Vivimos en una sociedad plagada de enfermos, personas que disculpan, incluso aplauden la violencia, la de sus equipos, la de sus correligionarios, la de sus cabrones.
Siempre
han existido psicópatas, y violentos, los que enredan porque no saben hacer
otra cosa. El problema ahora es que se ven mucho más que antes, las redes
sociales han elevado a categoría, lo que antes podía ser anécdota, han agravado
el problema social extendiendo un clima de violencia que está haciendo
insoportable la convivencia.
Hoy
toca hablar sobre las últimas manifestaciones de violencia, las amenazas de
muerte a personal del gobierno utilizando mensajes y munición de rifles de
asalto, fácilmente conseguible en las inmediaciones militares. El mismo día, o
al siguiente, se empieza a difundir por algunas personas la teoría de que se
trata de un montaje, las pruebas no se aportan, como es costumbre.
Para
considerar que las amenazas fueran reales, se aportan pruebas como los mensajes
escritos, las balas, los sobres, matasellos, recibidos por los tres amenazados.
Y las denuncias efectuadas a la policía, para que investigue y proteja. Las
pruebas se sustentan además en el pasado reciente. El miedo de esas personas al
daño hacia sus familias, se basa en amenazas anteriores, manifestaciones de
grupos de militares afirmando querer matar a millones de españoles, apoyadas, o
comprendidas por VOX. Amenazas en las redes sociales, amenazas en los
parlamentos…
La
cuestión planteada puede tener varios aspectos a considerar: Uno de ellos es el
de la veracidad o no de las amenazas en concreto difundidas ahora. Otro el de
considerar deleznable ese tipo de amenazas, fueran realizadas por unos u otros
y el de la parafernalia de justificaciones y comentarios en torno a las mismas pretendiendo
justificarlas porque aquellos otros dijeron en su día…
Verdad
o mentira, la experiencia española es rica en estas historias. ETA y su
entorno, hacían cosas muy parecidas, amenazaba de forma similar y su entorno
trataba de justificarlo con apelaciones de todo tipo. El independentismo
catalán actúa de forma similar, -con menos muertos que ETA- amenaza, pone en la
diana, y ataca a todo disidente molesto, con un corro de justificadores, ambos
quieren expulsar del territorio a sus enemigos. Ambos casos condenables, sin
más. No se equivoquen condenar no es decir luego de una frase de condeno, pero…,
porque eso no es condenar, es justificar lo ocurrido con esa supuesta
correlación con lo sucedido en otros momentos, lo cual realmente añade gasolina
al fuego.
Ni
la actuación de ETA, ni la del independentismo, ni la de los ultras, pueden
elegirse como justificables, todas son formas similares de fascistización, ambas
crean un caldo de cultivo social propicio a la violencia a la aniquilación del
contrario, ambas niegan valores éticos de respeto y convivencia democrática en
libertad, niegan el respeto a la diversidad, a la vida, a la libertad e
igualdad a la fraternidad.
Resulta
deleznable que individuos que criminalizaban los comportamientos del
independentismo catalán, acepten como buenos los comportamientos actuales que
justifican amenazas de muerte, y para esto, igual da que sean ciertas o falsas.
Se aceptan, o no, esos comportamientos, se los quita importancia, se los
ningunea o por el contrario se consideran horribles en esta sociedad
democrática.
El
comportamiento de los ultranacionalistas etarras, catalanes o españolistas,
antes de las amenazas directas de muerte, tiene muchas similitudes, consideran
que este país es suyo, les pertenece por herencia divina, y el resto de
convivientes están aquí de prestado, por eso luchan por expulsarlos de su país,
creen que el resto de gente si tiene cargos o puestos de relevancia son
ilegítimos, se los han arrebatado porque eran de su propiedad. Criminalizan al
contrario, para deshumanizarlo, lo convierten en animal, para que se les pueda
hacer daño sin cargar la conciencia. Esto no tienen que hacerlo directamente
los asesinos, sino usted y usted, sus amigos, aquellos que banalizan la
violencia.
Lo
peligroso del momento actual es que muchas personas de las que te rodean,
vecinos, antiguos compañeros de trabajo, fruteros, coleguillas de barrio,
compradores en las colas del mercado… muchas de esas personas están
justificando amenazas de muerte, efectuadas por quien fuera, cuando para una
postura ética debería ser igual, y no queda perdonado justificarlas porque sus
receptores han sido, o son, o porque hicieron o dijeron tal cosa… lo peligroso
del momento es que la fascistización se extiende por Madrid, como antes lo hizo
por Euskadi y Cataluña, se extiende entre amplios grupos de personas, periodistas
o políticos, entre intelectuales, entre jóvenes y viejos, mujeres y hombres. Y
las redes sociales difunden la fascistización.
No
se trata de que militantes cualificados de Vox hayan realizado directamente
esas amenazas con las balas, probablemente eso no ocurrió, pero su apoyo
ideológico, y su proceder mediático, difundiendo el odio dan suficiente cobertura
para ese tipo de acciones a personas predispuestas a ello.
PD: Otra teoría conspiranoica.
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