Hay diferencias, desavenencias y
rupturas en Podemos; lo cual era previsible: por la composición de aluvión de
múltiples y diversos grupos e individuos, por la velocidad con la que se han
movido desde sus inicios, por la complejidad y diversidad de los problemas
internos que tenían que resolver hasta lograr una estructura y organización
tipo partido…
Lo fundamental para explicar lo que
ocurre es mirar al interior, las contradicciones internas, y apartar la idea de
conspiración externa que explicaría muy poco sobre las dimisiones de
cargos/representantes en diversos lugares o la destitución de jerarquías
centrales. Sin duda habrá intentos de minarlos, de emponzoñar a sus líderes,
etc. lo cual es algo bastante habitual en todo momento, en todas latitudes y
hacia todos los partidos; las listas de informaciones ciertas o falsas que
puedan debilitar a enemigos y adversarios actuales o futuros han existido
siempre, pero no suelen ser determinantes como explicación de lo que ocurre.
El problema es que embates críticos utilizados por militantes con exceso de cariño que sobredimensionan su
importancia, perjudican a la propia organización que dicen proteger al utilizan
como justificación de todo cuanto sucede tratando así de tapar los verdaderos
problemas cuyas soluciones se enquistarán dificultando encontrar salidas
adecuadas. Ejemplos de estos comportamientos actuales en Podemos, los podemos
encontrar en el PP, en IU y en el PSOE, cuyos síntomas de agotamiento eran
visible desde hace años sin que fueran afrontados. Relacionado con el asunto vuelvo a publicar un post del 13 de febrero de 2015.
A vueltas con los
conflictos, uno se divide en dos
Podemos es el revulsivo político
del momento, solo con ello ya habría logrado un gran papel en los tiempos que
corren ya que muchos se están moviendo a partir de su irrupción en la vida
política; las encuestas podrían indicar que consolidan la fuerza de la
indignación. Ya veremos de cara a las elecciones futuras en qué se concreta
este revoltijo que se está creando entre IU, PSOE
y Podemos, y como afectaría a UPyD, Ciudadanos, nacionalistas varios, Equo, de
los que desconocemos cómo y cuándo romperán su adormecimiento actual, y
esperemos ver la reacción del PP.
Difícil
sería que Podemos mantuviera la preeminencia que reflejan algunas encuestas de
finales 2014 y comienzos 2015, tampoco sería extraño ver resultados electorales
por debajo de estas enormes expectativas, los datos resaltan a su favor: estabilidad
mantenida durante meses en los apoyos, distribuidos por todos los territorios
autonómicos, mayor en los sectores jóvenes, mayor en los núcleos urbanos
grandes, con fuerte apoyo en izquierda, centro izquierda y centro derecha,
-apoyos por la derecha empiezan a bascular hacia Ciudadanos- los simpatizantes
tienen alto nivel de estudios, los apoyos que se incorporan procedentes de la
abstención, de antiguos votantes de IU y del PSOE fundamentalmente, y en menor
medida de otras formaciones,… pero los datos también comienzan a dar síntomas
de cierto cansancio o desgaste entre sus bases sociales, posiblemente influidos
por conflictos internos y por movimientos en otros partidos, y en el resto de
posibles electores aumentan aquellos que nunca los votarían. Así que dos
problemáticas se abren:
1)
Por ellos mismos, lo interno. Sus errores y miserias irán saliendo, como las de
otros. Empezarán a lanzar propuestas, necesitan un programa creíble de
soluciones concretas… y entonces dejarán de ser inmaculados, ya no servirá como
valor supremo de unidad ir a la contra, el programa se mirará con lupa,
-discusión sobre costes, posibilidades, resultados y alternativas-. Empezarán a
funcionar como organización, discutirán la concreción de cada alternativa y mostrará
vencedores y derrotados y eso desgasta, comporta roces, diferencias, habrá
gente que se quedará descolgada antes de las elecciones. El desgaste normal de
la actividad política sucede siempre que se propone alguna salida concreta porque
nunca puede satisfacer por igual los intereses de todos los colectivos
afectados, las bondades para unos perjudicarán a otros.
Un
ejemplo se aprecia en propuestas como la jubilación a los 60 años –al margen de
su posibilidad o no, aquí interesa en cuanto contradicción que enfrentará
intereses- La lucha generacional es uno de los grandes conflictos europeos de
intereses que tienen que afrontar los partidos, el diferente nivel de esfuerzo
público dedicado a juventud o vejez es un nuevo campo de batalla, que incluye
la capacidad de unos u otros para influir políticamente dependiendo de su
inserción social. Adelantar la jubilación permite abrir el mercado de trabajo y
la sociedad para los jóvenes, pero expulsa a los mayores, lo cual empezamos a
ver ya en las direcciones de empresas, instituciones y partidos políticos, este
es un nuevo frente de intereses diversos y contradictorios, difíciles de
encajar en la vieja idea de alternativas beneficiosas para todos.
2)
Por los otros, lo externo. Puede frenar su empuje reciente al empezar a
configurarse la respuesta de los otros competidores, principalmente PSOE e IU,
aparentemente a día de hoy con mejores perspectivas para los socialistas en
cuanto a ser opción de contraste con Podemos, y menores para los comunistas que
podrían llegar hasta a desaparecer; ya veremos la capacidad de respuesta de IU,
organización algo anticuada, con historia de 35 años y militancia probada e
insertada en los movimientos sociales. La gente comprobará que algunas de las
propuestas de Podemos serán similares a las de IU y PSOE.
Otro
aspecto de la influencia externa que puede frenar su ascenso será el miedo, a
que ganen ellos y más fuerte, a que ganen los otros, miedo a que su fuerza sea
insuficiente para detener el desastre. El PP podría ganar las elecciones, entre
otras cuestiones por la dispersión el voto de izquierdas y centro, así muchos indecisos
ante una nueva victoria derechista podrían reconsiderar no tanto su simpatía,
cuanto el voto, -evitar el efecto cuña que beneficia al PP-, no sería extraño que la
proximidad electoral volviera a considerar voto útil el que impida ganar al PP,
siempre que los partidos tradicionales despertaran de su letargo modificando
comportamientos.
Los
problemas externos de Podemos para crecer, consolidarse y conquistar el
gobierno, en gran parte son los mismos que tienen las izquierdas en general. Se
enfrentan a cuestiones que atenazan la socialdemocracia europea en particular o
a cualquier gran partido progresista que pretenda aglutinar la mayoría de
intereses sociales en liza. Para transformar la sociedad, regenerar la
democracia, modificar la ley electoral, las instituciones, los comportamientos
económicos y orientaciones sociales, reducir el aumento de las desigualdades…
-los desahucios se siguen produciendo a pesar de ser uno de los movimientos más
destacado de los últimos años- no son suficientes las manifestaciones y las
huelgas para cambiar ampliamente muchas cosas. Es necesario poder parlamentario
y parcelas de gobierno, y para lograr ese objetivo son necesarios millones de
votos. Con un hándicap añadido, el sistema electoral prima la concentración del
voto, fundamentalmente por la circunscripción provincial y el número de
candidatos, cuestión resuelta en la derecha y nacionalismo; el sistema al
tiempo penaliza la dispersión, típica cuestión del resto de opciones
progresistas y centristas. La batalla entre PSOE y Podemos será encarnizada,
repartiéndose los votos, permitiendo sacar mayor provecho a la concentración de
voto provincial al PP que obteniendo el mismo número de votos obtendrá una
cifra muy superior de diputados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario