Continuación. Lo que muestra
la caída de peso de las huelgas.
5.-
El papel de internet y las redes sociales, es diverso y presenta dos caras. Por
un lado, abre bastantes puertas al margen de los poderes tradicionales, -no
solo gobiernos y poderes económicos, también los tradicionales de partidos y
élites…- permite a los individuos aislados u organizados, una rápida conexión y
gran comunicación de ideas, convocatorias e imágenes, facilita el acceso a la mayor información que
haya existido nunca, -hasta el punto de ocultar lo importante por aplastamiento
de cantidad y diversidad y por tanto generar un problema nuevo en la selección
y búsqueda de lo útil-.
Internet
posibilita la incorporación de millones de personas a movilizarse, al margen de
su encuadramiento en movimientos ya existentes, ONG’s, partidos y sindicatos
tradicionales, permite la transversalidad en la movilización por cuestiones
concretas sin necesidad de encuadramiento global previo, -militantes de
partidos distintos, activistas con bases programáticas diferentes, se unen en los
movimientos árabes, el 15-M, etc.- y al facilitar la inmediatez en la transmisión
deliberativa y toma de decisiones, abre una real posibilidad de mayor y mejor participación
social entre representados y representantes, entre consumidores y empresas, entre
individuos y grupos, entre diversos grupos, etc.
Pero
internet y las redes sociales también impulsan otros aspectos de relación no
tan positivos, que giran en torno a la entronización de la superficialidad como
norma de conducta supuestamente válida para atacar a los poderes, llegando a
entronizar en millones de mentes una supuesta facilidad para iniciar la revolución, fundamentada en la
tecnología, en vez de en las luchas de los seres humanos quienes se valen de
los medios a su alcance en cada momento. La tecnología será al fin y al cabo un
medio, en manos de los movimientos sociales podrá ser una herramienta poderosa,
siempre que existan los activistas políticos.
Una
derivada de la complacencia social a que hacía mención anteriormente, aparece
en la aceptación masiva que tienen las nuevas formas de protestas blandas, ‘suavecitas’,
que tienden a ser percibidas como suficientes para calmar millones de
conciencias y sustitutorias de otras formas de presión y manifestación
utilizadas hasta hace poco. Las redes sociales tienden a engañar respecto al poder transformador de los poderes económicos y
políticos al sustituir formas de presión que requieren esfuerzo y provocan
enfrentamientos y riesgos, por las modernas formas blandas que difunden, en
muchos casos cuasi juegos, y que todo el mundo acepta por su facilidad y poco
riesgo, incluidas las grandes corporaciones causantes de gran parte de los
problemas que se quieren resolver con
apretar un botón, mandar un mensaje, apagar la luz, etc. etc.
En
los casos conocidos, por ejemplo, la primavera árabe, tiende a magnificarse el
papel de las nuevas tecnologías en cuanto a comunicación y convocatoria. Al
poner tanta luz sobre este aspecto ciega el papel que representan las bases
reales sobre las que se asentaron las revueltas, los movimientos físicos de
miles de personas, cuya resistencia durante bastante tiempo, peleas,
manifestaciones, luchas callejeras, reuniones y organizaciones de grupos antes
de la primavera, que provocaron innumerables muertes, represión, torturas,… fueron imprescindibles para que posteriormente con
internet tomaran una nueva forma en Túnez.
Las
luchas por concretas necesidades vitales y falta de derechos, contra injusticias,
explotación y represión, de cualquier movimiento individual y colectivo habrán de
salir a las calles, y supone siempre un enfrentamiento con los poderes y nunca
una fiesta. En el mundo occidental gran parte de las protestas vinculadas a
redes sociales contienen un marcado carácter festivo y facilón, difícil de ver en los países árabes y emergentes, en donde
los muertos, torturas y las cárceles han rodeado sus protestas antes de ser
difundidas por los medios a raíz de la primavera árabe con excesiva luz en lo nuevo
oscureciendo los tradicionales riesgos de las luchas.
Puede
encontrar más sobre el asunto en mi trabajo ‘’El poder y las redes sociales’’
La imagen inicial de la Plaza Tahrir procede de fotos.lainformacion.com