Las izquierdas están suicidándose
Poniéndose en manos de los
nacionalismos, ahora con el asunto de Canet, -una sentencia del T.S.J. Catalán
reconociendo el derecho a que un niño reciba el 25% de sus clases en su lengua
materna, el español, en resumen 1/4 de enseñanza en español y 3/4 en catalán. A
partir de aquí los poderes públicos catalanes no solo manifiestan públicamente que
no cumplirán las leyes, por múltiples cadenas de intervención política y social
alientan y desatan amenazas, insultos y presiones sobre la familia denunciante
y sobre el/la menor, para que sean ejercidas en el colegio, dentro de las
clases, en las calles, en comercios, en las redes sociales… el aparato del
estado nacionalista contra una familia que osa reclamar un derecho.
Qué vergüenza, que tantos
apoyen a los poderosos contra los débiles en la obsesión etnolingüística que
pretende construir una nación, con un solo idioma, y un solo pueblo. Ello
necesariamente requiere limitar derechos consolidados de cientos de miles de
ciudadanos, de una sociedad moderna, diversa y compleja, nada homogénea. Hubo
un tiempo en que las izquierdas se distinguieron por defender a los débiles y
oprimidos, a los vencidos y marginados, a los perseguidos por los poderes
totalitarios, ahora aceptan ser colaboradoras de la fascistización que se
desarrolla en Cataluña. Están gritando a toda la sociedad que aceptan la
derrota de las ideas de igualdad, libertad y fraternidad.
Durante mucho tiempo las ideas
de izquierdas reconocían, luchaban y defendían el derecho a la educación en la
lengua materna. Si esa idea fue válida entonces para apoyar el catalán, debería
seguir siendo válida para apoyar el español, lengua materna de la mayoría de
los catalanes actuales, que incluye a decenas de miles de niños nacidos en
Cataluña, que tienen padres catalanes, abuelos catalanes, bisabuelos catalanes
y algunos hasta tatarabuelos catalanes. Seamos claros, la lengua castellana/española
ahora está perseguida en Cataluña y considerada por los poderes políticos
catalanistas como lengua extranjera, a pesar de conocerse y practicarse en Cataluña
desde la noche de los tiempos, ahora quieren la exclusividad de la catalana,
como única lengua para configurar su nación.
Las izquierdas pagarán un
precio altísimo por este abandono de los derechos de los oprimidos y marginados
y toda la sociedad se verá afectada retrocediendo en igualdad, porque
populismos y derechas ocuparán esos lugares y su contribución no será de
utilidad para lograr mayores cotas de libertad, igualdad y fraternidad. Sirvan de
ejemplo algunos casos, como el trumpismo americano, Le Pen francés o Ayuso en
Madrid. En EEUU una parte importante de los seguidores de Trump, fueron
antiguos votantes demócratas, obreros industriales de condados fabriles, que se
sintieron abandonados por las élites demócratas, la pérdida de trabajos y
viviendas, la rebaja en sus condiciones de vida, el retroceso en derechos que
ellos veían en esas élites, les hicieron extremarse a la otra acera, buscando
apoyos donde fuera. En Francia gran parte de los votantes de Le Pen proceden de
zonas de antiguos votantes del Partido Comunista, obreros, pequeña burguesía y
campesinos, han sentido el abandono de élites a las que antes votaban.
En Madrid, Isabel Díaz Ayuso venció
de forma aplastante en las últimas elecciones, su botín lo cosechó en los distritos
clásicos de derechas, pero el elemento que la catapultó fue su triunfo en barrios
populares y obreros. ¿Cómo es posible?, uno de los aspectos que influyó fue el
sentimiento de abandono que crece entre las clases populares y obreras de los
que fueron sus antiguos representantes. Eso fue Madrid, y se percibe en muchos
otros lugares de España, traten de imaginar la situación de la vida diaria de
los catalanes y los problemas que la marginación crea, la mayoría invisibles,
pero reales, tapados por la enorme cortina que los oculta, y que en el pasado
rompían las izquierdas.
En Cataluña desde hace años,
el independentismo y el catalanismo, impiden publicar o hablar del día a día,
se empiezan a conocer informaciones, datos, relatos, anécdotas personales… les
fallaron las izquierdas en su conjunto, partidos y sindicatos, mayorías de sus
élites se pasaron a las filas indepes,
les falló C’s que incluso ganó las elecciones, pero aquel formato
electoral privilegia al independentismo, las zonas de interior sobre las
densamente pobladas, por lo que sirvió de poco. La gente cansada y harta se
marcha a la otra acera, se siente expulsada del lugar que ocupaba. Individualmente
gente significativa de izquierdas críticos con las teorías y prácticas nacionalistas,
xenófobas, supremacistas… notan marginación,
y como los empujan al lateral.
Y mientras en España, antiguos
y viejos izquierdistas, o nuevos progres de salón, se tragan la bazofia
nacionalista, arremeten contra los desfavorecidos, los marginados y
perseguidos, acusándolos de perseguidores. Siguen sin ver que los estudios post
electorales analizando el voto catalán sitúan los votos a CUP entre los de rentas mas altas, los
votos a Junts y ERC, salen de barrios altos de la burguesía catalana, el voto
independentista del interior tiene enorme correlación con los antiguos feudos
carlistas, asociaciones independentistas de todo tipo, culturales, deportivas,
políticas, mediáticas, son subvencionadas con dinero público de todos, de una
mitad de los catalanes y de la otra.
Sindicatos obreros, partidos
de izquierdas… apoyan y ‘compran’ las ideas nacionalistas e independentistas, a
los que consideran los ‘buenos e la película’, la parcelación de derechos,
para los buenos catalanes, que ellos definen quienes son y como deben actuar,
como antes lo hicieron los nacionalistas españoles, ellos decidían quienes eran
los buenos españoles. A esos buenos catalanes se los conceden derechos, a los
otros se los quitan, a los unos se le abren puertas de cargos y trabajos, de
ayudas y subvenciones, se facilitan préstamos y permisos, concesiones y futuros
carguitos en asociaciones de todo tipo, todo rodeado de sonrisas y atenciones,
de visibilidad social, a los otros se los margina, se los niegan permisos,
impresos y desatienden denuncias, reclamaciones, se desprecian sus trabajos,
esfuerzos y méritos, se los empuja fuera de barrios y pueblos, de las
universidades y colegios. Las izquierdas callan la fascistización que inunda el
espacio catalán, han dejado de apoyar a los débiles y marginados y además se
suman a los ganadores. Un suicidio para las izquierdas.
Parafraseando a Sergio del
Molino, es lamentable constatar que ‘la izquierda reaccionaria española hace
años que acusa muchas querencias por la Edad Media, defendiendo fueros y leyes
viejas con la misma pasión con que las defendían los carlistas.’ Muchos
antiguos activistas del antifranquismo, autoproclamados revolucionarios de
izquierdas, defienden hoy con ahínco la autodeterminación de múltiples territorios
españoles, un retroceso de mil años hasta los antiguos reinos que conformaban
aquella Península Ibérica. De poco les sirvieron cientos de años de luchas por
agrupar territorios, igualar leyes, difundir el uso de lenguas como vehículos
que permitieran comunicarse a los habitantes de bastos territorios, lo cual
facilitaría intercambiar productos, servicios, conocimientos, relacionarse y
ampliar e igualar derechos.
Olvidaron el largo proceso de
construcción de los estados modernos, hasta la explosión de la Ilustración y
Revolución Francesa, en cuanto supuso la entrada a nuevos mundos, aquellos
revolucionarios proclamaban ‘En la unidad, libertad, igualdad y fraternidad’.
No más privilegios por razón de sexo, religión, nacimiento, tradición, raza, o
lengua. Las corrientes intelectuales y activistas revolucionarios, socialistas,
comunistas, anarquistas, defendieron y lucharon por derribar fronteras. Marx y
Engels, en múltiples ocasiones celebraban los progresos en la creación del
estado italiano o el alemán ampliamente fragmentados en territorios autónomos.
La izquierda reaccionaria española pretende ir más atrás, busca raíces en
antiguos reinos que existían en aquellos años que llamaron Reconquista. Puesto
a buscar raíces, por qué no en los íberos y celtas -ahí las buscaron
intelectuales catalanistas para justificar su particularidad y derecho a su
nación y para explicar la guerra civil del 36-.
Puestos a escarbar consideremos que en la Península
vivieron pobladores de procedencias distintas desde hace 3.000 años, -Si
miramos Atapuerca desde mucho más atrás- J.
Vicens Vives en Aproximación a la Historia de España, 7ª edición de 1970, reseña
la cohabitación de pueblos: indoeuropeos, argáricos, fenicios, -tartesios-,
helenos, iberos, celtas, celtíberos, cartagineses; y romanos que durante
cientos de años compartieron con pueblos germanos; francos, suevos, alanos,
visigodos. Y naturalmente, árabes –con sirios y bereberes- y godos; musulmanes
y cristianos, y sus mezclas mozárabes, convivieron cientos de años.
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