El 28/06/2015 a cuenta de la convocatoria del referéndum griego, escribí el siguiente post, con él pretendía introducir la variable de contradicciones internas como el aspecto determinante para comprender las decisiones de Tsipras. Sin duda la relación con la eurozona tenía un peso muy importante en lo que ocurría en Grecia, pero también sin duda, los pasos de Tsipras no podían explicarse sin entender la mezcla del gobierno griego y la complejidad de Syriza, una formación compuesta de diversos grupos, al estilo de IU, con opciones estratégicas mas diversas y con muy inferior práctica común estable a lo largo del tiempo, en esto similar a Podemos, lo que hacía Syriza mucho más quebradiza e inestable enfrentada a gravísimas decisiones que inevitablemente romperían sus promesas.
Insisto en el texto del 28/06, porque en el mencionaba una de las contradicciones de algunos de los integrantes, relacionada con la supuesta soberanía, independencia o autonomía, dentro o fuera de la eurozona, salir lo defienden algunas fuerzas de extrema izquierda y también algunas de extrema derecha griega, -igual en España-. Al tiempo de recoger la situación de Tsipras para salir del embrollo entre lo prometido y las posibilidades, entre la realidad soñada y la realidad soportada que necesitaría de una nueva confirmación, opción de confianza y nuevas elecciones. La disparidad de rechazar negociaciones por los mismos que las deben gestionar, tiene que ver con ese referéndum, que votaron SI una mayoría de griegos que quieren seguir en la eurozona y votaron NO, también una mayoría que quieren seguir en la eurozona, junto con otros grupos que pretenden instaurar el dracma.
Un referéndum no salvará Grecia de la
quiebra, ni limitará el hambre ni el paro juvenil, ni la hará más competitiva
en sus relaciones internacionales, un referéndum no aumentará los puestos de
trabajo, ni permitirá mantener el pago de las pensiones, la sanidad, educación…
tampoco ayudará a encontrar financiación en los mercados internacionales para
seguir sorteando los déficit, incluso aunque no pagaran intereses por la deuda…
Pero Tsipras parece necesitarlo, está en
un callejón sin salida, incluso podría tratarse de un último golpe sobre la
mesa negociadora para forzar un acuerdo in extremis, aunque le costara el
gobierno caso de echarse para atrás. A pesar del acercamiento político al que
se había llegado en las negociaciones del día 22, que se aproximaron todavía
más el día 25, nadie de Syriza en su sano juicio tomaría la decisión de
comprometerse a un acuerdo. El conglomerado de fuerzas que componen Syriza hace
prácticamente inviable la toma de una decisión favorable relacionada con las
negociaciones, que al fin y al cabo trastocan bastante de lo defendido en
campaña electoral, ello impulsaría un estallido de la coalición en la que hay
diversas fuerzas que desde hace tiempo defienden la salida del euro, defienden
la negativa a pagar la deuda con la vuelta al dracma y comenzar desde cero. Eso
dentro de la coalición, pero fuera, hay otras diferentes fuerzas de apoyo y de
rechazo, como mostraron las dos manifestaciones masivas y contrapuestas de la
semana pasada, que podrían variar sensiblemente los apoyos parlamentarios de
hoy día.
Con o sin referéndum, con acuerdos o sin
ellos, dentro de la eurozona o fuera, país quebrado o sujetado por ayudas
europeas, Grecia tendrá que acometer un enorme plan de reformas profundas que
será imposible pueda realizar Syriza o cualquier otra fuerza política por sí
sola, porque supondrá poner el país patas arriba unos cuantos años con un
desgaste brutal hacia quien gobierne. De ahí la propuesta de algunos sectores
para formar un gobierno de coalición que pudiera acometer las reformas
necesarias.
Un referéndum no dará mayor autonomía a
los gobiernos griegos, no dará mayor independencia al pueblo griego. Este es el
fondo de la discusión, la ilusión de la soberanía nacional en el mundo de hoy
que sigue estando prendida con alfileres en los sueños de mucha gente a ambos
lados del espectro ideológico. Quedar fuera de las instituciones colectivas
europeas, salirse de los pactos, separarse de aliados no deja mayor libertad
para afrontar los problemas que tendrán que resolver. La ilusión es mandar al
sistema a tomar por saco, pero ¿y luego, como se sustituye hoy y aquí?
Los conglomerados europeos son muy
grandes para intervenir sobre ellos y atraerlos hacia las propias posturas, lo
cual lleva a creer a algunas personas y grupos políticos, que fuera de
coaliciones de países, mantendrán la soberanía nacional, creen que estando
solos, la autarquía dará mayor autonomía a las actuaciones políticas, al poder
actuar en una unidad menor. Argumentación similar a los nacionalismos modernos,
creen tener independencia al actuar en unidades menores, creen poder decidir
con mayor libertad en clanes, en unidades nacionales pequeñas. Por eso el
manotazo sobre la mesa de Tsipras abandonando la negociación, en la coalición
muchos creen que los únicos culpables de los problemas griegos son los otros,
el enemigo externo, y que lejos de ellos encontrarán caminos.
El debate tiene abiertas muchas puertas,
dado que las corporaciones se han hecho gigantes incontrolables, actuemos sobre
lo pequeño, dado que los gobiernos en ocasiones son aliados, o están a sueldo
de las grandes corporaciones, actuemos desde movimientos sociales y ONG para
exigir a los grandes… pero las grandes corporaciones no se desvanecen por salirse
del euro, grandes corporaciones y el espíritu de Davos, los mercados
globalizados, está tan dentro de Europa como fuera, en Rusia y China, en todo
el planeta Tierra. Y las ONG y los movimientos sociales no gobiernan tanto como
los gobiernos, no toman decisiones modificando leyes y tratados de naciones, no
son partidos políticos que pueden influir en las instituciones europeas durante
las negociaciones de cuatro meses. En suma, las ONG no son elegidas en
elecciones generales como lo fue Syriza, con un 36% de votos, por un pueblo que
en un 75% quería permanecer dentro del euro. Y fue elegida para decidir, para
resolver problemas, pero fueron elegidos con un programa que contradice la
realidad de los acuerdos logrados hasta ayer.
Pero en el caso de Grecia en concreto,
fuera de la eurozona, ni siquiera un referéndum acercaría la posibilidad de
mayores facilidades para crecer, que dependerán de la financiación que tendrían
que lograr en los mercados internacionales, crecimiento que dependería también
de la presión globalizadora, un mundo abierto y volátil en el que la
competitividad internacional ejerce presiones sobre las facilidades para
fabricar, comprar y vender. ¿Acaso creen que Rusia o China, daría mayores
facilidades financieras y comerciales, sin pedir parte de la independencia
griega a cambio? Y bajo ello, la austeridad insoportable que no resuelve nada
para Grecia ni para Europa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario