado para la salud de la población. ¿Alguien duda todavía de que si la
sanidad no fuera vista como un buen negocio acudirían las grandes empresas a
ocuparlo? Buena información en ‘Los gigantes de la sanidad privada’
Las
empresas que gestionarán hospitales, centros de salud, laboratorios de
análisis, etc. buscarán que el estado transfiera clientes cautivos, querrán que
les aseguren negocio y rentabilidades, exigirán pagos cada año superiores a los
pactados, buscarán reducir costes que les alejarán de los mejores tratamientos
para la salud del conjunto de la población, eligiendo lo barato sobre lo
rentable socialmente. Por supuesto que lo harán a través de reducciones
salariales, disminución de servicios médicos, hospitalarios, de enfermería, de
medicinas, de número y calidad de pruebas tanto genéricas a grupos de población
como individuales, y un largo etc.
Para
sus objetivos de negocio abundarán en lo que ya están haciendo en los nuevos
hospitales de gestión privada, en los que trasladan y derivan pacientes
necesitados de largos tratamientos, o de atención complicada, a los hospitales
públicos, quedándose solo con los ‘nichos’ más limpios y sencillos, los de
mayor negocio, extendiendo esta práctica a la parte de negocio que gestionarán
ahora, desviando todo lo complicado de la parte privada a la parte de la
sanidad pública.
El
tema de los pagos por parte de los pacientes, conviene aclararlo una y mil
veces. Para empezar la sanidad y otros servicios públicos se pagan ya con los
impuestos, pero es que los pagos periódicos, comprometidos desde el estado a
las empresas privadas, no garantizan que se mantendrán en los importes que
pagarán inicialmente, -los primeros pagos serán bajos para camuflar cifras y no
asustar- todo lo contrario es lo que muestra la experiencia del Reino Unido. Y
de Madrid donde hace pocos meses, gobernando
Esperanza Aguirre, la Comunidad acudió a salvar los beneficios de las
empresas privadas que gestionan los hospitales madrileños, subiendo los costes
pactados, ya que amenazaban con cerrar servicios sanitarios si no recibían más
dinero inmediatamente.
Un
aspecto que no conviene olvidar es que hoy los precios de la sanidad privada
están contenidos, ya que en España es dominante el sistema sanitario público,
lo cual favorece a todos los usuarios, tanto públicos como privados. A medida
que transcurra el tiempo, si el PP consiguiera aumentar el peso de la privada
en detrimento de la pública, dichos precios tenderán a subir para todos los
usuarios, tanto los de pública como los de privada. Una muestra de lo anterior
lo encontramos en los altos precios que pagamos por la electricidad, de los más
caros de Europa, después de que las empresas eléctricas fueran totalmente
privatizadas por el gobierno de Aznar, dejando un sector estratégico en manos
privadas que se disfrazaban con el mantra de mayor eficiencia, lo que aprovecharon
bien unos pocos mientras al conjunto de españoles nos colocaron una losa
difícil de soportar.
Para
que se hagan ustedes una idea, en EEUU, una visita al médico de cabecera
empieza con el usuario poniendo sobre la mesa 25$, a un especialista 50$, a una
urgencia 200$, que si supone ingreso se convierte en 1.000$. Estos gastos son
los previos, el pago del resto de cada servicio lo cubriría el seguro de dicho
paciente, si lo tuviera. En España no teníamos el mejor estado de bienestar del
mundo, pero sí estaba entre la docena de países importantes; de 200. En sanidad,
todavía estábamos mucho mejor.
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