Reflexiones sobre sindicalismo. Desde el lado Rojo.
Los sindicatos ya no son lo que eran… Evidentemente, ni tú, ni yo, ni el Estado, ni la miseria
española, ni el ejército, ni el español medio… Cuando escucho este lamento en
boca de los Ultra medios y sus tertulianos, me pongo a temblar y me pregunto ¿Y
ahora, que querrán?
En los últimos tiempos individuos anti-sindicalistas homenajean a los antiguos
luchadores de fines del XIX, de la República y la postguerra. ‘Aquellos si
luchaban dignamente y pagaban con su vida la consecución de derechos’. Que desfachatez
pronunciada por determinadas bocas.
Los seres humanos vivimos en sociedad y durante muchísimos años el pueblo no
tenía más derecho que a malvivir. Empezaron a unirse para defenderse mejor de
los reyes, señores feudales, de los latifundistas y de la patronal. Desde hace
unos 170 años podemos hablar de movimiento obrero en una sociedad parecida a la
que dio lugar a ésta en la que vivimos. Las luchas (en Europa y EEUU) de
finales del siglo XIX y principios del XX, produjeron unas organizaciones que
dieron en llamarse sindicatos y cuya finalidad era mejorar las condiciones de
trabajo y salario, los entornos, la salud y educación. De aquella época data la
jornada laboral de 8 horas, por ejemplo.
Las agrupaciones obreras, anarquistas, comunistas y socialistas, regaron con la
sangre de militantes obreros las semillas de mayor libertad, igualdad y
justicia, arrancadas a quienes las detentaban y puestas a disposición de todos.
Gracias a estos luchadores verdaderos héroes de la historia de la humanidad,
los cuales se dotaron de organizaciones (sindicatos) para ser más eficientes en
sus reivindicaciones, hoy podemos disfrutar de cosas como las pensiones,
salarios que perciben los individuos cuando dejan de trabajar, o podemos ver a
todos los niños, pobres incluidos, en los colegios o comprobamos que cualquier
individuo puede ser médicamente atendido.
Estas conquistas no están muy lejos de nosotros. En España se implantan
universalmente, para toda la población, en los años 80, lo que hasta entonces
solo disfrutaban unos cuantos privilegiados, los ricos y servidores directos de
ellos. Durante estos últimos 50 años aquellos sindicatos (y partidos)
reivindicativos de los 60/70 donde una lucha por mejorar unas primas suponía el
despido, la cárcel, palizas, …fueron dando paso a organizaciones estables, que
a partir de los 80 lograron hacer una sociedad sólida por primera vez en la
historia de España. Estabilidad lograda por todas las fuerzas políticas y
sociales que constituyeron un gran pacto de convivencia situando los conflictos
de intereses en otro nivel de disputa algo más civilizada.
En los años 80 y 90 las organizaciones sindicales van sufriendo una profunda
reconversión para adaptarse a una sociedad completamente distinta, más
civilizada, dejando de ser organizaciones de lucha, y relegando las luchas
reivindicativas, la mayoría de ocasiones, en la esfera individual y de empresa,
(como casi siempre) Los sindicatos asumen un papel institucional, socialmente
global, de planeamiento, negociación y previsión, que junto con las patronales
acuerdan elementos de convivencia presente y futura para el conjunto de la
ciudadanía y no solo para sus afiliados y militantes. (Naturalmente los
procesos no son lineales ni absolutos, aunque son válidas las líneas generales)
Y llegamos hasta hoy en donde todo se tambalea, no solo lo sindical. Lo
conseguido por todos, el modelo de sociedad español ha entrado en crisis, son
muchos años de toda la sociedad española con los ojos cerrados a otras
realidades externas que suponen que un tercio de la población mundial (Asia…)
se incorpore a los mercados mundiales y a su sistema económico capitalista. La
globalización permite mover capitales planetariamente mientras que los poderes
nacionales poco pueden hacer por sí solos para impedirlo. Las fábricas se
trasladan de unos países a otros y en China, India, Corea, Brasil… se producen
mercancías parecidas con salarios 10 veces menores que los europeos.
Ese tercer mundo, esos emergentes, no tuvieron la misma experiencia histórica
de creación del capitalismo con sus movimientos obreros que les dotaran de
sindicatos, y sus condiciones de vida y trabajo difieren demasiado de las
europeas, lo cual implica que su salario social no existe o es ínfimo.
Y aquí estamos con unos sindicatos algo dormidos en los últimos 15 años para
defender los derechos de los no afiliados, de los parados, de las mujeres, de
los jóvenes, concentrados en gran parte en la defensa de los trabajadores
fijos, olvidaron los precarios y las condiciones que fue implantando la
burbuja. (En los tiempos de bonanza llegamos a tener 2 millones de parados). Y
el país se fue sumiendo en la grave crisis actual empujado por la burbuja
inmobiliaria que dilapidó ingentes recursos que no existían y fueron pedidos
prestados. (Sobre la crisis véase abundante material en Arian seis,
http://arian-seis.blogspot.com/)
Cuando todo se tambalea, la culpa se echa a los débiles, nunca a los poderosos
que fueron los que provocaron el desastre. Los medios de prensa y la derechona
española, como siempre, se lanzaron en tromba contra los trabajadores y sus
organizaciones, culpándoles de todo y tomaron por sorpresa a millones de
ciudadanos dormidos en el sueño de la abundancia (éramos uno de los 10 primeros
países del mundo) que empezaron a mirar los defectos sindicales, que en verdad
existían, pero que en ningún caso fueron los causantes del desastre.
Otra vez se trata de desviar la atención de los culpables para responsabilizar
a los trabajadores de los problemas y en esta batalla estamos instalados. La
lucha de salida se establece ahora globalmente en el terreno de la
competitividad internacional y la derechona española con las gafas de madera
puestas, pretenden como en el pasado volver a ganar competitividad a base de
reducir salarios, lo cual es un error monumental, como siempre lo fue, incluso
mayor ahora que no es posible devaluar la moneda.
La derecha rancia domina la situación y no deja salir a la derecha más moderna
que junto con los sindicatos pudieran abordar este tremendo problema
considerando otros aspectos diferentes al salario, como son: las
comunicaciones, la I+D la innovación, la organización del trabajo, las
infraestructuras, la educación, la necesaria reconversión del empresariado, la
salud, la pérdida de sanguijuelas en lugares claves como el sector energético,
financiero, inmobiliario, el marco legal, la penetración de internet,
etc. (Mayor información sobre competitividad
Sí, los sindicatos tienen que volver a realizar otra nueva reconversión, y los
partidos, y la Iglesia y la judicatura y las administraciones y la sociedad
toda. Hemos llegado al final de una etapa y el comienzo de otra, en la cual las
organizaciones sociales siguen siendo imprescindibles.
manuhermon en febrero 28, 2011 ( parte de una triada desde ángulos distintos)
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